La pandemia destroza la “promesa de crecimiento” de la cultura
Así se pueden sintetizar las conclusiones a las que llega el Anuario 2020 de la SGAE sobre las artes escénicas, musicales y audiovisuales, que se ha presentado en la sede central del organismo Madrid
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En un año en el que casi todas las noticias relacionadas con la cultura han tenido un tinte trágico, obtener una foto fija de las tendencias previas a la pandemia ofrece un pequeño haz de esperanza. En el anuario de 2020, pero que corresponde al ejercicio de 2019 y que ha presentado la SGAE esta mañana en Madrid, se aprecia que la cultura estaba empezando a recuperarse. De hecho, las cifras que arroja el estudio hablan de pequeños brotes verdes que traían de vuelta el volumen de negocio para la cultura a niveles previos a la crisis económica de 2008.
Así, dividido en nueve grandes bloques culturales (artes escénicas, música clásica, música popular, música grabada, cine, video, televisión, radio y videojuegos), el anuario de la SGAE analiza las estadísticas de los más de 158.000 espectáculos en vivo y las 3,85 millones de sesiones de cine de las que tuvo constancia durante el pasado año. Aunque no recoja los datos de la pandemia, la importancia del estudio es crucial para entender en qué estado estaba la industria antes de la covid, de la actuación (o inacción, dependiendo de a quién se pregunte) del Ministerio de Cultura y de las manifestaciones de colectivos como Alerta Roja.
En palabras de Antonio Onetti, presidente de la Sociedad General de Autores y Editores, se puede hablar de una “recuperación” respecto a la devastadora crisis financiera de 2008, pero “cualquier avance se verá truncado por la pandemia”. En efecto, y aunque el FMI sitúe a la economía española como la más afectada por la covid de entre las desarrolladas, también augura un rebote más acentuado en el PIB de nuestro país de aquí a 2025, hecho en el que juega un papel muy importante la cultura.
De hecho, y según ha afirmado Juan José Solana, presidente de la Fundación SGAE, el departamento de estadística del Ministerio de Cultura se ha puesto en contacto con el organismo que dirige para poner en correlación los datos y empezar a elaborar un marco de trabajo común: “Aunque el virus frene esta promesa de crecimiento, es hora de que el Ministerio se diera cuenta de la importancia de las cifras que presentamos hoy”, afirmó en rueda de prensa.
La recuperación truncada, en cifras
En cuanto a las artes escénicas, el estudio cifra en un 32,13% la caída en el volumen de espectáculos, pero entre los fenómenos asociados a la inflación y la cultura del evento único, la recaudación apenas ha caído un 10,42% respecto a 2008, crisis, rescate y dos cambios de Gobierno mediante. De este modo, mientras en 2008 se recaudaron poco más de 260 millones de euros, la cifra en 2019 “solo” cayó hasta los 238, siendo 2009, paradójicamente, el mejor año de la serie histórica en este aspecto (266,78 millones de euros).
Uno de los datos más preocupantes que arroja el estudio en este ámbito es el del drástico descenso tanto de espectadores como de recaudación en los espectáculos de danza. Con una reducción de asistentes cercana al 50% y un montante que rozaba los 17 millones de euros en 2008 y que se ha visto reducido hasta poco más de 8 durante el año pasado, el estudio señala esta disciplina como una de las más necesitadas de ayuda tras la pandemia.
Tanto la música clásica como la popular, entendiendo como pertenecientes a esa categoría a todos los conciertos de pop, rock, jazz y demás géneros más ajenos a las filarmónicas, explican el paradigma de la recuperación de la que hablaban los miembros de la junta directiva de la SGAE. Por primera vez desde 2010, en 2019 se superaba la barrera de los 16.000 conciertos al año de música clásica. El dato más revelador de las tendencias, eso sí, viene desde la recaudación que generan los macrofestivales: cuando se les incluye en la estadística, la cifra llega hasta los 382 millones de euros facturados durante el 2019, el mayor número de toda la serie histórica y prácticamente el doble de lo que generaban este tipo de eventos en 2008. Como es obvio, la pandemia los ha reducido hasta lo anecdótico y su caída bien puede situarlos por debajo de los 20 millones de euros.
¿El fin de la “teoría del fetiche”?
Desde que Napster llegara para revolucionar o destrozar, si le preguntamos al batería de Metallica, la industria del consumo de música en los hogares, se ha extendido la conocida como “teoría del fetiche”. Esto es, que ante la posibilidad de obtener los contenidos en un formato digital, muchos consumidores eligen el formato físico para sentir que, primero, prestan un mejor apoyo al artista en cuestión y, segundo, atesorar en el plano físico el arte del que se están haciendo dueños.
Aunque en el plano musical se siga respetando esta tendencia, ya que los datos nos hablan de un crecimiento espectacular en el volumen de venta de música grabada, los videojuegos podrían advertirnos del fin, al menos, sectorial de la misma. Según el anuario presentado por la SGAE, su mercado físico continúa decreciendo. El descenso interanual respecto a 2018 es del 11,3%, pero es que si lo comparamos con el año 2008, la caída de ventas de videojuegos tanto para consola como para móvil cae un 47,4%.