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“Mr. Wain”: Benedict Cumberbatch como luz de los incomprendidos en la Inglaterra victoriana

Will Sharpe dirige la adaptación libre de la vida de Louis Wain, artista, inventor y empresario que popularizó los gatos como mascota en el Reino Unido y al que da vida el protagonista de “Dr. Strange”
A CONTRACORRIENTE
La Razón
  • Matías G. Rebolledo

    Matías G. Rebolledo

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Por voluntad propia quizá, pero también por una sociedad -la de la Inglaterra victoriana- que era incapaz de lidiar con los problemas de salud mental de sus ciudadanos, Louis Wain (1860-1939) ha pasado a la historia como uno de los grandes caricaturistas de la edad de oro de la prensa escrita. Famoso por sus simpáticos dibujos de gatos, a los que popularizó hasta tal punto de convertirlos en la mascota ideal del frío e inhóspito Reino Unido, Wain fue un personaje de esos a los que los herederos de lo sajón gustan llamar “más grandes que la propia vida”. Bipolar sin diagnóstico y caótico de nacimiento, el inglés encuentra ahora un preciosista biopic de la mano del joven director Will Sharpe y tras el bigote de Benedict Cumberbatch, obsesionado con el personaje desde su juventud y productor ahora de la película.
Así, en la “Mr. Wain” que se estrena este viernes, y gracias a un musculoso elenco que encabezan el propio Dr. Strange junto a Claire Foy y Andrea Riseborough (también se deja caer el cantante Nick Cave a modo de cameo estelar), exploramos la vida y obra de un incomprendido, sí, pero también la batalla contra sus demonios propios y los que le sobrevinieron tras el fallecimiento de su esposa. Sharpe, versado ya en este tipo de narrativas á-la-”Big Fish” en producciones recientes como la siempre recomendable “Cómo meterse en un jardín”, es capaz de mirar de tú a tú a las comparaciones más evidentes y firmar una película sensible, bella y sensorialmente exquisita, digna de esa “experiencia” que ahora más que nunca parece “justificación” para la pantalla grande. Gran parte del mérito también es de Cumberbatch, capaz de sincronizar sus gestos a los del teórico y dibujante, mimetizándose sin excesivos manierismos ni distracciones, demostrándose una vez más como el mejor actor del momento (rodó esta película justo antes de “El poder del perro”). Tras cosechar un gran éxito de crítica y público en Reino Unido, Sharpe atiende a LA RAZÓN.
-¿De dónde viene la idea? ¿Cómo se subió al barco de “Mr. Wain”?
-Mi primer contacto con el proyecto fue a través de la productora de Benedict Cumberbatch, que me mandó el primer guion de la película. No conocía quién era Louis Wain, pero al ver sus dibujos e ilustraciones me invadió una sensación de familiaridad muy curiosa. No sabía quién era, pero sí entendí que debía ser alguien con una vida y existencia extremadamente interesantes.
-Parece fácil comparar su película con “Big Fish” o la serie “Pushing Daisies”, en esa forma de lidiar con la tragedia. También hay algo de “Paddington” en su humor, quizá por influencia de Simon Stephenson como guionista...
-La mayor influencia respecto al tono de la película es el propio trabajo de Louis Wain. Estuve comiendo, bebiendo y soñando con su trabajo durante semanas. Quise entrar, de algún modo, en su cabeza e intentar crear un itinerario, un viaje empático para con los espectadores y la vida del personaje. ¿Cómo hubiera sido vivir siendo él? ¿Cómo hubiera vivido su vida? Y así es también la película, como sus dibujos, con un sentido del humor muy claro, muy vivo. Lo colorido de su personalidad, sin embargo, contrasta con una fragilidad inherente a su persona y a su salud mental. Para mí, como director, era fascinante intentar encontrar un equilibrio entre ambas facetas de su personalidad.
-Usted viene de producciones de gran entidad, como “Flowers” o “Cómo meterse en un jardín”. Sé que es difícil de contestar, pero, ¿qué subjetividades aporta su visión de la vida de Louis Wain?
-Sí, es complicado. De hecho, creo que es más fácil que la pueda contestar otra gente. Has mencionado “Cómo meterse en un jardín” y creo que es un poco la demostración de que me interesan más los personajes que ven el mundo desde perspectivas poco habituales. Distintas. Nuevas. Tridimensionales, quizá. No sé si alguien, además de su esposa, llegó nunca a entender a Wain en vida, y eso es lo que he intentado hacer en la película. ¿Se le ve, se le percibe como se merece? No lo sé, pero es lo que quería conseguir. Llegó un momento, de hecho, cuando estaba leyendo sus teorías sobre cómo funcionaba la electricidad y el magnetismo, en el que no es que entendiera qué decía pero sí por qué lo hacía, qué le había llevado a ese pensamiento.
-¿Cómo de importante fue Benedict Cumberbatch para el proyecto? ¿Cree que, como actor, se puede llegar a identificar con el personaje de Wain?
-Hemos trabajado muy de cerca el personaje, sobre todo porque Benedict (Cumberbatch) siempre quiere imprimir una importancia física, una presencia, muy importante a sus personajes. Dándole forma, hablamos mucho de Andy Kauffman, por ejemplo, como ejemplo de hombre inocente que, a veces, no es consciente de las repercusiones que sus acciones tienen en otra gente. Incluso en la gente que les importa, o en una sociedad tan complicada como la victoriana. No sé si empatizaba como incomprendido o como actor, pero sí me contó que le costó mucho salir del personaje, que le había pasado muy parecido con Alan Turing.
-En ese desarrollo vital de Wain, usted da mucha importancia a su esposa, al personaje que interpreta Claire Foy. ¿Cómo le dieron forma, pese a lo efímero de su presencia en el filme?
-Necesitábamos a alguien que diera una gran impresión en pocos minutos de metraje. Y Claire Foy era perfecta para eso. Bueno, es perfecta para todo, en realidad. Lo hizo sin apenas esfuerzo, porque es muy buena lidiando con el drama y la comedia, y con todo a la vez. No quería que solo fuera la mujer de, y creo que lo hemos conseguido.
-En “Mr. Wain” también cuenta con el impresionante cameo de Nick Cave como H.G. Wells..-
-Durante toda la película quiero poner al espectador en los zapatos de Wain. Y el momento en el que H.G. Wells no solo defendió su trabajo, sino que además pidió ayuda por radio a todo el país para él, fue de los más importantes de su vida. Quizá donde se vio más sobrepasado. Por eso necesitábamos que esa secuencia la protagonizara alguien de una gran importancia. Nos enteramos por Cumberbatch que Cave era un gran fan y le ofrecimos el rol. Pese a lo pequeño, aceptó, y nos ayudó con su voz a darle entidad a la escena.
-¿Le da miedo, cierto reparo, estrenar una película tan bien cuidada, tan delicada, en unos tiempos tan caóticos para la gran pantalla?
-Como director, como artista si puedo usar la palabra, compartir tu trabajo con los espectadores siempre da miedo. Pero esta película fue hecha, sensorialmente diría incluso, para ser disfrutada en la pantalla grande del cine. Es una película sobre estar conectado, sobre la conexión emocional, y creo que eso es más fácil de alcanzar si estás en la sala a oscuras prestando toda tu atención a la película.