Armando Manzanero, el hombre con el que se enamoró medio mundo
«El rey del romanticismo», «maestro de los boleros», «icono de la balada»... La Covid-19 también se lleva a un hombre que es patria dentro de México y que dejó un legado único en la industria musical. Las parejas de toda una generación se dieron los primeros besos bajo los efluvios de sus canciones
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Ha muerto Armando Manzanero, el rey del romanticismo, a causa del virus chino, a los 85 años de edad. Desde muy joven, este extraordinario compositor de boleros nacido en Mérida, Yucatán, compuso numerosas canciones de amor, alejadas del típico bolero cubano. Manzanero fue el modernizador de la canción romántica en español, junto a Juan Gabriel y Manuel Alejandro. Sus letras eran sencillas, pero con unas deslumbrantes metáforas que resonaban novedosas en el panorama musical de los años 70, poco proclive a los boleros, anclado en las hiperbólicas y desgarradas letras caribeñas de Olga Guillot y los melosos boleros de Los Panchos. Dos baladas deslumbraron desde el mismo momento que aparecieron sus discos: «Somos novios» y «Esta tarde vi llover».
Con la primera, Manzanero se atrevía, en plena revolución sexual, a volver sobre un tema considerado patrimonio de la cursilería de los melodramas de antaño: «Somos novios pues los dos sentimos mutuo amor profundo. Somos novios, mantenemos un cariño limpio y puro». Con el segundo, inició el tipo de balada impresionista, hecha de frases en apariencia antipoéticas por prosaicas, para expresar la soledad del enamorado sólo en la calle sin su amor: «Esta tarde vi llover, vi gente correr y no estabas tú». Sin este atrevimiento, jamás José Luis Perales habría escrito «¿Y cómo es él? ¿En qué lugar se enamoró de ti? ¿De dónde es? ¿A qué dedica el tiempo libre?».
Sus composiciones de amor estaban más cerca de la balada que del bolero. Sus canciones suenan más directas cuando las interpretaba al piano, como esa música de coctelería de hotel, sin las aparatosas orquestaciones y arreglos de aquellos años enfáticos de las baladas anglosajonas, en plena fiebre sinfónica. Lo curioso es que las adaptaciones inglesas de estas canciones tuvieron unas versiones grandilocuentes, alejadas del espíritu original del compositor y cantante. Como la desbordante interpretación «It’s Impossible» de Shirley Bassey.
Cantaba con una voz temblorosa, ronca, porque más que cantar recitaba, consiguiendo el milagro de que la melodía no ocultara las hermosas letras que escribía, transidas de amor romántico. Seguía el espíritu del emocional bolerista cubano Bola de Nieve, actualizado con un verbo casi mágico por su sencillez. Junto a Agustín Lara, trascendió la cursilería de sus letras con interpretaciones sencillas, pero de una fuerza estremecedora. Así se expresa en «Como yo te amé»: «Por mucho tiempo que me quede por vivir, es verbo que jamás podré volver a repetir, comprendo que fue una exageración lo que yo te amé».
La historia de la versión inglesa de «Somos novios» es harto singular. Le compró los derechos a Armando Manzanero el letrista Sid Wayne y la tituló «It’s Impossible». La primera versión fue interpretada por Perry Como en 1970 y dos años después Elvis Presley, convirtiendo la balada en un éxito internacional. También Perry Como grabó la versión inglesa de «Esta tarde vi llover» («Yesterday I Heard the Rain»), con menor repercusión.
Parece ser que «Somos novios» era muy similar a un viejo tema de Gilbert Becaud, con letra de Pierre Delanoé, «Embrase-moi, ô mon amour» de 1956. Canción, a su vez, «reinterpretada» por Jack Diéval y el letrista Michel Rivgauche en 1965 con el título de «J’ai mal de toi», interpretada por Colette Dereal. Para complicarlo más aún, este título tuvo diversas versiones en francés con el título de «Parlez-moi de toi», cantada por Françoise Hardy, y en inglés «The Way of Love» por Kathy Kirby. Finalmente, en 1968 Armando Manzanero grabó su gran éxito «Somos novios». Sea como fuere, las similitudes no empañan el éxito internacional de Armando Manzanero ni el mérito de sus románticas baladas que cambiaron la concepción que hasta entonces se tenía del bolero clásico de Lucho Gatica. Para él comenzó a tocar el piano en sus directos y lo acompañó en su primera gira por Estados Unidos y el resto del mundo durante cinco años.
También escribió para Lucho Gatica uno de sus primeros boleros, «Voy a apagar la luz», interpretado posteriormente por el genial Moncho, «el gitano del bolero». Un tema romántico que introduce por primera vez insinuaciones eróticas como: «Te morderé los labios, me llenaré de ti. Así que voy a apagar la luz para pensar en ti». Otra de las baladas que combina atrevidas metáforas entre el amor-pasión y la insinuación sexual es «Por debajo de la mesa», que tuvo en Luis Miguel uno de sus mejores intérpretes. El arrebato erótico se insinúa con una suave aliteración cuando canta: «Me absorbes el espacio, despacio me haces tuyo», digna de un gran poeta de las emociones.
La singularidad de las baladas románticas de Armando Manzanero es la forma de resaltar su musicalidad cuando cantantes como Luis Miguel las interpretan, pues potencian a la vez las letras, que vuelan aladas conducidas por unas palabras tan suaves que se funden armoniosamente con la melodía. En realidad, grabó sus composiciones por presiones de la casa discográfica RCA. Él mismo consideraba su voz poco adecuada para cantar boleros, un tanto ronca, pero se equivocaba porque eso mismo decían de la voz áspera y rasposa de Charles Aznavour hasta que triunfó y transformó la «chanson» francesa, de la misma forma que lo hizo Manzanero en español. La primera balada que triunfó fue «Adoro» en 1965 y un raro tema de desamor como «No», que Olga Guillot se emocionaba cantando «ya no queda esencia del amor de ayer».
Lo que es indudable es la calidad de las baladas y su singularidad como letrista. Uno de sus más bellos temas, tan clásico que parece que perteneciera la acerbo común fue «Contigo aprendí». Hay tantas imágenes seductoras en esta canción que en cierto modo compendia la canción amorosa en español. Comienza descubriendo «que la semana tiene más de siete días» y concluye definiendo los límites del amor: «Puedo irme mañana mismo de este mundo, las cosas buenas ya contigo las viví, contigo aprendí que yo nací el día en que te conocí».
Pese a que la balada y el bolero decaían en los años 70, amenazados por las tendencias de moda anglosajonas, el rock, el glam y la disco, Manzanero se mantuvo componiendo más de 400 canciones sentimentales. Fue un compositor precoz, a los quince años compuso su primer bolero «Nunca en el mundo» (1950), y además de acompañar a Lucho Gatica y Pedro Vargas trabajó en las casas discográficas CBS, EMI y RCA como productor.
Carlos Monsiváis dijo que Armando Manzanero había sabido integrar sus canciones en la vida emocional de sus oyentes. Era «un maestro de las armonías y autor de las declaraciones de amor como declaraciones de bienes anímicos».