Alemania

Alemania inicia la «nueva normalidad»

Merkel recuerda que la batalla contra el Covid-19 aún no está ganada después de que las autoridades reabran los comercio con una superficie inferior a 800 metros

Pasan dos minutos de las 10:30 de la mañana cuando, por fin, suena la campanilla que anuncia la apertura de la puerta. En otra circunstancia, no hubiera pasado media hora hasta que entrase la primera clienta en la tienda de moda de Petra Robben, pero ayer el tintineo puso la piel de gallina a su propietaria, no solo porque fuera la primera visita de este lunes por la mañana, sino por ser la primera compradora en cinco semanas. Tras una pequeña vuelta por los expositores, la clienta se lleva una falda.

Hasta ayer, la Breite Strasse de la ciudad alemana de Mainz se tornó en una imagen triste e inanimada. Un fiel reflejo de la estampa que, como en medio mundo, ha recorrido buena parte de Alemania tras la decisión de cerrar tiendas y establecimientos, pero que ayer, y tras la decisión del Gobierno alemán de ordenar la reapertura de las medidas de restricción impuestas para luchar contra el coronavirus, tornó el ambiente de la calle en un propósito de cierta normalidad.

Petra Robben mostró una gran alegría por el hecho de que la clienta comprase la falda de inmediato, seguramente más que con las otras muchas faldas que vendió en su vida.

Como la tienda de Petra, a partir de ayer, los comercios alemanes con una superficie de hasta 800 metros cuadrados abrieron otra vez sus puertas en algunos Estados federados. Otros, en el marco del orden federal, tardarán un poco más. Y los colegios a partir de la próxima semana irán abriendo paulatinamente sus puertas, aunque con restricciones. La apertura se produce en medio de reservas por parte de quienes temen que se ponga en riesgo los avances logrados hasta ahora en la lucha contra el Covid-19, así como de críticas de quienes consideran que el primer paso hacia la normalización es demasiado tímido.

Angela Merkel expresó ayer su temor a que con el relajamiento de algunas medidas se cree una sensación de falsa seguridad que lleve a poner en peligro lo que se ha logrado. «Tengo la impresión de que desde el miércoles pasado se inició una discusión que sugiere una seguridad que todavía no existe», dijo la canciller. Merkel recordó en la misma comparecencia pública que la situación es engañosa porque las consecuencias de la apertura no se podrán evaluar antes de dos semanas, debido al tiempo de incubación de la enfermedad.

El primer ministro de Baviera, Markus Söder, también advirtió ayer de que, pese a los logros en la lucha contra la pandemia, el país todavía no está al otro lado y consideró que no se puede bajar la guardia. «Tal vez hemos superado lo peor, ojalá sea así, pero todavía no estamos al otro lado. Entiendo que haya quienes quieran ir más rápido, es algo humano e incluso simpático. Pero no debemos correr riesgos», advirtió el socialcristiano Söder.

La regla general es que los establecimientos comerciales de hasta 800 metros cuadrados pueden abrir sus puertas, aunque en ello hay diferencias entre los diversos estados federados. Así, las tiendas de bicicletas, las concesionarias de automóviles y las librerías, que solo estaban operativas en Berlín y Sajonia-Anhalt, también podrán abrir independientemente de su tamaño. En Renania del Norte-Westfalia se ha hecho una excepción, además, con respecto a las tiendas de muebles y en Baviera en lo referente a los negocios de jardinería. La manera como se llevarán a cabo las aperturas de las tiendas y el momento de las mismas es algo que es competencia de los 16 Estados federados.

La gran pregunta es la forma en la que los dueños de los comercios lograrán cumplir con ciertas exigencias de protección como el uso de mascarillas o el mantenimiento de las distancias.

Además, Merkel dejó claro que para que se abra más la vida social se requiere que cada cadena de contagios pueda ser reconstruida para hacerle frente y dijo que eso es algo que todavía no se ha logrado y para lo cual el sistema sanitario tiene que seguir trabajando. «Nada me gustaría tanto como decir que podemos volver a la absoluta normalidad. Pero tengo que advertir que ante esta apertura no nos podemos sentir en absoluta seguridad», manifestó la canciller.