Cultura
Más de 100.000 visitas avalan ya al centro de arte Hortensia Herrero como icono cultural
El diario The New York Times incluyó este espacio cultural y su importante colección de obras como uno de los principales atractivos de Valencia
El Centro de Arte Hortensia Herrero de València celebra este sábado sus seis primeros meses de andadura con un gran éxito de público -más de 100.000 visitantes- y la aspiración de convertir a la ciudad en un referente cultural, igual que hace el Centro Botín en Santander o el Chillida Leku en Hernani.
El diario estadounidense The New York Times incluyó, el pasado mes de enero, este espacio cultural y su importante colección de obras internacionales como uno de los principales atractivos de la ciudad de València, el destino español que incluyó en su lista "52 Places to go", como lugares recomendados para visitar este año.
El centro de arte, ubicado en el remodelado -tras una inversión de 40 millones de euros- palacio de Valeriola, en pleno centro histórico, exhibe un centenar de obras de cerca de 50 artistas, entre ellos Andreas Gursky, Anselm Kiefer, Georg Baselitz, Anish Kapoor, Mat Collishaw, Cristina Iglesias, Manolo Valdés, Michal Rovner, Ann Veronica Janssens, Eduardo Chillida o Tony Cragg, de la colección privada de la mecenas valenciana Hortensia Herrero.
También de artistas valencianos como Juan Genovés, Andreu Alfaro, Antonio Girbés, Miquel Navarro y Elena del Rivero, que conviven con otros de renombre internacional como David Hockney, El Anatsui y Peter Halley, o los españoles Miquel Barceló, Blanca Muñoz, Julio González y Joan Miró.
Diálogo con la historia
Esta exposición dialoga con la historia de la ciudad y su patrimonio a través de la intervención arquitectónica -a cargo del estudio ERRE Arquitectura- en el Palacio de Valeriola, de estilo principalmente barroco con toques góticos, que se encontraba en ruinas.
Un equipo multidisciplinar -integrado por los arquitectos, miembros de la fundación y el asesoramiento artístico de Javier Molins- dio al edificio y sus salas expositivas una "coherencia" y un "hilo conductor", en el que las piezas seleccionadas encajan a la perfección en el espacio, explica a EFE la directora de la Fundación Hortensia Herrero, Alejandra Silvestre.
"Hemos viajado mucho, nos hemos inspirado en otros espacios, como los palacios venecianos que ahora se visten de gala en las bienales, pero haciéndolo a nuestra manera, a nuestro gusto", que le otorga su singularidad, asegura Silvestre.
Así, se diseñó un edificio "con sentido", formado por dos bloques, con un recorrido circular que evitara que los visitantes tuvieran que estar "subiendo y bajando", facilitado por una pasarela de conexión. Además, se han puesto en valor los materiales originales, como cerámica, vigas, ventanas y puertas, respetando la historia del edificio, de 3.500 metros cuadrados de superficie.
Durante el diseño del proyecto, recuerda Silvestre, se encontraron con seis "espacios muertos" que resolvieron con intervenciones específicas ('site-specifics') de los artistas Jaume Plensa, Tomás Saraceno, Sean Scully, Cristina Iglesias, Olafur Eliason y Mat Collishaw, que serán permanentes.
La directora de la fundación señala que tras cinco años de obras, a los que se suman los diez años creando la colección privada, "toca reposar y que la gente la disfrute", por lo que de momento no tienen intención de cambiar las obras expuestas y seguirán "fieles" a su esencia, con una representación de artistas del siglo XX y XXI y el hilo conductor de la "belleza" de las piezas, supervisada por la empresaria y mecenas Hortensia Herrero, propietaria de la colección.
Aunque rehuye de comparaciones con otros espacios de arte contemporáneo, ve similitudes con el Chillida Leku, en Hernani, o el Centro Botín, en Santander, en su apuesta por espacios "experienciales" y su origen familiar.
"Aspiramos a que el visitante no busque tanto un nombre como una sensación" satisfactoria y que "quiera repetir la experiencia porque sienta que le han quedado cosas pendientes", señala Silvestre.
"Al público local lo tenemos ganado", agradece la directora de la fundación, tras la respuesta en estos seis primeros meses, y en septiembre iniciarán visitas de grupos para centros educativos. Mientras tanto trabajan en esa "lluvia fina", creciendo "poco a poco" y de forma "consolidada", que permita su mayor difusión a nivel nacional e internacional.
La fundación, añade Silvestre, no pretende competir con el resto de espacios museísticos de la ciudad, con los que ha colaborado en la cesión de obras para exposiciones, sino complementarla y convertir entre todos a València en un referente cultural nacional e internacional.
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