“Estamos hechos para entendernos”: oído absoluto de la comedia francesa
Pascal Elbé se alía con los productores de “La familia Bélier” y “CODA” para contar la historia de un hombre que encuentra el amor a la vez que comienza a perder la audición
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Entre las réplicas del bofetón y los augurios de un Hollywood que se confirmó como extinto en lo unívoco, la última ceremonia de los Premios Oscar confirmó a “CODA” como la mejor película del curso pasado. La película sobre una familia y sus pequeñas luchas diarias viviendo con la pérdida de la audición, eso sí, era un remake, una versión americana y americanizada de “La familia Bélier”, todo un éxito de taquilla allende los Pirineos. Al frente de su producción, y también de “CODA”, se situaban Eric Jehelmann y Philippe Rousselet, expertos en llevar el cine francés más allá de sus fronteras. Ahora, los productores de ambos triunfos se unen a Pascal Elbé, veterano de la comedia gala, para contar otra historia relacionada con la sordera, pero esta vez desde un enfoque más romántico: “Estamos hechos para entendernos”.
La película, ya en cartelera, sigue al actor de “Baron Noir” o “Una mujer brillante” a través de una crisis de mediana edad agravada por la pérdida progresiva de la audición. En la espiral de mala leche y sentimientos encontrados, el Antoine al que da vida un Elbé que también dirige y es guionista de la película, se encontrará con Claire (Sandrine Kimberlain), viuda reciente y madre de una niña que dejó de hablar cuando falleció su padre. “La película está basada en mi propia experiencia, en cómo he ido perdiendo parte de mi audición y en cómo de frustrado me sentía por ello. Estaba buscando escribir una nueva comedia, y mis hijos me hicieron ver lo que tenía delante, porque mi sordera había ido generando situaciones muy graciosas en la familia, por serio que sea el tema”, explica Elbé por videoconferencia y en el marco del festival organizado por Unifrance y que acercó a varios de los pesos pesados del cine comercial francés a nuestro país.
Nuevas y viejas masculinidades
“Al principio, no la concebí como una comedia romántica, sino como algo más cercano al género mixto, mezclando la tristeza del descubrimiento de la pérdida del oído con la de encontrarse a sí mismo a una edad tardía. Quería hablar sobre las conexiones entre personas que creen que ya no encontrarán a nadie”, explica sincero Elbé, que vuelve a incidir sobre la edad de los protagonistas: “Mi personaje, por seductor que pueda resultar, no podía enamorarse de una jovencita y caer en los mil clichés que criticamos siempre. Por eso era importante Sandrine (Kimberlain), por eso era importante que tuviera mi edad y que supiera ser el reflejo de una mujer madura que sabe exactamente qué quiere y no tiene tiempo para perderlo con un cretino. Esa química que al final se ve en pantalla, solo es el resultado de muchos ensayos”, añade.
Así, entre los problemas laborales que le causa su nueva condición y los malos consejos de un buen amigo, el personaje al que da vida Elbé en “Estamos hechos para entendernos” se pierde en su propia indecisión. De manera meridiana, pero con un metraje ciertamente generoso, Elbé no deja de caricaturizarse a sí mismo y a lo que significa, ese nuevo hombre que no sabe realmente a qué masculinidad agarrarse para seguir entendiéndose como fiel a sí mismo: “El guion tiene que ver con esa especie de orgullo de macho herido, por supuesto. Con el ejercicio paradójico de escucha que supone ir quedándose sordo. Y también con el saber acudir a otros cuando estás en problemas”, confiesa el actor y director.
Antes de despedirse, y en relación a los estrechos lazos de su película con “La familia Bélier” y “CODA”, Elbé reflexiona: “Es muy complicado predecir el futuro, saber si es una tendencia o se olvidará pronto, porque siempre ha sido muy difícil saber cómo afrontará el cine mainstream la discapacidad en sus nuevos acercamientos. En el cine siempre habrá sitio para las buenas historias, por eso tenemos que hacerlas buenas y, además, representativas en términos de diversidad. Nunca podemos olvidar, eso sí, que la gente del cine somos meros payasos en mitad de la pista de circo. Estamos aquí para entretener, no para ser faros morales. Nuestro compromiso debe ser con las emociones, no con la ética”, remata Elbé, consciente también de lo complicado de estrenar en salas pero “esperanzado con el futuro mixto” que auguran las plataformas.