Arqueología

150 años en 150 objetos

El Museo Arqueológico Nacional, coincidiendo con el aniversario del centro, repasa en «El poder del pasado» el último siglo y medio de la arqueología en España a través de piezas de todo tipo.

Enterramiento recreado en «El poder del pasado» para analizar la evolución de la arqueología
Enterramiento recreado en «El poder del pasado» para analizar la evolución de la arqueologíalarazon

El Museo Arqueológico Nacional, coincidiendo con el aniversario del centro, repasa en «El poder del pasado» el último siglo y medio de la arqueología en España a través de piezas de todo tipo.

Mientras en la ópera de París se estrenaba el «Don Carlo» de Verdi y el Imperio ruso y Estados Unidos negociaban la venta de Alaska por algo más de siete millones de dólares, en España el mes de marzo de 1867 se empleó para, entre otras cosas, firmar el Real Decreto que impulsaba la creación del Museo Arqueológico Nacional (MAN). La norma, publicada el día 21 en la «Gaceta de Madrid», además, servía para regular la red de museos provinciales –algunos ya existentes entonces– y reconocer la necesidad de formar un cuerpo específico para su gestión, que desembocaría meses más tarde en la Sección de Anticuarios, origen del actual Cuerpo Facultativo de Conservadores de Museos. Hasta entonces hay que remontarse para encontrar el origen de la muestra que presentó ayer el MAN, «El poder del pasado. 150 años de arqueología en España», «un homenaje a la historia y evolución de esta ciencia en la Península durante el último siglo y medio», presentan. Una empresa para la que se han valido de tantas piezas como años: «Cuando me propusieron comisariar una exposición que a través de 150 objetos mostrara 150 años de historia de la arqueología española, pensé que era un reto difícil», explicó Gonzalo Ruiz Zapatero, catedrático de Prehistoria en la Universidad Complutense de Madrid y comisario.

Con mayor o menor dificultad, el proyecto salió con objetos «de todo tipo», definía; de diferentes épocas y culturas: fósiles humanos, mosaicos, obras de arte, piezas de la vida cotidiana de la gente de la calle mezclados con otras que fueron creadas para ensalzar el poder y con otros que pertenecieron a reyes, ajuares funerarios e incluso una ley en bronce, la más antigua de España. Un catálogo que pone de relieve la suma de conocimientos con los que se ha ido configurando el pasado de España y cómo ha evolucionado la arqueología, y bajo la premisa de «no reunir las piezas, sino de contar la historia a través de ellas». Del trabajo solitario del anticuario a la tarea colectiva y específica de hoy. Se reúne así, «y, por primera vez en un único espacio, un conjunto de objetos históricos y artísticos tan relevantes dirigido a todo tipo de públicos», presentaban. «La arqueología de España, si demuestra algo, es la lección de considerar que la historia de cada uno –comentaba Ruiz Zapatero–, del país, de todo el planeta, está estrechamente interconectada. La arqueología de las etapas más lejanas nos enseña es a valorar la gran diversidad de la cultura humana».

Cráneos y coronas

Una memoria material del pasado que, en palabras de su responsable, «debería servir para que, de una forma libre, crítica y limpia, la ciudadanía pueda ser empoderada a través del conocimiento de su propia historia, de la verdadera historia, no de historias sesgadas». De esa forma, se han insertado las piezas en la narración de la evolución de la arqueología española que se cuenta a través de un cráneo íbero encontrado en 1904 en Santa Coloma de Gramanet, de la Dama oferente del Cerro de Los Santos o de la corona de Recesvinto. «Las piezas arqueológicas que hemos seleccionado transmiten, y de ahí el título de la muestra, una conexión real con el pasado. Los objetos son colectores de experiencias de gente del pasado, que los elaboró, los utilizó y los amortizó –puntualiza–. Se trata de entender el pasado como base fundamental de lo que somos hoy en día. El conjunto de patrimonio arqueológico es la memoria colectiva de todas las sociedades que han existido en nuestro país desde los tiempos de Atapuerca».

Se completa así un hilo argumental que recorre la historia de la arqueología española con los rasgos más sobresalientes de su institucionalización, el desarrollo de los métodos de trabajo de campo, las orientaciones teóricas y analíticas, las formas de escribir y representar gráficamente la arqueología y la manera en que todo ello fue divulgado, permeado y percibido por la sociedad de cada momento.