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Crítica de “Little Monsters”: Zom-com para niños ★★✩✩✩

larazonHULU
La Razón
  • Sergi Sánchez

    Sergi Sánchez

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Dirección y guión: Abe Forsythe. Intérpretes: Lupita Nyong’o, Josh Gad, Alexander England, Nadia Townsend, S. Peacocke. Australia, 2019. Duración: 94 minutos. Comedia de terror.
Lo que ahora ha convenido en llamarse “zom-com” nació allá por 1992, cuando Peter Jackson encontró el difícil equilibrio entre el ‘slapstick’ y el ‘splatter’ más extremo en la fundacional “Brain Dead”. El equilibrio estaba en el exceso, en una puesta en escena enfática que utilizaba a los personajes como marionetas de un espectáculo de teatro de grand guignol. La película tenía algo de callejón sin salida, por lo que parecía lógico que sus herederas emprendieran caminos más amables. En ese sentido, “Little Monsters” intenta acercarse más a la magnífica “Zombies Party” que a la bomba fétida de Jackson: Abe Forsythe se parece a Edgar Wright cuando aparenta que le importan más los personajes que el horror, y cuando demuestra que el apocalipsis zombi, que aquí proviene de una base militar yanki en tierra australiana, solo es una excusa para montar una buena comedia.
La supuesta gracia de la película nace, por un lado, de la historia de amor y redención que protagonizan un pobre diablo que acaba de separarse de su novia después de diez años juntos y una maestra de escuela ejemplar, y por otro, de los esfuerzos que hacen estos dos personajes para que los niños de una clase de párvulos no se enteren de que los zombis quieren zampárselos para cenar.
Si a “Zombies Party” le sobraba creatividad a la hora de crear situaciones cómicas sin traicionar las bases canónicas del género de terror, “Little Monters” se conforma con alargar hasta la extenuación una única ‘set piece’, situada en la tienda de souvenirs de una granja-escuela. Así las cosas, los zombis resultan tan amenazantes como el tren-tractor que transporta a los niños entre gruñidos y decapitaciones, y la inmadurez de nuestro héroe empalidece ante la hostilidad de uno de los secundarios más antipáticos -la grosera, egoísta estrella de un programa infantil- del cine fantástico reciente.
Entre buenrollistas versiones del “Shake It Off” de Taylor Swift y guiños simpáticos a un Darth Vader de jardín de infancia, la única que parece tomarse en serio esta broma es Lupita Nyong’o. La entregadísima maestra que interpreta, obsesionada con que sus alumnos no se traumaticen a pesar de ver que su vestido está ensangrentado (“¡no! ¡es mermelada de fresa!”), es pura empatía vocacional, y no hay un ápice de ironía condescendiente en su retrato. Al contrario, hay momentos en que la furia que nace de su luz -y no hablamos de cuando sale a machetazos a matar zombis- es la misma que advertíamos en los radicales cambios de registro entre la heroína de “Nosotros” y su perturbador ‘doppelganger’. Si hay alguien que se merece sobrevivir en “Little Monsters” es, sin lugar a dudas, esta magnífica actriz, cuyo trabajo está cargado de sutiles matices.
Lo mejor: Lupita Nyong’o puede levantar hasta el personaje más unidimensional
Lo peor: Es película de situación única que se muerde la cola, sin encontrar la gracia en el gesto