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Antonio de la Torre: “Quizá se haya escrito todo sobre el Holocausto, pero no todos han tenido acceso a ello”

El malagueño regresa a las tablas con “Un hombre de paso”, dirigida por Manuel Martín Cuenca, para hablar del horror nazi
Kiko Hurtado
  • Periodista. Amante de muchas cosas. Experta oficial de ninguna. Admiradora tardía de Kiarostami y Rohmer. Hablo alto, llego tarde y escribo en La Razón

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Sol de invierno, presentación multitudinaria, Antonio de la Torre luciendo un autoritario y personalísimo bigote oculto tras la mascarilla y un círculo de periodistas con ganas de preguntar. Ayer fue una mañana de actividad en el Teatro Lope de Vega de Sevilla y es que el interior del edificio neobarroco se preparaba para la presentación de “Un hombre de paso”, una obra de teatro con vocación de reflexión contemporánea sobre el Holocausto y la memoria, escrita por Felipe Vega y dirigida por el cineasta Manuel Martín cuenca en la que el actor malagueño da vida a Maurice Rossell, antiguo miembro de la Cruz Roja que estuvo en Auschwitz como representante de la organización y testigo residual de la barbarie. Antes de hablar con LA RAZÓN, De la Torre advierte encantador al otro lado del teléfono “ya soy todo tuyo, pero ahora después tengo que ir a buscar a mis hijos al cole”. Captado el mensaje, economizamos el tiempo y charlamos con uno de los actores más respetados, poliédricos y autoexigentes de nuestro país.
Está más familiarizado con la mirada de la cámara que con la exigencia instantánea de las tablas...
Enseguida me atrajo el proyecto. La verdad es que intento no plantearme demasiado el medio en el que desarrollo mi trabajo, lo importante al final es poder hacerlo. Sí que es verdad que en el cine evidentemente tienes al menos la posibilidad de repetir la toma, el director te puede «montar» para arreglarte pero quitando eso, el teatro trato de abordarlo desde el mismo sitio.
También es verdad que para esta obra te rodeas de dos nombres relacionados directamente con el cine como Manuel Martín Cuenca y Felipe Vega, así que seguías estando de cierta forma en casa.
Efectivamente. He tenido otra oferta de teatro y no se ha dado por una serie de circunstancias pero Manolo y yo nos conocemos desde hace muchísimos años, ya nos hemos convertido en amigos más allá de todos los trabajos que hemos hecho juntos y llevábamos mucho tiempo hablando de la posibilidad de que él me dirigiera en teatro. Llevábamos años pergeñando esto y en cuanto Felipe le propuso el texto de «Un hombre de paso», nos lanzamos y aquí estamos.
¿Si extrapolamos la figura de Maurice Rossel al presente, encajaría con el perfil de equidistante?
(Risas) Sin duda. Pero el problema es que existen muchos Maurice ahora mismo. Si lo piensas la gente solo se moviliza con las cosas que ocurren cerca de su entorno. Lo que está pasando ahora con Ucrania por ejemplo, como que nos pilla lejos, parece que si no tenemos la bomba en la puerta de casa no saltamos y eso es terrible. La distancia mata la solidaridad.
El papel que juega la memoria en la construcción del individuo y de las sociedades es uno de los principales temas sobre los que orbita esta obra, ¿personalmente tiende a ser selectivo con ella?
Muchísimo, pero creo que todos un poco ¿no? hay motivos relacionados con la neurociencia y la psicología que lo explican. Por qué nos acordamos de unas cosas y nos olvidamos con tanta facilidad de otras. En el fondo somos jodidamente complicados.
¿En España también lo hemos sido con la interpretación de nuestra propia historia?
Claro, aquí ganó el fascismo y el relato se construyó a partir de ahí. Franco ganó la guerra, se quedó, hubo cuarenta años de régimen y aunque la Transición fue un periodo en el que se produjeron pequeñas concesiones a la democracia, se forjó desde ahí y eso permite que todavía hoy parezca poco menos que un desatino pretender hablar de lo que ocurrió en la guerra. Esa es la gran anomalía española. Quizás necesitemos más tiempo no sé, tal vez la Transición está demasiado verde y por eso no somos capaces de mirar de frente a lo que fue.
En Alemania en cambio son mucho más taxativos con la apología de su pasado. ¿Quedan cosas por contar aún del Holocausto o cree que está prácticamente todo dicho?
Los nazis llevaron a cabo una aberración indecible, la gran atrocidad de la Historia en términos humanos, morales y sociales. Es probable que toda la información exista, que se haya escrito todo sobre el Holocausto, el problema es que no todo el mundo ha tenido acceso a ello. Al final sabemos todo lo que la vida nos ofrece para enterarnos, esa es la gran tragedia. Tienes tantas cosas por hacer y existen tantas que no harás...