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“Las niñas” ganan en “la gala de los covid”

La pandemia y las pantallas marcaron el tono sobrio de la gala más corta y menos reivindicativa que se recuerda. La debutante Pilar Palomero se impuso con cuatro premios
  • Periodista. Amante de muchas cosas. Experta oficial de ninguna. Admiradora tardía de Kiarostami y Rohmer. Hablo alto, llego tarde y escribo en La Razón

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Se intuía que las emociones en la gala de los Goya de este año iban a multiplicarse de forma considerable por el contexto de hastío y desesperación acumulados, pero el tono excesivamente fúnebre y afectado de la ceremonia convirtió la edición número 35 de los premios del cine español en un desfile interminable de recuerdos, sobrios agradecimientos y menciones a los ausentes por la Covid. No hubo sorpresas ni apenas sorprendidos. La película “Las niñas”, dirigida por la zaragozana Pilar Palomero, se alzó con los premios a mejor película, mejor dirección novel, mejor guión original y mejor dirección de fotografía. Era sin duda la gran favorita de este año por la cercanía generacional del retrato profundamente intimista de un grupo de niñas de un colegio católico en Zaragoza durante los albores de los 90, época en donde el didactismo sexual en España oscilaba entre la bizarría patria de las Mamá Chicho y los bordados de las clases de costura en los colegios de monjas. Tampoco hubo manos en la cabeza cuando anunciaron la victoria de Mario Casas como mejor actor protagonista gracias a su escarbada interpretación en la película dirigida por David Vitori “No matarás”.
El actor madrileño lejos de renegar de unos inicios cinematográficos trufados de hormonas y papeles pensados para conseguir la atracción de un público eminentemente adolescente, quiso agradecer la fidelidad de ese público: “Gracias a mi familia, os amo y sois todo para mí. También quiero agradecer este premio a todo el equipo de “No matarás. Gracias David Vitori por regalarme a un personaje como Dani. Y también gracias al público porque lleváis apoyándome 15 años y a todos aquellos que seguís estando a “Tres metros sobre el cielo”. Patricia López Arnáiz seguía la pista de su triunfo en los Feroz alzándose con el ansiado cabezón a mejor actriz protagonista por su excelente actuación en “Ane”, el debut cinematográfico de David Pérez Sañudo.
En la propuesta de Sañudo, Arnáiz asume la desaparición repentina de su hija tras una discusión que detona un atropellado remolino de sensaciones enconadas, descubrimientos inesperados y búsqueda de identidades. “Mi profesor de interpretación nos decía siempre que todo está en la obra. Pero luego te das cuenta de que en la vida moderna no todo es Shakespeare y no es tan fácil encontrarte con personajes que de base ya están fundamentalmente bien escritos. En el caso de Lide, sí. Hay algo que me gusta mucho de la película y es que las cosas no están en la boca. Pasan, se cuentan, pero no te las dice el personaje”, comentaba Patricia López Arnáiz en una entrevista para la RAZON acerca de la construcción de este personaje.
Por su parte “Adú”, la película que más nominaciones acumulaba (hasta un total de 13) se conformó con cuatro galardones a mejor dirección de producción, mejor sonido, mejor dirección y mejor actor revelación. Este drama sobre inmigración de Salvador Calvo que actúa como diálogo fronterizo entre Europa y el continente africano es un homenaje, tal y como ha declarado el propio Calvo, a “esos niños que recorren el mundo aspirando a una vida mejor”. En consonancia con los éxitos cosechados anteriormente en los Premios Feroz, “El año del descubrimiento”, reivindicativo documental y reflejo expectorante de una época artificialmente boyante en España como el 92 dirigido por el cofundador del colectivo audiovisual “Los Hijos”, Luis López Carrasco, se alzó con el premio a mejor documental y a mejor montaje. Ambientado en las revueltas sindicales que se llevaron a cabo en Murcia durante estos años, la victoria de la propuesta de Carrasco sirve como revulsivo para un género, el del documental, que ha demostrado su buena salud, especialmente en el último año. El triunfo en el apartado técnico lo protagonizó la extraordinaria película de Pablo Agüero, “Akelarre”, que obtuvo un total de cinco galardones convirtiéndose así en el trabajo más premiado de la noche.
Quejas descafeinadas
Pese a que la ceremonia de los Goya ha vivido ediciones marcadamente reivindicativas en términos políticos –basta con recordar episodios como los del mítico “No a la guerra”–, en esta ocasión las proclamas sociales brillaron por su ausencia en el transcurso de una celebración bastante relajada a excepción de alguna con cariz feminista como las mencionadas por la cantante Rozalén tras conseguir el premio a mejor canción original con su tema “Que no, que no» que ponía banda sonora a la película dirigida por Icíar Bollaín, “La boda de Rosa”: “Las casas están llenas de rosas. Por eso es importante que sigamos reivindicando su importancia, aunque este año no nos dejen”, mencionaba en clara alusión a la prohibición expresa de la Comunidad de Madrid de las manifestaciones previstas para el 8M.
También Alberto San Juan quiso aprovechar su intervención telemática al alzarse con el Goya a mejor actor de reparto por su papel en “Sentimental”, la comedia de Cesc Gay, para apoyar veladamente a Podemos y lanzar un órdago al partido de Pedro Sánchez y a la figura de Ávalos y dejar patente su malestar con las reiteradas negativas del Gobierno a regular los precios del alquiler: “Me gustaría dirigirme brevemente al Partido Socialista Español. Los derechos humanos no pueden ser a la vez bienes de mercado con los que se especule. La vivienda es un derecho humano muy básico”, sentenció el actor. Nunca antes la gran noche del cine español se había visto obligada a hibridar su formato dividiendo la realización del acontecimiento entre la presencialidad de los conductores de la gala, quienes entregaban los premios y los artistas invitados –todos ellos con PCR negativa confirmada– y la conexión telemática de los nominados desde sus casas.
Pese a ello, las conexiones realizadas con los ganadores, más allá de las anecdóticas intervenciones de familiares entusiasmados, apariciones de intrépidas mascotas como el perro de Mabel Lozano -al que se pudo ver corretear por el pasillo durante el agradecimiento de la directora por el ganador obtenido a mejor cortometraje documental “Biografía del cadáver de una mujer”- y notificaciones de wassap traspapeladas como las de Adolfo Blanco, el distribuidor en España de “The Father”, película protagonizada por Anthony Hopkins y Olivia Colman que ha conseguido el premio a la mejor película europea, transcurrieron de una forma orgánica y bastante impecable. Por lo demás, se impuso el carácter previsible de los premios, la contención estética, la sobriedad audiovisual, la nada dilatada duración de la gala y una ausencia total de gags humorísticos que algunos echaron en falta y otros en cambio, consideraron un alivio.