Opinión
Morir el día de Reyes
No discuto que a veces los árboles no nos dejen ver el bosque, sí que se ponga el foco en el supuesto despiste de la señora que pasaba la tarde al sol con su marido, y a la que arrolló un tren
Las ciudades tienen fronteras físicas, como el cauce de un río, y fronteras psicológicas, esas que están en el imaginario colectivo. Sirva como ejemplo la calle Benito Pérez Galdós de Alicante; es un muro mental, claro está, y de ese punto hacia el Castillo de San Fernando, la ciudad es otra ciudad. Hay otras fronteras, las artificiales como es el caso del trazado ferroviario en el litoral sur, en el barrio de San Gabriel. Por ahí circulan los trenes de cercanías entre Alicante-Murcia y los de media distancia.
Esa zona constituía hace años las afueras de Alicante y, vuelvo a las fronteras mentales, nadie paseaba o acudía a la playa de San Gabriel, por definirla de alguna manera. Pero el tiempo pasó y la zona se integró plenamente en Alicante. Y esas vías que, hasta una servidora ha cruzado al bajar en el apeadero de cercanías, son un peligro en sí mismo.
Tanto es así que, con el súper anuncio sobre la mesa de que el Gobierno central va a desmantelar el trazado ferroviario de la costa, apostando, en su lugar, por la variante de Torrellano, falleció una mujer hace unos días. Acompañaba a su marido a pescar en una tarde fría y soleada el día de Reyes, cuando a las seis de la tarde la arrolló un tren. Me pregunto si esa muerte era evitable, cuando hace 20 años ya existía el proyecto de la variante de Torrellano; y los vecinos de San Gabriel lo demandan hace también muchos años.
Me pregunto también si, en tiempos de relatos desquiciados, era preciso un titular en prensa, matizando que la víctima “iba hablando por el móvil”.
No discuto que a veces los árboles no nos dejen ver el bosque, sí que se ponga el foco en el supuesto despiste de la señora que pasaba la tarde al sol con su marido, y a la que arrolló un tren. Pues eso, que esas vías, con móvil o sin él en la mano, son una trampa mortal y un muro para cruzar al mar.
Ojalá que hasta que se desmantelen no haya ningún muerto más. Y menos en Reyes.