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Dejen en paz a las Hinds

Pocos grupos han hecho tanto ruido como ellas en los últimos tiempos en España. El cuarteto ha desatado acalorados debates con un solo disco. Ellas siguen a lo suyo y se enfrentan a La Riviera. Hablamos de penurias, éxito y, sí, machismo.
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Llevaban más de cien conciertos sin publicar un disco. Les habían entrevistado en «The Guardian» y reseñado en «NME» y habían girado por media Europa con un puñado de canciones difundidas en internet. Incluso se llamaban de otra manera (Deers) antes de ser Hinds (ambas palabras designan a un ciervo en inglés) y seguían siendo la sensación. La percepción, para algunos, es que todo les resultaba demasiado fácil y el debate en España se encarnizó. O con ellas o contra ellas. A comienzos de año publicaron su primer trabajo, de elocuente título, «Leave Me Alone», en un sello británico, Lucky Numbers, convertidas en un fenómeno. Lo cierto es que mañana actúan en casa, en La Riviera.
Ya llevan unos 350 conciertos, «y muy pocos de ellos en Madrid –aclara Carlotta Cosials, anfitriona de la entrevista, que se desarrolla en su casa, con los restos de la comida china todavía en la mesa–. Es que ha sido lo normal. Nuestro cuarto concierto fue en Londres y el quinto en Berlín. Para nosotras, España ha sido un país más de Europa, no nuestra base de lanzamiento», dice con cierta pena. ¿Cómo le pasa eso a una banda de garage de Madrid? «Pues literalmente el día que subimos dos canciones a internet. Alguien del ‘‘NME’’ estaba viendo los ‘‘new releases’’ y nos escribió un correo. Y poco después un promotor. Y ese mismo día encontramos a nuestro mánager», explica la cantante. Ante la reacción de incredulidad, a su lado, Ade Martín confirma el éxito de Hinds. Sucedió «como por cosa de magia, pero es que esa es la manera en que funcionan las cosas en el mundo. Solo que nunca había ocurrido con una banda española». Y tiene razón: así es como se siguen descubriendo grupos hoy en día, pero Hinds no tenían un disco, ni un sello, ni un vídeo, ni... «nada de nada», reconocen.
Machismo cutre
Las madrileñas siguieron actuando de forma incansable. Parte del mundillo (en su peor sentido) musical se cebó con ellas. Influyó que fueran mujeres. «Sin ninguna duda. Es que hasta en la Prensa nos atacaban como carroñeros. Decían que si el novio de una, que si el mánager, que si el padre de otra era el jefe de Coca-cola...», afirma Cosials. Curiosamente, siempre un hombre detrás de su éxito. «Bueno, y que si nos habíamos acostado con no sé quién, en su versión más cutre. Lo que más nos gustó es que dijeran que ‘‘nunca cuatro chicas tan feas habían llegado tan lejos’’», ironiza. Porque, en realidad, las malas vibraciones sólo llegaban desde España. Fuera, ellas seguían haciendo su carerra, perdiendo además mucho dinero por hacerla. «Creo que ha habido mucho de machismo en lo que nos ha pasado aquí. Sencillamente no se puede concebir que haya chicas jóvenes haciendo algo creativo por ellas mismas. Muchos decían que ni nos habían escuchado pero que éramos una mierda igualmente», dice Cossials. Decíamos que perdiendo dinero: «Claro, girar es carísimo. Los gastos son enormes y nuestro caché muy poca cosa. Y tienes que pagarlo todo de tu bolsillo. Llegábamos a una ciudad y pedíamos alojamiento en casa de fans por Twitter. Eso nos salvó en San Francisco, que es carísimo, y al final nuestro Excel de cuentas ha llegado a acumular 20.000 euros de pérdidas. ¡Ah! Y el disco lo hemos pagado nosotras», añade Martín. Hay que creer mucho en lo que se hace y ser un artista verdadero para hacer 300 conciertos perdiendo dinero. «Y, al final, aislándote de lo que pasa fuera. Por eso, el disco se titula así, ‘‘déjame en paz’’. Porque han intentado decirnos lo que teníamos que hacer y nosotras nos hemos defendido porque todas las decisiones son nuestras. Además, en realidad las canciones del trabajo hablan de amor», explica Cossials.
A este último respecto, hay otro rumor malintencionado: que sus canciones están hechas de cualquier manera. «Entiendo que haya a quien no les gusten, pero te aseguro que todo lo que hay en el disco es fruto de nuestro trabajo y que cada decisión, hasta la última, la más pequeña, es nuestra. Y que somos personas perfeccionistas hasta el límite. Un poco desesperantes. Así que no es que haya trabajo, es que somos muy meticulosas», apunta Martín. «Nos encanta la duda, darle vueltas a las cosas. El trabajo que hacemos, lo gozamos. No tenemos por qué gustarle a todos, pero nuestras canciones somos nosotras y no vamos a permitir que se dude de eso. En el grupo hay tres de nosotras que son premio extraordinario en los estudios». Bueno, no preguntaremos quién no lo es: dejémoslas en paz.
- Dónde: La Riviera. Pso. de la Virgen del Puerto, s/n. Madrid .
- Cuándo: 7 de enero, 20:30 horas.
- Cuánto: 18 euros.

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