Opinión | A través del espejo
Fallas 2024: Polares VIP y balcón fallero (o al revés)
Cómo pude sobrevivir a las "despertás" de los 90 donde se vestía blusón y se tiraban "trons de bac"
Tan convencida estoy de que los temas que irrumpieron en la actualidad en los días previos a la semana grande de las Fallas van a dar mucho de sí, que me he decidido a abordar en esta columna asuntos mucho más mundanos que los que miran directamente a Madrid o Cataluña.
No he podido resistir la tentación de mirar a las Fallas. Esas fiestas, las más buscadas en Google, han experimentado mutaciones sorprendentes. Me centraré en dos. Los polares falleros y los balcones VIP. O al revés. Porque también se podría decir los polares VIP y los balcones falleros.
Me pregunto cómo pude sobrevivir en los 90 cuando bajaba al casal -sin forro polar- a las 7.30 de la mañana a recoger mi caja de «trons de bac» para la «despertà». Del frío que hacía entonces, ni hablamos. Debía ser la juventud la que nos permitía lucir blusón (negro) y pañuelo (imprescindible para cubrir la cara con las piedras que saltaban) sin tener que vestir ese forro con el escudo de la comisión y, por supuesto, con el nombre del portador. En los últimos años ha irrumpido con fuerza la versión anorak. Son prendas de uso exclusivo para falleros y que alguien hasta pensará que tiene tanta tradición como el traje de «saragüell».
También para «very important people» son los balcones desde los que sí o sí, se tienen que ver las mascletás para que quede claro que no eres un cualquiera. O subes una foto con vistas a la plaza del Ayuntamiento o mejor no cuentes que has ido.
Lo más «top» es tener la suficiente influencia para que alguien te invite. Ahí queda claro que eres alguien en la ciudad. La siguiente opción es que te puedas gastar los 60 euros que cobran por verla desde un balcón de la plaza. Que cada uno se gasta el dinero en lo que quiere y que si existe el negocio es porque hay demanda, pero no puedo dejar de preguntarme en qué momento esto se convirtió en una necesidad.
Que la mascletá ya está pagada y que con unas papas y gafas de sol, la espera en la calle es lo más.
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