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Cultura

“La zanja”: Todo por el oro

Titzina vuelve a Madrid, Teatro del Barrio, con un alegato contra colonización capitalista que invade culturas y espacios de alto nivel ecológico

Diego Lorca y Pako Merino, en "La Zanja"
Diego Lorca y Pako Merino, en "La Zanja"Teatro del Barrio

En 1532, Francisco Pizarro pisaba por primera vez Perú en busca de oro. Allí se encontró con la civilización inca y con su emperador Atahualpa. A partir de aquí estas dos culturas se fusionaron generando una línea histórica que llega hasta nuestros tiempos. Ese encuentro sirvió de inspiración a Diego Lorca y Pako Merino (Titzina Teatro) para escribir “La zanja”, una historia que enlazan con el presente a través de Alfredo, alcalde de un pequeño pueblo peruano que espera la llegada de Miquel, ingeniero de una multinacional minera. La explotación de oro y la ambición que éste suscita cambiarán las relaciones entre vecinos y arrastrarán a los dos protagonistas a una experiencia límite en la misma tierra de presagios y mitos donde se encontraron Pizarro y Atahualpa siglos antes. “La Zanja” -que vuelve a Madrid, esta vez al Teatro del Barrio hasta el 4 de octubre-, levanta un puente entre pasado y presente, refleja el encuentro entre dos mundos que parece repetirse de forma cíclica una y otra vez.

Para hacer la obra, aparte de documentarse profusamente, Lorca y Merino viajaron a Perú para vivir de cerca la experiencia convivir con las comunidades locales y con una multinacional minera dedicada a la extracción del oro. “Planteamos la importancia de las decisiones humanas, que se repiten cíclicamente siempre que se da la misma situación porque están en la esencia del hombre, la llegada alguien con intereses a un lugar donde ya hay gente establecida y ese encuentro genera un impacto. Sobre todo –explica Diego Lorca-, si la relación entre los dos grupos no es equitativa”. Desde el marco del capitalismo, el impacto medioambiental que se produce y sobre su cultura milenaria está justificado usando siempre como argumento el beneficio mutuo para ambas partes, pero en la realidad eso no es así.

"Cuando grupos de inversión tan fuertes se relacionan con colectivos tan pequeños como los de una aldea perdida a 4000 m. de altura, el encuentro es desigual. El gran debate sería, ¿cuánto tiene que dejar esa población local de su territorio y de su futuro si acepta esa explotación? “En Cajamarca –explica Lorca- vimos es a una multinacional canadiense de envergadura mundial, con miles de millones de dólares invertidos en la mayor plantación de extracción de oro del mundo a cielo abierto, ante un pueblo pequeño donde no hay nada. Esa relación jamás va a ser equitativa y los mediadores que la tratan comprueban que el ser humano es corrompible por interés en un grado u otro”. Y compara: “Pizarro trató de establecer un equilibrio a cambio del oro, pero en relaciones así, uno va a salir siempre infinitamente más beneficiado”. ¿Y qué ocurre si hay voces críticas que no lo aceptan, que quieren otra forma de evolución y progreso? “Pizarro en un momento determinado ejerce la táctica militar para conseguir su objetivo. Ahora, las multinacionales usan otras estrategias ante las voces discordantes, que ya sea por desconocimiento o por compromiso con la defensa de su tierra, no aceptan. El capitalismo, con su gran capacidad de aniquilación, acaba ejerciendo su poder porque, para ellos, lo que se pierde económicamente es muy superior al legado de una existencia de siglos, como puede verse, por ejemplo, en el Amazonas”.

Pero a pesar de este planteamiento crítico, “la obra es entretenida –concluye Lorca-, nuestra puesta en escena es dinámica y está mezclada con mucho humor. Aún en este contexto, cumple el objetivo que tiene Titzina siempre de entretener y que quién vea la pieza salga con la sensación de que valió la pena salir de casa y eso lo garantizamos, o sea, humor y acción”.

Dónde: Teatro del Barrio, Madrid
Cuándo: hasta el 4 de octubre
Cuánto: 17 euros Online; 19 en taquilla