Las 3 mejores películas para celebrar el Día Mundial de James Bond

Hablar de James Bond, el agente 007 que salió de la mente de Ian Fleming, es hacerlo de una de las constantes vitales del cine de grandes medios desde la década de los sesenta. Bien sea a través de la encarnación de Sean Connery, la de Roger Moore, o las más recientes de Daniel Craig y Pierce Brosnan, casi cada estreno de una película con licencia para matar recibía el aliento del público y, por lo tanto, licencia para reventar la taquilla.

El 5 de octubre de 1962, cuando se estrenó “Doctor No” se iniciaría un periplo de más de medio siglo cuyo máximo período de barbecho ha sido de 6 años, entre la “Licencia para matar” de Timothy Dalton y el “Goldeneye”, que inspiró el juego más mítico de Nintendo 64, ya con Pierce Brosnan en el papel del agente. Conmemorando 50 años desde el estreno, tanto desde Universal como desde los numerosos grupos de fans que tiene en la saga todo el mundo, se propuso que la fecha del estreno de la primera película fuera reconocido internacionalmente como el Día Mundial de James Bond.

Para celebrarlo, y también para olvidar que “Sin tiempo para morir” (“No time to die”) ha retrasado su estreno hasta abril del año que viene y ha obligado a cerrar a una cadena británica de cines, repasamos sus tres mejores incursiones en la gran pantalla.

“Skyfall”, Sam Mendes (2012)

A pesar de que hayamos visto la escena del metro irrumpiendo en la galería mil y una veces, nunca nos podremos cansar de ella. Si bien es cierto que muchos fans creen que la adaptación de “Casino Royale” (2008) es superior a nivel argumental, la acción de “Skyfall” no tiene competencia y Daniel Craig se licenció con honores como uno de los mejores Bond de la historia. Además, siempre es un gusto que Judi Dench gane minutos en pantalla. Aunque sea en la penumbra de la mejor canción que ha tenido nunca una película del agente 007.

“James Bond contra Goldfinger", Guy Hamilton (1964)

La favorita por los fans, tanto cinéfilos como de las historias de Fleming. La segunda incursión de Sean Connery como el agente británico más letal, además de una película de enredos a la antigua usanza y un ejercicio de elegancia supremo, es una oportunidad de verle en acción más allá del charco. Goldfinger, el villano en cuestión, quiere hacer saltar por los aires la reserva de oro de Estados Unidos (Fort Knox) y solo James Bond podrá evitarlo.

“007 al servicio secreto de su majestad”, Peter Hunt (1969)

El verano del amor quiso que la única incursión de George Lazenby en el papel fuera una de las mejores misiones en el cine de Bond. La sexualidad floreciente del contexto nos devuelve una película elegante pero estéticamente inolvidable, de casi dos horas y media, en la que los propios “líos de faldas” del agente acabarán comprometiendo la seguridad de la corona británica.