Cambio climático
El calor, la sequía y el recorte del Tajo-Segura arruina a la agricultura
El cambio climático, con altas temperaturas y fuertes lluvias a destiempo, alteran los ciclos de las cosechas de frutas y hortalizas y merman la producción
Las altísimas temperaturas que se están registrando durante todo el verano en la Comunidad Valenciana y en toda España están arrasando las cosechas de frutas y hortalizas; es decir, las plantas que se cultivan a pleno cielo.
Cuatro olas de calor consecutivas apenas han dado y siguen sin dar tregua para que el campo respire, alterando por completo el ciclo de las cosechas. «Este año se puede hablar de una gran ola de calor continua con temperaturas de 28, 30 y 31 grados, algo que para es muy perjudicial para la agricultura», explicó José Vicente Andreu, presidente de la Asociación de Agraria de Jóvenes Agricultores de Alicante, Asaja.
En el caso de los cítricos, el calor perjudica tanto a la cantidad como a la calidad de los frutos, por lo que los limones nacen con un calibre inferior al normal, añade Andreu. Al ser cítricos de segunda categoría, el agricultor obtiene menos beneficio en su comercialización. «Hasta mitad de julio, la cosecha de cítricos iba muy bien, pero de mitad de julio a mitad de agosto ha sido desastrosa porque las frutas estresan, y los limones son de menor calibre”, agrega.
«Si la planta se deshidrata se cierra la hoja para proteger el fruto, se bloquea y no hace la fotosíntesis y, por tanto, no engorda la fruta”, puntualiza.
Escasez de precipitaciones
Como consecuencia del cambio climático, el calor este año ha llegado antes de tiempo, en concreto, en marzo. Entonces, los técnicos de Asaja de Alicante ya alertaron de que las temperaturas extremas, condicionarían la campaña de cítricos. A ello se une que de abril de 2022 a abril de 2023 prácticamente no llovió nada en la provincia de Alicante. Para que florezcan los árboles es necesario un clima húmedo y fresco al inicio de la primavera; algo que no este año no se ha dado.
«Las olas de calor -explicó Andreu- afectan a árboles frutales, al olivar y a las hortalizas, es decir, a las plantas que se cultivan a pleno cielo y a pleno sol».
En el caso de las alcachofas, agrega, el cultivo se resiente porque, cuando la planta aún no ha echado raíces y, por tanto, no puede absorber el agua del subsuelo, si llega una ola de calor extremo, se seca y muere. «Si en una hortaliza de invierno como la alcachofa, que se siembra a primeros de julio, se retrasa la plantación, la recolección también se retrasa, en concreto, del mes de octubre a mitad de noviembre y diciembre; algo que hará que sean más caras», aclaró. En cuanto los cítricos, el sur de la provincia de Alicante, en la zona riego que depende del trasvase Tajo-Segura, la cosecha de 2023 puede disminuir de los 900.000 toneladas anuales a 750.000 toneladas. “Hay que tener en cuenta que ya se ha ejecutado el recorte del trasvase y se reciben 15 hectómetros cúbicos en vez de los 20 que se deberían recibir», puntualizó.
Tan malo es el calor a destiempo como la lluvia a destiempo; de ahí que este verano haya disminuido la producción de melones y sandías, con el consiguiente aumento de precios. Al ser plantas que florecen en mayo y llover ese es en exceso, algunas florecieron, y por tanto, no dieron su fruto.
Así las cosas, y mientras el campo se adapta al cambio climático, las plantas que se cultivan a cielo abierto siguen estresadas.
✕
Accede a tu cuenta para comentar