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“Nos hemos quedado solo con la Sylvia Plath suicida”

La escritora Elin Cullhed convierte en novela el último y trágico año de vida de la autora de “La campana de cristal”
Joan Mateu ParraShooting
  • Víctor Fernández está en LA RAZÓN desde que publicó su primer artículo en diciembre de 1999. Periodista cultural y otras cosas en forma de libro, como comisario de exposiciones o editor de Lorca, Dalí, Pla, Machado o Hernández.

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A Elin Cullhed siempre le había fascinado la figura de Sylvia Plath, pero nunca se había atrevido a tratarla como un personaje literario. Sin embargo, poco a poco, Plath, especialmente la de su último año de vida, se fue colando en su escritura dando como resultado «Euforia», novela que acaba de publicar en nuestro país Navona y que se ha convertido en uno de los grandes fenómenos editoriales europeos de este año.
La escritora sueca, que estuvo ayer en Barcelona, habló con este diario sobre «Euforia» y cómo llegó a Sylvia Plath. «La descubrí cuando tenía veinte años y sentí una conexión directa con ella. En mi diario de ese tiempo escribí que ella es como una hermana para mí, es una doble. Me sentí casi apabullada por su voz potente. Desde un primer momento supe que ella significaba algo para mí desde un punto de vista personal», apuntó la autora.
Cullhed se dio cuenta que tenía algunos puntos en común con Plath, como ser esposa de un escritor y madre de niños pequeños. «Todo esto coincidía en un momento muy especial en mi vida privada. Yo tenía un tercer hijo. Estaba agotada de escribir, de dar el pecho, de todo lo que supone tener un bebé... Es como si hubiera agotado todas mis fuerzas vitales. Era como un eco que me llegaba. Amo ser madre y mi marido trabajaba muchísimo con su labor de autor, estaba mucho tiempo fuera. Llegó un punto en el que yo estaba agotada. Fue ese momento en el que estás vulnerable, en el que te das cuenta que la vida que es así y te consume cuando regresé a Sylvia Plath», dijo la autora de «Euforia».
La novela nos acerca al último año de vida de Sylvia Plath, aunque en ningún momento –y esto no es un «spoiler»– se recrea el suicidio de la poeta. Sí hay en las páginas de «Euforia» mucho de la relación entre Plath y el también escritor Ted Hughes. Fue precisamente Hughes el encargado de hacer desaparecer los diarios que escribió Plath al final de su vida. Cullhed apunta sobre este hecho que «fue como un duelo descubrir que esos textos habían sido destruidos y borrados de la historia literaria. Es un insulto para ella como escritora. Para mí fue un duelo. Ella no solo sintió la necesidad de suicidarse y no solo la conocemos con ese mito de la poeta suicida, tenemos esta idea de la madre muerta delante del horno. Sabemos más esto que su historia literaria. Pero es que también su escritura fue borrada. Es una triple muerte. Estos diarios fueron importantes porque en ese momento ella estaba escribiendo una novela que describe ese periodo, el amor, la maternidad... Fue duro comprobar que todo esto pasó».
Ante esta ausencia documental, Elin Cullhed se apoyó en unos documentos recientemente descubiertos: «Son las cartas que escribe a su psiquiatra, redactadas en 1962 y 1963. La última es de un par de días antes de su suicidio. Eran información nueva. En esa correspondencia Sylvia habla de ese periodo con voz nítida. Está furiosa, pero aún así está muy sobria y lúcida. Sabe perfectamente lo que vive. Lo describe todo y arroja nueva luz. Me ayudaron mucho».
La escritora sueca cree que no se ha hecho justicia a Sylvia Plath, que ha pesado más el mito que la persona. Eso es lo que le lleva a afirmar que «siempre he sentido que hay muchos retratos sobre ella que no encajan con mi percepción de Sylvia Plath. Ella es una fuerza vital y al final de su vida pone toda esa fuerza en su obra. Da libertad a su voz, utiliza toda su rabia y la traduce en palabras. En ese momento era alguien que creía en su escritura. No buscaba a nadie. Creo que no está suficientemente reconocida como la gran poeta que es. La hemos mal interpretado constantemente porque nos hemos centrado en la mujer suicida. Nos hemos quedado solamente con la Sylvia Plath suicida. Por eso quise que mi novela se centrara en la mujer que fue con su propia voz».

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