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Antonio Orozco: «Las canciones primero se cuentan y después se cantan»

Es como suena su música: cercano, cariñoso y sorprendente.
larazon

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Es como suena su música: cercano, cariñoso y sorprendente.
Siento devoción por Antonio Orozco desde hace años, incluso más allá de su música. Es un hombre tan cariñoso y tan cercano que siempre me sorprende. Incluso cuando andan tirándole besos las señoras desde el otro lado de la cristalera, a los que él responde con el mismo entusiasmo. Otros artistas se hacen los importantes y hasta improvisan algún mohín de molestia que parece que les da caché. Él qué va. Todo lo contrario. Lo agradece e, insisto, lo responde. Un prodigio de sencillez. Todo un tesoro en estos tiempos de postureo. Quizás por eso lo que le corresponde es que ese mismo destino con el que ha dado nombre a su disco («Destino») le premie. Y viendo su currículum plagado de éxitos, lo parece. Incluso que jamás tiene momentos bajos. «Pues los tengo. Seriamente bajos, claro que sí. Lo que pasa es que estoy rodeado de héroes. ¿Sabes? Héroes que nadie sabe que lo son. Por eso les escribí una canción. Yo, como sí lo sé, estoy en la certeza de que estoy rodeado de personas maravillosas que hacen que mi vida sea cada día más fácil».
Le digo que debe tener la mirada muy limpia para apreciar a los héroes cotidianos y me sonríe. «A mí me ha tocado vivir cerca de gente a la que, en algunos casos, la vida no se lo pone nada fácil. Entonces, cuando ves el tesón, la energía, la fuerza, la vitalidad, el despertar de la gente que no lo tiene fácil y aún así trata de ponérselo fácil a los demás, lo normal es ser agradecido». Hablamos de la música, de su valoración y de la nominación como compositor en los Grammy, de las cosas más y menos importantes, y de si lo primero es cantar o contar. «Yo creo que hay un punto que es casi filosófico. Estoy convencido de que no hay ninguna canción que empatice con los sentimientos de los demás, de quien las escucha, si no te atreves a contar la verdad. Cuando cuentas la verdad entiendo que la gente, automáticamente, la entiende como suya. Yo creo que las canciones primer se cuentan y después se cantan. Y cuando sigues esa regla de tres, pues a veces aciertas». Le digo que se está contando entonces a través de sus letras y el me responde que si alguien tiene algún interés en conocerlo le será fácil escuchando sus discos. Alguien dice. Con la cantidad de seguidores que tiene. Adeptos y hasta adictos diría yo.
Le pregunto por el secreto y el vuelve a «la verdad». «La coincidencia de la gente con las canciones tiene que ver definitivamente con la verdad. Es que no hay otra manera. Es que a mí me pasa lo mismo cuando soy público y estoy al otro lado». Supongo que sentirá todo lo que canta, digo yo, y que sabrá de ello si sigue el precepto de Sábato, según el cual hay que se escribir de lo que se conoce. Otros escritores piensan que incluso es obligatorio vivirlo... «Bueno, García Márquez describía muy bien lo que veía, pero no creo yo que lo viviese. Pero al final de todo hay una verdad como un templo. El otro día discutía con una amiga. Yo le decía que vivimos en un mundo en el que todos sentimos más o menos de la misma forma y ella me decía que no. Pero yo creo que sí. Que todos tenemos parecidos valores fundamentales aunque unos desarrollemos unos más y otros menos. En definitiva, todos tenemos el mismo afán cuando nos despertamos y tratamos de hacer cosas».
De ser así, no habrá ni buenos ni malos, responde sin dudar: «Estoy absolutamente convencido. Yo sé que mi hijo no será malo porque está educado en la bondad y en la humildad». Habría mucho que discutir. Pero mejor hablar del destino. Concretamente del de su disco. «Bueno “Destino” es sorprendente desde el principio. Hay un cambio de sonido para empezar. Pero el título viene de una pauta que escribí hace año y medio aproximadamente, que describía un proyecto que tenía un principio, un desarrollo y un final, casi como una obra de teatro. El principio se llamaba “origen” y era donde habíamos reinventado las canciones que nos trajeron hasta aquí. Y “Destino” es ese cambio y esa búsqueda de un sonido llevado a canciones nuevas. Era hacia donde yo quería ir hace mucho tiempo y haciéndolo todo, digamos fabricándolo todo en casa. Por eso está grabado en Barcelona, cantado en Barcelona y mezclado en Barcelona. Uno tiene que ir contándose los galones como si tuviese alguna importancia. En realidad, fuera de los créditos no importan para nada. Grabé en Los Ángeles con tal o cual señor que hizo tal cosa... Y en realidad, cuando pasa el tiempo y vas teniendo cierta experiencia, te das cuenta de que lo que realmente importa es el tesón, el cariño y la emoción que le pongas a las cosas. Y no hay emoción sin tiempo y no hay tesón sin tiempo. Y cuando tú viajas, estás en un avión y vas y vienes, se te quedan muchas cosas en el camino. En los aviones, en los trenes. Y yo creo que este disco tiene, y la gente lo está encontrando definitivamente, un trozo de vida, que es la mía y con la que la gente si presta un poquito de atención encuentra que hay muchas coincidencias».
¿Hallaremos en ese disco algún consuelo para esa realidad política tan triste que andamos viviendo? Responde tajante: «No. Nada de política. Quizá encontraremos, no consuelo, sino espectáculo en algunos programas de televisión hasta donde los políticos han trasladado su “show”. A lo mejor ahí alguno pueda encontrar algún sentido a todo esto que parece una parodia. No quiero imaginar la cara de las personas que han dado su voto a algunos partidos que han cambiado completamente su pauta. Que ayer eran blancos y hoy son negros. Igual todo esto forma parte de una estrategia que no sabemos hacia dónde va. Mientras todo sucede en televisión, en mi barrio hay mucha gente que sigue pasando hambre, fatiga y no tiene trabajo».