Agricultura
El cambio climático alienta el abandono de cultivos en la Comunidad Valenciana
La región perdió otras 2.000 hectáreas durante el año 2023
La sequia, las granizadas y el calor extremo ocasionaron pérdidas de 170 millones de euros en la agricultura valenciana durante el año pasado, una cifra que, aunque es muy inferior a la del año anterior, va a ir incrementándose a lo largo de los próximos años si no se adoptan medidas. Así lo ha explicado hoy el presidente de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA), Cristóbal Aguado, durante la presentación del balance del sector en 2023. Aguado ha criticado que en la Comunidad Valenciana y en la cuenca del Mediterráneo no se hayan copiado modelos de otros países, como Israel, para poder aprovechar «cada gota de lluvia de cae» y ha exigido al Gobierno central que aumente las coberturas de los seguros agrarios para cubrir los daños por inclemencias climáticas.
En este sentido, ha augurado un «muy mal año» si no llueve de manera inmediata, ya que «enero y febrero son meses cruciales» para las cosechas y «las lluvias de marzo son muy complicadas». Las previsiones de empeoramiento de esta situación, junto a la nueva normativa europea, especialmente el cuaderno digital, provocarán un aumento del abandono de campos de cultivo en la Comunitat Valenciana durante los próximos dos años, ha asegurado Aguado. En 2023 el abandono de tierras ascendió a 2.000 hectáreas, una cifra que, aunque es inferior a la de 2022, no deja de ser preocupante y se suma a la de años anteriores. Además, ha recordado el líder agrario, la media de edad de los agricultores valencianos es de 65 años, y la falta de relevo generacional es acuciante.
400 millones de pérdidas
El cómputo global de pérdidas en el campo valenciano durante el año pasado asciende, según la organización agraria, a 400 millones de euros, en los que se contabilizan las mermas de cosecha, los costes de producción, la competencia desleal de las importaciones, las plagas, los daños de la fauna y los robos.
Además, ha señalado, en un contexto de inflación, donde los precios de los alimentos sufrieron un incremento interanual del 9 por ciento, la subida generalizada de las cotizaciones a pie de campo no permitieron en la mayoría de los casos compensar la bajada de producción y, además, cubrir los costes de producción, un 30 por ciento más altos que antes de la guerra. Con este escenario, ha asegurado que la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) aprobada por el Gobierno, puede repercutir de manera negativa en el campo, donde equivaldrá a menos empleo.
Por lo que respecta a las plagas, otro de los grandes problemas del sector, ha recordado que este año ha irrumpido la enfermedad hemorrágica que afecta a las vacas y que constituye un «problemón», aunque alerta de que lo verdaderamente preocupante es la posible presencia del vector HLB asiático en Italia. «Sería la ruina total del principal cultivo de la Comunitat Valenciana, los cítricos».
Por otra parte, la superpoblación de fauna salvaje, sobre todo de jabalíes, disparó los daños agrarios hasta los 50 millones, un 25 por ciento más, y la escalada de robos de naranjas en la campaña citrícola aumentó las pérdidas a 30 millones, en «un año negro» de sustracciones de cosechas, maquinaria e instalaciones de riego.
Sobre la PAC, AVA participó en una concentración frente a un acto de Agroseguro en El Puig (Valencia), en protestas apícolas, contra el justiprecio de expropiaciones y ante la cumbre de ministros de comercio de la UE en la ciudad de Valencia.
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