Barceló «pinta» con arcilla las obras exhibidas en la Galería Elvira González
Para Miquel Barceló la arcilla es una forma genérica de la pintura y el material con el que ha trabajado más intensamente durante los últimos meses en la creación de unas obras que se podrán contemplar a partir de mañana en la Galería Elvira González de Madrid.
Compuesta por seis creaciones sobre lienzo y doce cerámicas, algunas de ellas de gran formato, la exposición supone el regreso del artista a una galería española después de una década, además de ser la primera muestra del mallorquín en Elvira González, con quien ha decidido trabajar después de que Soledad Lorenzo cerrara su sala.
"Desde el primer momento tuve muy claro que quería trabajar con esta galería", comentó Barceló hoy durante la presentación de la exposición, con motivo de la cual ha escrito un "Manifiesto de barro".
En él recuerda que empezó a trabajar con arcilla porque en Gogoly-Sangha (Mali) el viento no le dejaba pintar. "Seguramente así fue, pero todavía más seguro es que con esta arcilla no hacía otra cosa que seguir pintando".
Barceló ha utilizado ladrillos, "en alusión a la crisis inmobiliaria", que ha cocido en una antigua alfarería del centro de Palma que ha comprado. De su pueblo natal, Felanitx, extrae el barro, explica, "en el que debe encontrarse el ADN de mis ancestros".
Desde sus primeras obras en terracota hasta el momento actual, Barceló reconoce que ha aprendido mucho. Con arcilla y usando bióxido de manganeso como colorante, "como hacían los griegos", le gusta pensar que el arte "se hace como hace siglos. La cerámica es la forma de pintura más antigua del mundo. Para mí siempre ha sido una forma de pintar, aunque dibujar y escribir también lo son".
Además, es el material que mejor recoge los defectos y las imperfecciones, algo importante para este creador que, recuerda, en sus inicios todo lo que consideraba bien hecho lo iba retirando y dejaba lo que le "parecía mal"; "creo que esto ha funcionado", afirma.
Su trabajo en cerámica lo desarrolla en paralelo a sus cuadros; "no hago dos cosas separadas", asegura y añade: "Algunos de los cuadros los quemo y me sirven para hacer fuego".
Desde que visitó por primera vez Mali hace muchos años, ha dividido el año viviendo cuatro meses en París, otros cuatro en Palma y otros tantos en el país africano. Las condiciones sociales y políticas en que se encuentra ese país le han impedido regresar, pero el artista lo tiene muy presente.
"Es muy inquietante y muy complejo lo que está ocurriendo. Tengo mi casa y mis cosas en Mali", país que a finales de los ochenta experimentó cambios importantes; "entonces fue cuando las mujeres empezaron a ir a la escuela, algo que nadie confiaba que llegara", rememora.
Ahora lo peor, "y de lo que no se habla, son las violaciones que están sufriendo las mujeres", afirma.
De lamentable calificó la postura que está teniendo Europa en este conflicto, y apunta: "Me da miedo se convierta en una guerra larga, algo que parece inevitable".
Barceló, que tiene en perspectiva un gran proyecto del que todavía no quiere hablar, dio como recomendación para hacer frente al momento económico actual aplicar las ideas que defendía el movimiento situacionista respecto a tomar objetos creados para un fin "y usarlos para otras cosas diferentes que para las que fueron concebidos".
El artista es muy crítico con el IVA cultural del 21 %, que considera "un disparate". En su opinión, con su aplicación es imposible que ARCO figure en los circuitos internacionales de arte "y provocará que la feria sea una debacle".
"La gente se irá a Singapur. Para qué van a venir los coleccionistas a Madrid a comprar obras de un artista si pueden hacerlo en cualquier otro país mucho más barato", afirmó y reconoció que nunca le han gustado las ferias, aunque concluye: "No tengo tampoco nada en contra de ellas; ni siquiera me interesan para ver arte, prefiero los museos".