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Puy du Fou, el arte de emocionar con la Historia

Vuelve el mayor espectáculo de España en Toledo
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La Razón

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«Puy du Fou es la vida», dice sonriente la Reina Isabel I de Castilla. Bien es cierto que lo dice después de un ensayo a más de treinta grados en el atardecer toledano, quizá cuando se le ocurriera levantar el Monasterio de San Juan de los Reyes tras la toma de Granada y la reunificación de los reinos hispánicos. Es una reina en tirantes, morena, jovencísima y natural de Cuenca. En realidad, se llama Clara y es la actriz que representa el personaje de una de las principales reinas de nuestra Historia, durante el descanso de uno de los frenéticos ensayos del espectáculo en el que participan más de doscientas personas. Y es que esto es Puy de Fou, el sitio donde puedes conversar con la Reina Isabel, Cisneros o Colón tras bajarse de una carabela. La magia de la Historia recuperada, vista a través de los ojos de un grupo empresarial francés que adivinó antes que nadie la emoción inmensa que puede causar en el espectador la historia de su país, la tradición, el sentimiento, lo que fuimos y quién sabe, si lo que seremos.
«Puy du Fou es emoción», dice Erwan de la Villéon, su consejero delegado y alma mater del proyecto que vio en Toledo su enclave natural para contar una historia legendaria como la de Sagrario y el viejo azacán. Que, en realidad, es la Historia de España y la de la propia ciudad. «Durante el confinamiento, he pensado mucho, he reflexionado y he rezado», asegura De la Villéon quien siempre ha manifestado públicamente sus profundas convicciones cristianas. Erwan es el patrón, pero tras él existe una tripulación impresionante cuya misión fundamental es alimentar, cuidar y engrandecer este proyecto, que vino para quedarse y que no estará completo hasta dentro de una década.
Ahora la principal obsesión del equipo de Puy du Fou es observar al máximo las recomendaciones y los protocolos sanitarios. Para ello, han elaborado un detallado decálogo en el que se recogen de manera explícita todas las medidas adoptadas por el espectáculo contra el coronavirus. Cientos de dispensadores de hidrogeles a lo largo del recinto, desinfección de barandillas y asientos, mascarillas para el espectador, reducción de aforo – que es el aire libre– a la mitad, certificación de empresas especializadas... Hasta los aseos se desinfectan cada media hora y antes de pasar a ellos, una persona se ocupa de limpiar su alfombra... La batalla más importante ahora es la de cuidarnos.
Por eso, la primera función de esta segunda y atípica temporada fue el pasado viernes dedicada a los sanitarios y a todo el personal esencial que ha estado en primera línea durante el estado de alarma. Y Puy du Fou volvió a sorprender. «Es el mayor espectáculo de España, no lo decimos nosotros», explica Borja, un joven toledano bailarín que se encuentra orgulloso de que semejante emporio haya recalado en su ciudad. «Me siento muy orgulloso de que Puy de Fou pueda emocionar a miles de personas con la historia de mi país y de mi ciudad».
Para que todo estuviera a punto de nuevo, los ensayos han sido muchos y se han realizado incluso a través de videoconferencias. «Hacía pequeños grupos por Zoom para dirigir las coreografías de forma separada”, dice Karine Briançon, responsable del grupo de bailarines. «Cada uno estaba en su casa, pero solo pensábamos en volver. Todos ellos, más de doscientos, son deportistas auténticos, han estado entrenando desde casa. Ten en cuenta que detrás del espectáculo se desarrolla otro espectáculo intensísimo de carreras y cambios de trajes para llegar a todo», indica esta francesa entusiasmada con su trabajo.
Desde este fin de semana, Puy du Fou navega de nuevo por las aguas del Tajo. La venta de entradas, incluso durante la pandemia, fue bien y no perdió ritmo, aunque ha habido que reducir el aforo a la mitad. El trabajo del equipo de reservas es propio del maestro damasquinador o la encajera de bolillos, porque distribuyen el espacio dejando asientos libres entre grupos y reservas diferentes. Todo está listo y preparado para el gran espectáculo de la emoción. Quién sabe si la pandemia ocupará mañana un capítulo o episodio en los hijos de Puy du Fou.

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