Gloria Fuertes, una voz contra los guardianes de la alta cultura
Tal día como hoy, hace 23 años, fallecía una de las escritoras más importantes de las letras españolas modernas, que se caracterizó por acercar la poesía y la narrativa a todos los públicos
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“En las noches claras,/ resuelvo el problema de la soledad del ser. / Invito a la luna/ y con mi sombra somos tres”. Este célebre verso, ahora convertido en aforismo casi, es obra de la escritora Gloria Fuertes, que fallecía tal día como hoy en 1998, legándonos una manera única de entender la cultura, la poesía y la narrativa, sobre todo en lo que respecta a la infancia. Nacida en 1917 el madrileño barrio de Lavapiés, en el seno de una familia ciertamente modesta, se la suele acotar dentro de la conocida como “Generación del 50″, aunque su influencia, gracias a sus apariciones en televisión y radio, va mucho más allá y abarca a varias generaciones de niños y niñas hispanohablantes a este y al otro lado del charco.
Autora de más de 50 libros publicados, una decena de obras de teatro y otros tantos guiones televisivos, todavía es recordada por su pulsión aperturista respecto a una cultura, casi siempre eminentemente masculina, que no entendía la necesidad de acercar la lectura a los más pequeños. Así, además de en su siempre presente lucha de carácter feminista, la escritora se inscribió en la tradición de José Hierro o Celaya, denunciando las injusticias que creía debían ser subsanadas. Además de su legado literario, Fuertes ganó el Cervantes Chico, que concede Alcalá de Henares, el diploma de Honor del premio Hans Christian Andersen de literatura infantil y, poco antes de su fallecimiento, fue investida con el cargo de Dama de la Paz de UNICEF.
Libros como “Don Pato y Don Pito” la sobreviven todavía entre las lecturas más vendidas de cara a la infancia, así como su serie de Monto y Lío, o “Coleta la poeta”. Ligada a Cátedra en las últimas etapas de su carrera, publicó en la década de los ochenta su portentoso “Historia de Gloria: (amor, humor y desamor)”, en el que también hablaba de su condición sexual, que tuvo que esconder durante años y que la llevaron incluso a tener novio en los años de la posguerra. España entera le puso cara a través de programas como “Un globo, dos globos, tres globos”, y luego apareció también en “La cometa blanca”, el espacio del Mago Florindo en el que debutó el osito Paddington ante las audiencias patrias.
A dos décadas de su fallecimiento (23 años, para ser exactos), el legado de Fuertes está en multitud de escritoras contemporáneas, que no dudan en citarla o en recordarla en fechas señaladas, en políticos que intentan apropiarse de su espíritu libre y su izquierdismo, o en cada niño o niña que creció leyendo sus historias y que ahora escribe las suyas propias. Más allá de su legado, en el que hay que perdonarle que siempre fuera una “colchonera” fiel, el cariño y el respeto con el que siempre se la recuerda nos habla de una mujer que, incluso contra viento y marea, supo transmitir su arte y entender que si no es para todos, grandes y pequeños, no puede tratarse de cultura.