“La amistad de dos gigantes. Correspondencia (1960-2007)”: Delibes y Umbral, entre la literatura y sus achaques de salud
Se publica la abundante correspondencia entre los dos escritores, que establecieron una entrañable amistad a partir de los años sesenta
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Por Jesús FERRER
Sabida es la honda y mantenida amistad que unió durante décadas a Delibes y Umbral; a pesar de la diferencia de edad y de sus modalidades narrativas, coincidirían tempranamente en una misma vocación periodística, idéntico rigor estilístico e igual identificación entre vida y literatura. Con el título de «La amistad de dos gigantes» se publican ahora casi 300 cartas reunidas y anotadas por Araceli Godino y Luciano López; un libro este que contribuye a una mejor comprensión de los procesos de creación, ambiente sociocultural y vicisitudes editoriales de la obra de estos escritores.
Es precisamente en los diferentes perfiles artísticos de ambos donde reside el mejor interés de estos paratextos, que encaran continuamente, como muy bien señala Santos Sanz Villanueva en el prólogo, «el clasicismo frente a la modernidad». Que nadie busque en este intercambio epistolar sesudas disquisiciones estéticas, como ocurría con la correspondencia entre Juan Benet y Carmen Martín Gaite. Aquí se opta por una cercana participación de vivencias cotidianas; declara Umbral: «No me gusta hablar de literatura en las cartas»; y Delibes, mostrándose coherente con su asumida identidad, manifiesta que «yo soy cualquier cosa, menos un intelectual».
Aun así, el primero proclama su rechazo a la «literatura de mensaje», mientras el segundo le objeta la inverosimilitud de algunos de sus personajes novelescos. Aparecen aquí curiosos datos, como la adaptación que Umbral realizó para TVE de la novela de Delibes «La hoja roja», o la supervisión que este llevó a cabo del doblaje de «Doctor Zhivago». Atraviesan las páginas el envío mutuo de sus respectivos libros ponderadamente comentados, la presencia de señeros amigos comunes como Cela o Manu Leguineche, la coercitiva censura que padecieron tantos años, la incidencia cultural de los premios literarios y la crítica especializada, sin olvidar un sinfín de anécdotas y situaciones personales, con el dramático punto álgido de la muerte del hijo de Umbral, Pincho, con seis años, y la de Ángeles, esposa de Delibes, ambos fallecidos a mediados de los 70.
Achaques de salud, expectativas y no pocos fracasos permiten la construcción de sus identidades literarias, que dan forma al tejido de esta emotiva correspondencia, fascinante al mostrar la vertiente íntima de dos escritores que mantuvieron durante décadas una entrañable amistad jalonada por sus inteligencias.
▲ Lo mejor
La presencia de una palpitante cotidianidad en la que se entrelazan vida y literatura
▼ Lo peor
No podemos decir nada de esta cuidada edición de tan interesante correspondencia