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Memes y arte, humor para llevar el confinamiento

Durante este contexto de crisis pandémica, muchos son los montajes que circulan en redes sociales
larazon
La Razón

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No es lo mismo ser un “país de meme” que un “país de memes”. Aunque, según los días y los momentos, existen tentaciones de calificar a España como un “país de meme”, lo cierto y verdad es que somos fundamentalmente un “país de memes”. El sentido del humor es lo nuestro. Y ahora que hay mucho tiempo para pensar, la inventiva se ha desatado e inunda los whatsapp con crónicas hilarantes y delirantes del momento dramático que atravesamos. El meme hunde sus raíces en la “economía del reciclaje”, en el reaprovechamiento de imágenes y de conocimiento ya existente. Es un acto de apropiacionismo puro y duro, dirigido a revisitar lugares comunes desde una óptica diferente y disruptiva. Durante este contexto de crisis pandémica, muchos son los memes que circulan en redes sociales sobre aspectos de lo más variado. En ellos, se examina y se juzga hasta el más mínimo detalle de nuestro nuevo y excepcional comportamiento. El coronavirus le ha dado la vuelta –como si de un calcetín se tratara– a nuestra forma de vida. Y, entre todo este raudal de memes que circulan a gran velocidad en las aguas bravas de las redes sociales y que pretende explicar esta nueva e impactante realidad, existe una especie que ya merece ser considerada como un subgénero en sí misma: la que se vale de emblemáticas obras de la historia del arte para ofrecernos una divertida foto fija de la sociedad.
Cuando la historia del arte es “reciclada” para explicar el inédito universo del confinamiento, se producen una serie de reincidencias que marcan necesariamente la ruta de nuestra incursión en este fascinante mundo. Una de ellas es la idea de que “todos estamos encerrados, nadie queda fuera”. Este vaciamiento de los espacios públicos ha sido reflejado por el ingenio popular mediante un conjunto de míticos cuadros, a los que se les ha borrado las figuras que los protagonizaban. Es el escaso de “La última cena”, de Leonardo da Vinci; “Las meninas”, de Velázquez; o “El nacimiento de Venus”, de Botticelli. En todos estos casos se subraya la no comparecencia de sus personajes al espacio público y visible creado por el artista en la pintura.
Además de la ausencia, otro de los temas abordados por este tipo de memes es el de las medidas de seguridad tomadas para evitar el contagio. Destacado y ya célebre es el empleo de “La creación de Adán”, de Miguel Ángel, bien en la versión en que Dios y el primer hombre llevan enfundados unos guantes para evitar el contagio; o bien en la que se adjunta el comentario “Distancia de seguridad”. La ya icónica mascarilla –convertida en emblema casi bélico de estos tiempos de contagio– no ha dejado de ser incorporada a uno de los rostros más famosos de la historia: el de la “Gioconda”, de Leonardo. La imagen –de reminiscencias warholianas– adquiere si cabe una mayor resonancia “pop” por el añadido de una cerveza Corona, la cual es degustada con una pajita. Los creadores de memes no se han olvidado tampoco del gel hidroalcohólico, el cual es sostenido por el angelillo de un retablo barroco en señal de ofrecimiento.
Mención aparte merecen los comportamientos desproporcionados que se derivan de la histeria colectiva en la que estamos instalados. La psicosis por acaparar paquetes de papel higiénico ha quedado reflejada en una reproducción de “La Libertad guiando al pueblo”, de Delacroix, acompañada con la leyenda: “Reponedora de papel wc de Mercadona”. Los intentos de algunos de burlar la orden de confinamiento ha tenido concreciones gloriosas, como, por ejemplo, la apropiación de “El 3 de mayo en Madrid”, de Goya, con la divisa “Creía que se podía salir al bar!!”; o la reutilización de “Niños en la playa”, de Sorolla, con la descripción: “Madrileños en cuarentena en la costa”. Simpático resulta también, en este sentido, el meme en el que un trono de Semana Santa en el que se escenifica el Prendimiento de Cristo, ha sumado la imagen de un perro sacado a pasear con el fin de que la procesión no sea devuelta a casa por la policía. El estado de ansiedad provocado por la claustrofobia del confinamiento se expresa a través de dos grandes pinturas de la historia del arte: “El grito”, de Munch, con el lema “Tercer día de confinamiento”; y “Saturno devorando a su hijo”, con la datación: “Sexto día de confinamiento”.
Como es dable advertir, puede que los cuerpos estén recluidos y faltos de movimiento, pero la imaginación vuela para vencer los rigores del encierro. El humor se está desatando en paralelo al estado de pánico. Y, puestos a elegir a qué lado miramos de este comportamiento bifronte y un tanto esquizoide, sin dudarlo que elegimos el del humor. Quedan muchas horas de confinamiento: esto puede ser una fiesta.