
Ganadería
La guerra de Ucrania acaba con la mitad de las explotaciones de caprino de leche valencianas
La jubilación sin relevo de los pastores ha sido otro factor determinante

Enrique López es un pastor con un rebaño modesto de 150 cabras de la raza murciano granadina de la localidad de Sot de Ferrer (Castellón). Junto a su mujer y sus dos hijos, recientemente se han «reinventado» y han fundado la Quesería Serbogar que abastece a tiendas minoristas de Sagunto, Vall d’Uixò, Jérica o Segorbe, entre otras localidades de la zona. La leche de sus cabras ya no les daba para vivir y han tenido que recurrir al valor añadido de la producción de quesos y yogures para buscar la rentabilidad que la leche de cabra ha perdido.

«Yo he tenido la suerte de que toda mi familia nos estamos dedicando a esto y con cuatro personas somos suficientes para sacar la empresa adelante», pero explica que otros no pueden porque están solos: «la ganadería ovina y caprina para la producción de leche es muy esclava, hay que ordenar todos los días. Hace once años que no tengo vacaciones». Muchos pastores se han jubilado en los últimos años y no ha habido relevo.
«Es muy esclavo. He visto a muchos que se han metido y al poco tiempo lo han dejado»
Y la guerra de Ucrania ha sido la puntilla definitiva. «El precio de la alimentación de las cabras no para de subir, sin embargo, el precio de la leche está estancado».
Además, explica a LA RAZÓN que el alimento de la oveja de leche es más caro que el de la de carne: «la cabra de carne la sacas a pastar y si hay buena hierba tienen bastante, a la de leche hay que añadirle un kilo y medio de cereal y un kilo de alfalfa cada día por cabeza de ganado».
Cuando estalló la guerra de Ucrania el kilo de cereal pasó de 30 céntimos a 50. «Íbamos en caída y el paracaídas se rompió», ejemplifica López.

Sin embargo, este pastor está contento con el cambio que ha dado su vida: «el producto de cabra y de oveja se busca mucho. Yo llevo un año trabajando en la quesería. Empecé con queso fresco, luego requesón, yogures y ahora queso».
Es escéptico con las ayudas de la PAC: «eso es pan para hoy y hambre para mañana. Aquí lo que ha de valer es el producto. Cuando te dan las ayudas es porque lo estás perdiendo por otro lado», y apostilla: «y luego está la picaresca de los que viven de las ayudas».
Y concluye casi con un alegato: «para mi ir a trabajar es como para otros ir a jugar a pádel, yo estoy mejor un domingo con mis cabras que en el bar».
Desde la Unió Llauradora i Ramadera denuncian que de 2020 a 2024 han desaparecido en la Comunitat Valenciana 61 explotaciones de ovino y caprino de leche, un 40 por ciento de estas, por lo que es necesario a juicio de la organización un mayor apoyo para el sector y salvar los proyectos actuales que todavía existen. Mientras en el año 2020 había 152 explotaciones, en 2024 apenas quedaban 91. En cuanto a plazas se han perdido en ese periodo un total de 31.480 ovejas y cabras de leche, un 35 por ciento.
Respecto al precio de la leche de oveja durante abril, se situó de media nacional en 1,202 euros por litro, lo que supone una bajada de 0,061 euros por litro respecto al mes anterior y un 21,08 por ciento inferior al precio de abril de 2024.
El precio en el caprino también bajó un 3,12 por ciento.
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