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Cine

Crítica de “Hive (Colmena)”: el zumbido mortal de todas las guerras ★★★★☆

Película Hive (colmena)
Película Hive (colmena)La RazónLa Razón

Dirección y guion: Blerta Basholli. Intérpretes: Yllka Gashi, Cun Lajci, Aurita Agushi. Fotografía: Alex Bloom. Kosovo, 2021. Duración: 84 minutos. Drama.

Hay mujeres, jóvenes, viejas, todas ya cansadas, que prefieren esperar. A que aparezca el cadáver del hombre, o al menos la ropa que llevaba puesta cuando moría porque el cuerpo se pudrió, han pasado siete años; a que, pero en realidad eso no lo aguardan más que los niños pequeños, regrese después de la barbarie y esté en la puerta, con cara de hambre, ojos de loco y espanto en los huesos. Pero hay otras, como Fahrije (extraordinaria Yllka Gashi), que, aunque les pueda costar la vida en una sociedad marcadamente machista, cerrada e intransigente, deciden aceptar la pérdida, llorarla solo mientras se duchan para que no la vean los otros y ganar dinero como sea para mantener los jirones su familia. En un pequeño pueblo de Kosovo todas esperan tener noticias de los esposos, los padres, los hijos que fueron a aquella guerra brutal. Y la historia se repite, se repite. De ahí que, cuando las abejas que cuida dejen de producir miel, la protagonista aprenda a conducir y viaje hasta la ciudad para vender ajvar casero (una salsa muy popular en la gastronomía de los Balcanes) desde los estantes de un supermercado. Y no le importa que destrocen estos frascos que tanto trabajo y sacrificio llevan dentro, que la llamen puta ni que, como dicen, de volver el hombre a casa se podría avergonzar de ella, y siquiera, en apariencia, duda mientras destrozan el cristal del coche o cuando un tipo, que sabe de su dolor, de su fuerza, de las ausencias, intenta violarla. En el fondo, el rencoroso zumbido de la comunidad que oímos al principio de esta dura, notable película cocinada con los ingredientes justos, a secas, es como el de esos pobres insectos, una seria advertencia. La historia, lo dijimos, se repite, siempre se repite mientras las víctimas sean siempre las mismas y nadie quiera decidir parar el mismo infierno a las puertas.

Lo mejor: una excelente Yllka Gashi en lucha contra una sociedad machista y claustrofóbica

Lo peor: comprobar que ninguna contienda acaba cuando llega el final de la misma