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Libros de la semana: de la Europa de cafés y reuniones artísticas de Mary Ann Caws a la enigmática y apasionante figura de Clarice Lispector

Dentro de nuestra lista de recomendaciones también destacan a modo de paseo y con referencias a Rimbaud la descripción de Simona Tanzini sobre Palermo en una suerte de paseo antiturístico jalonado de crímenes y lo nuevo de Vicente Molina Foix, una obra con mucho humor ambientada entre fogones
--EFE

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“Encuentros artísticos”: nada inspira más que beber y comer en buena compañía

★★★★☆
Por Fernando Rayón
Había un tiempo –que hoy nos parece lejano– en que nos reuníamos con los colegas y amigos al margen de Zoom o de Teems. No había tampoco máquinas de por medio ni fallos técnicos salvo los propios de nuestra memoria y estado mental. Había un tiempo en que los artistas no solo creaban en soledad –como algunos erróneamente todavía creen que se debe hacer–, sino que sacaban su fuerza, energía y creatividad de las reuniones con sus compañeros de profesión y juergas. Todo eso es lo que cuenta Mary Ann Caws en su libro «Encuentros creativos». Arrancan los diecinueve capítulos con el Auberge Ganne y la Escuela de Barbizon. París y la Academia Julian; Florence Griswold House en Old Lyme, Connecticut; Els Quatre Gats en Barcelona; Dadá y el Cabaret Voltaire en Zúrich; Saint-Germaine-des-Prés y Montparnasse... Son algunos de los lugares y nombres propios, ¡entre cientos!, que desfilan a lo largo de todas estas páginas.
Al principio pensé que se trataba de un trabajo de arqueología literaria. Caws, estadounidense, ha sido profesora hasta jubilarse de literatura comparada, además de historiadora del arte, traductora y crítica literaria. Pero no. ¿Cómo podía ella referirse a todos aquellos momentos mágicos sin haber estado presente? La clave está en la dedicatoria del libro: «A mi abuela, la pintora Margaret Walthouse Lippitt».
Colonias artísticas
Se lamenta Caws de no haber vivido en la mayoría de los lugares a los que se refiere durante los tiempos magníficos que ella describe. Vano lamento, pues al echar mano de relatos y descripciones de aquellos protagonistas, hay incluso conversaciones que se cuentan como si la misma autora hubiera estado presente en la reunión y levantando acta del encuentro. Y, en otras ocasiones, reaparece su abuela, protagonista de varias de aquellas colonias artísticas, en las casas de huéspedes, salones y academias de Europa y América.
Fue ella, precisamente, quien alimentó su deseo de saber más y más de aquellos lugares. Pero todavía existen otros elementos. Las mesas y las comidas que se sirven son tan protagonistas como las mismas, ciudades, calles, barrios, cafés y restaurantes que se citan. Incluso igual que los escritores, artistas, músicos o filósofos que las llenaban. Los cuadros y fotografías que incoropora este volumen son otro aliciente para zambullirse en aquellos micromundos que, en realidad, deberíamos recuperar.

▲ Lo mejor

Nos transporta a un mundo creativo que permite conocer cómo trabajaron los artistas del siglo XX

▼ Lo peor

A veces da por supuesto que se identifican con facilidad personas y lugares que no todos reconocemos

“El color del miedo”: los colores de Palermo según una indolente romana

★★★★☆
Por Lluís Fernández
Todo primer libro siempre tiene algo de novela de iniciación, aunque este recurra a una vagaroso relato criminal. En realidad, «El color del miedo» es el relato de una «flaneur» que callejea por Palermo y describe los contrastes de su alucinante urbanismo, sus más insólitos lugares y realiza un retrato crítico de su gente. Viola es una periodista romana que observa todo por primera vez. Si para alguien de esa ciudad Palermo es desconcertante y sus moradores un conjunto de seres inexplicables, para el lector su visión crítica y desapasionada de esta ciudad resulta un hallazgo.
Añádase que la narradora es el personaje principal y padece una extraña enfermedad neurológica: la sinestesia, que consiste en asociar colores con las personas. La referencia poética al poema de Rimbaud de las «Vocales» es inevitable: «A negro, E blanco, I rojo, U verde, O azul: vocales». El conjunto tiene mucho de guía antiturística de Palermo, al modo de «La gran belleza» (2013) de Paolo Sorrentino. Un verano con un caluroso siroco en Palermo y el fatigoso deambular por la parte antigua descubriendo la hermosura de la iglesia a cielo abierto de Santa María dello Spasimo y el barrio popular de la Kalsa. Los crímenes quedan, para ser justos, en su segundísimo plano. Lo que más importa en este caso es la narración sincopada y coloquial de la autora y su indolencia y desinterés por las personas de alrededor, que emergen como secundarios de colores. Pese a su antipatía, la prosa es singular, cínica y chispeante.

▲ Lo mejor

El estilo chispeante y el cínico sentido del humor que emplea Simona Tanzini

▼ Lo peor

El tedio que en ocasiones acompaña al aburrido deambular de la narradora

“Todas las crónicas”: Lispector, entre el periodismo y sus asuntos domésticos

★★★★☆
Por Toni Montesinos
Qué mujer tan fascinante, bella, misteriosa, elegante. Era de origen ucraniano pero vivió en Brasil toda la vida, y murió en Río de Janeiro en 1977. Debutó a los 19 años con la novela «Cerca del corazón salvaje» (1944), dejando claro ya que la conciencia, lo innombrable, lo metafísico –lo imposible de definir con palabras– conforman el campo literario de Lispector. Por su estilo, el nivel de abstracción al tratar el yo, la indagación psicológica de sus personajes y la búsqueda de nuevas expresiones que trasciendan el lenguaje, ella es única: una especie de Kafka carioca. De hecho, sus argumentos son una mera excusa para hacer de la literatura una eterna pregunta que se cuestiona el origen de la vida y el sentido del tiempo o la soledad, los pensamientos más íntimos que nunca encuentran respuesta excepto en el morir, que para ella es un encuentro con uno mismo.
Un ejemplo perfecto de ello es este volumen que reúne la totalidad de sus colaboraciones en el «Jornal do Brasil» escritas entre 1967 y 1973, que nos traen a una Lispector que detalla sus asuntos domésticos y familiares o medita sobre el amor y la muerte, sobre el paso del tiempo o las incógnitas del «yo». Un gran trabajo colectivo, traducido por Elena Losada y Teresa Matarranz, a cargo, en su organización y epílogo, de Pedro Karp Vasquez, y con la tarea de búsqueda textual de la mano de Larissa Vaz.
Escribir como respirar
Pero lo mejor en este sentido es el prólogo de Marina Colasanti, que era la encargada de recibir los textos de Lispector en el diario, en su suplemento de los sábados. «Resultaba que aquella escritora maravillosa me pedía que tratara sus textos con esmero. Como si fuera posible no hacerlo», decía, deslumbrada por la escritora, que le decía que no tocaran sus comas porque, aseguraba, su puntuación a la hora de escribir era su respiración.
Esta prosa respira así, de esa manera, por ejemplo, en el segundo texto del libro, «La sorpresa», donde leemos este gran pasaje: «Mirarse al espejo y decirse deslumbrada: qué misteriosa soy. Soy tan delicada y fuerte. (...) No hay hombre o mujer que no se haya mirado por casualidad al espejo y no se haya sorprendido consigo mismo. Durante una fracción de segundo nos vemos como un objeto que puede ser mirado. A esto podría llamársele tal vez narcisismo, pero yo lo llamaría alegría de ser. Alegría de encontrar en la figura exterior los ecos de la figura interna: ah, entonces es verdad que no me he imaginado, yo existo».

▲ Lo mejor

El hecho de que Lispector siempre sorprende con los temas que elige para sus escritos

▼ Lo peor

El libro necesita un lector sensible al corazón de la autora, tan única en su percepción del mundo

“Las hermanas Gourmet”: celos, intriga y espionaje en la alta cocina

★★★★☆
Por Jesús Ferrer
La alta gastronomía es un tema de gran eficacia narrativa. Las exquisiteces del paladar y los efluvios culinarios conforman una atmósfera donde reinan la reivindicación del placer y la apoteosis de los sentidos. En torno a los ambientes de la buena cocina surgen enconadas pasiones y no menores conflictos argumentales. Lo corrobora la reciente novela de Vicente Molina Foix, una historia de mixtificados equívocos, irónico melodramatismo y mantenido suspense. En un contexto de metafórica irrealidad, cuatro hermanas han alcanzado una merecida fama de excelentes cocineras; por su restaurante desfilarán estrambóticos personajes envueltos en inverosímiles situaciones.
Surge así un imaginario marcado por la irracionalidad y la jocosa fabulación. Entre estrellas Michelin, elaborados platos y la pretendida sostenibilidad alimentaria transcurren las peripecias de estas mujeres que formulan así su ideario: «Vivimos con la naturaleza, y la queremos descubrir más allá de sus productos sabidos. Damos de comer a la gente rica y hacemos que la gente pobre coma lo mismo, gratis. Y hemos sido descubridoras de lo escondido». En ese laberinto de lo oculto puede rastrearse la huella de Borges como una apuesta en favor de la imaginación que cuestiona la lógica argumental. Buen ritmo, ocurrentes diálogos, sorprendentes giros y una sugestiva intriga conforman esta lograda novela.

▲ Lo mejor

La acertada inserción por parte del autor de lo imaginario en el ámbito de lo cotidiano

▼ Lo peor

Sin ser tampoco una importante objeción, algún momento de desorientación argumental