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Crítica de “Bliss”: Un Matrix “low cost” ★☆☆☆☆

Owen Wilson y Salma Hayek en un fotograma de "Bliss"
Owen Wilson y Salma Hayek en un fotograma de "Bliss"ImdbImdb

Dirección y guión: Mike Cahill. Intérpretes: Owen Wilson, Salma Hayek, Nesta Cooper, Jorge Lendeborg, jr. Estados Unidos, 2021. Duración: 103 minutos. Drama fantástico.

“Bliss” parece la suma de “Otra Tierra” y “Orígenes”, las dos películas que pusieron a Mike Cahill en la órbita de la ciencia-ficción ‘low cost’. De la primera adapta la idea de la duplicidad de universos, aquí vestida con los harapos de la saga “Matrix”. De la segunda una cierta sensibilidad ‘new age’, que busca reconciliar la jerga pseudocientífica con la religión aspiracional. Si piensan que de esa suma no puede resultar nada bueno, no andan equivocados. Si, además, añaden dos nuevos factores a esta ecuación imposible, llamados Owen Wilson y Salma Hayek, probablemente la pareja romántica con menos física y química de esta maldita pandemia, podrán imaginar la magnitud del fiasco. Hayek, que es una ‘homeless’ que intenta convencer a Wilson, capsulitas amarillas mediante, de que es su alma gemela y de que viven en una realidad generada por ordenador, está especialmente sobreactuada, aunque nunca sabes si es peor verla en su mansión-chabola o ejerciendo como científica futurista en la Otra Realidad, que parece el cielo retroevangelista de “Made in Heaven” de Alan Rudolph.

Después de un comienzo prometedor, en el que Cahill consigue transmitir la angustia y la indolencia de un hombre a quien poco le importa su futuro (recién divorciado, pendiente de renovar la receta de sus antidepresivos, a punto de ser despedido), Wilson intenta recuperar sin éxito su encanto de hombre-corriente-pero-excéntrico. Sin embargo, lo más preocupante de “Bliss” es que es imposible descifrar cuál es su propósito: cuando piensas que va a ser una versión sobrenatural de “El rey pescador”, se convierte en una comedia romántica sobre realidades virtuales y aumentadas de la que querríamos huir como de la peste.

Lo mejor

La escena del despido, entre patética y grotesca, podría haber dado de sí

Lo peor

Salma Hayek y su verborrea ‘new age’, desatada hasta el delirio