Javier Santamaría: “En España cada vez nos cuentan más películas”

Nadie duda de que el cine es una poderosa herramienta de comunicación. Pero pocos como Javier Santamaría defienden el papel que cumplen los cineastas a la hora de mejorar el mundo. Una labor grandilocuente con la que se siente totalmente comprometido este director de películas que preside la Asociación de Cine de Valores y Solidario, que hoy entrega los Premios Cygnus en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá. En la antesala de los Goya, los galardones rendirán un homenaje a las películas que buscan el bien común y defienden los derechos humanos. Porque, en su opinión, de eso se trata: de concatenar fotogramas para despedazar el mal.

–¿El cine debe tener valores?

–Desde mi punto de vista, siempre. Y el público necesita corroborarlo. Los cineastas estamos para construir un mundo mejor. Si no lo conseguimos, tendríamos que dedicarnos a otra cosa. Las películas deben aportar los valores que nos rodean, los más cotidianos y humanos.

–¿Y también tienen que ser solidarios?

–Deberían serlo para hacernos mejores personas. Y es que a veces dejamos mucho que desear.

–En líneas generales, ¿lo son?

–Depende. A veces resultan más sectoriales, pero normalmente hacen referencia a situaciones humanas. Y cuando implican a las personas, cuando se plasman problemas y soluciones, transmiten más.

–¿El mundo es solidario?

–Sí, lo demuestra el compromiso que parece adquirirse con el medio ambiente o con otros continentes más desfavorecidos.

–¿Cuál es el principal mal del egoísmo?

–El consumo desmesurado, que es una locura. Hemos alcanzado un punto en el que todo se tira, nada se arregla. Los cineastas deberíamos plantear la pregunta de hasta dónde vamos a llegar. Porque a lo mejor nos tendríamos que tirar a nosotros mismos. Deberíamos de empezar a poner límites.

–Pero, en realidad, ¿qué labor debe cumplir el cine en la sociedad?

–Si el cine no nos hace mejores personas, no vale para nada. Puede servir para estar una hora o dos entreteniéndonos. Sin embargo, si al final ese entretenimiento no nos ayuda a mejorar, estaríamos perdiendo el tiempo.

–Las películas más taquilleras, ¿nos mejoran como civilización?

–A veces sí. Mira «Campeones», a la que el año pasado le dimos un premio. El público cada vez es más inteligente a la hora de implicarse con los problemas que nos rodean. Es verdad que hay películas que sólo buscan entretener. Pero las que de verdad funcionan son las que empatizan con la gente.

–¿Qué características debe reunir una cinta para triunfar?

–Más allá de la búsqueda del bien común, contar con una buena banda sonora.

–¿Cómo valora la situación de la industria cinematográfica española?

–Muy floja en comparación con otros países, que cuentan con presupuestos mucho mayores. El cine hace marca España, pese a que aún estemos con tiranteces y reivindicaciones porque pensemos de manera diferente. Todo euro que se meta para potenciar el cine hace que nos vean más, que nos visiten más, que nos compren más… El cine es importantísimo para vender el país en el exterior.

–¿Existe un cierto complejo?

–Seguimos la máxima de que inventen los de fuera. No se trata solo de disponer del mejor producto sino de tener un formato detrás para venderlo. Y una película es un formato fantástico para comercializar ese producto en el extranjero.

–¿Qué película le hubiera gustado dirigir?

–Está por venir. Me apetece hacer una que estoy ahora guionizando. Aunque siempre con el foco puesto en el ser humano y en la intención de hacer mejores a las personas.

–Sus otras dos pasiones son la aviación y el submarinismo. Es decir, le gusta sobrevolar la tierra e ir bajo el agua. Nunca en suelo firme.

–(Risas) Sí, desde siempre. Tocar la naturaleza con mis manos es lo que más feliz me hace.

–¿La vida es una sucesión de fotogramas?

–Sin duda. Y el que quiera teledirigirla se ha equivocado. Que se haga de la NASA.

–En España, ¿nos cuentan muchas películas?

–Cada vez más. No hay que ser muy listo para darse cuenta.