El David, a prueba de terremotos
Tras los vividos en Italia el pasado año y ante el deterioro de la obra maestra de Miguel Ángel, expertos italianos como Fernando de Simone alzan la voz para actuar sobre la pieza y evitar daños irreparables en el futuro
¿Puede romperse el David? Numerosos expertos consideran que las vibraciones del tráfico y las visitas afectan día a día a las microrroturas localizadas en las piernas de la estatua. Además, los recientes terremotos en Italia obligan a replantearse su seguridad.
Los múltiples terremotos que afectan el centro de Italia desde hace varios años y que han destruido total o parcialmente una parte del patrimonio artístico «menor» de este país han hecho temer también por la salud del David de Miguel Ángel Buonarroti, una de las esculturas más famosas del mundo, considerada el ideal de la belleza masculina y uno de los emblemas del Renacimiento y de la ciudad de Florencia, por lo que es de esperar que se tomen medidas específicas para su salvación. Para el arquitecto Fernando De Simone, experto que lleva años estudiando el estado de la estatua, «el riesgo para el David no es una hipótesis, es real». Desde hace más de una década son conocidas las microroturas que afectan a los tobillos de la escultura, unas fracturas que se estarían agravando día a día por diversos motivos y que podrían ser fatales en caso de terremoto. «Las vibraciones del tráfico aledaño y el peso de los numerosos grupos que cada día visitan la obra y se acercan y se alejan de ella generando vibraciones, afectan al David», sostiene De Simone. Este experto lleva años abogando por trasladar la pieza (junto con otras de gran valor) a un museo antisísmico fuera del centro de la ciudad. Pero resulta complicado que el David salga de la Galería de la Academia. La propia directora de esta institución, Cecile Hollberg, considera que la actual protección a la escultura de Miguel Ángel es insuficiente. A raíz del sismo de diciembre de 2014, el ministro para los Bienes y Actividades Culturales, Dario Franceschini, anunció que el Despacho a su cargo destinaría los 200.000 necesarios para proyectar y realizar una base antisísmica para la estatua. «El terremoto sentido en Florencia, afortunadamente sin daños al patrimonio cultural del Estado, hace aún más urgente realizar este proyecto, en fase de estudio avanzado por parte del Museo de la Academia. La contribución directa del Ministerio hará posible realizarlo en tiempos breves. Una obra maestra absoluta como el David no puede correr ningún riesgo», dijo en aquella oportunidad. Pero la «almohada» antisísimica sigue sin ser una realidad y, según De Simone, podría no ser suficiente, pues un terremoto podría suponer desprendimientos desde lo alto de la Galería, que dieran al traste con la obra maestra de Miguel Ángel.
- Un peso enorme
Otra de las voces críticas con las escasas medidas de prevención es la del ingeniero Alessandro Martelli, quien ha dejado bien claro en varias oportunidades desde hace una década que el David de Miguel Ángel es vulnerable no sólo a las vibraciones sísmicas, sino a las ambientales, debido al vulgar mármol en el que fue esculpido y a que ya se notan algunas fisuras en sus tobillos. Desde el comienzo de su existencia, siempre se ha temido que las estéticamente perfectas piernas de esta estatua no pudiesen sostener el peso del resto del cuerpo.
Los problemas del David empiezan precisamente desde su creación: fue esculpido por Miguel Ángel entre 1501504, siendo muy joven (rondaba los 25 años), usando un enorme bloque de mármol de mala calidad, que había sido descartado por otros escultores –Agostino di Duccio y Antonio Rossellino– por tener numerosas hendiduras, «venas» y pequeños agujeros que le hacían tender a la pérdida de cohesión de los cristales. Igualmente, la forma muy alta y estrecha del bloque representaba otra dificultad añadida para ser trabajada con comodidad y lograr el desarrollo anatómico necesario; sin embargo, el joven Buonarroti manifestó su genio, no se desalentó en ningún momento por el precario material y, no sólo lo trabajó valiente y tercamente, sino que creó una obra de extraordinaria grandiosidad y belleza, que legó a la posteridad como una de las más importantes estatuas de la historia de la humanidad.
- Cinco metros de David
Excluyendo la base dónde está colocada, la estatua mide 5,17 metros. Fue un encargo de las cofradías de la lana y de las obras de la catedral de Florencia. Representa al personaje bíblico David sin la tradicional cabeza de Goliat a sus pies, sino antes del triunfo, con la honda en la mano y la expresión del rostro del joven con ceño fruncido y mirada desafiante, que estudia al gigante adversario, genial logro del escultor. Inicialmente, iba a ser colocada en la catedral, luego se prefirió el espacio abierto de la Plaza de la Señoría, pero tras varias peripecias, incluso un rayo, que afectó a su pedestal en 1512, finalmente fue llevada en 1872 a la más segura Galería de la Academia de Florencia, primero en un ambiente exterior y luego dentro del enorme espacio interior, donde se encuentra actualmente.
Al David se le «desempolva» y lava con regularidad: cada dos meses un equipo de especialistas subidos en un enorme andamio se dedica a la limpieza de la gigantesca estatua. Pero, no bastan las operaciones de conservación, si los marmóreos tobillos de las piernas masculinas más hermosas del mundo están en peligro, se hacen necesarias medidas estrictas de protección. El experto Martelli habla incluso de «aislamiento sísmico». «A la elevada vulnerabilidad de la estatua contribuyen su postura, el hecho de haber permanecido por largo tiempo en el exterior de la Galería de la Academia, y además, durante un periodo estuvo ligeramente inclinada debido a los efectos de la inundación (1966), lo que probablemente agravó el estado de las fisuras en el nivel de los tobillos». Resulta «indispensable intervenir en la base que sostiene la estatua, con un cuidado particular, debido al enorme peso y a las lesiones que presenta, para no dañarla precisamente durante esas intervenciones», por lo que se impone «la utilización de un sistema de aislamiento sísmico que ofrezca también una larguísima durabilidad».
Pero no sería todo, y en esto Martelli coincide con De Simone: «Obviamente, una vez asegurado contra posibles daños de sacudidas sísmicas gracias al aislamiento de la base, el David de Miguel Ángel puede “estar tranquilo” sólo si estamos seguros de que nada le caiga encima. Afortunadamente, no se espera que en Florencia ocurran terremotos de extrema violencia y en la Galería de la Academia el único elemento que vería como potencialmente peligroso es el vitral, pero eso también se puede asegurar de alguna manera», señala Martelli. Para De Simone, es importante dejar claro que el David «es una obra que pertenece a la cultura mundial y pesará sobre nuestras conciencias si un día le pasa algo».
Un completo «chequeo» al campanile
Florencia siempre está en el punto de mira, siempre expuesta. Es una de las ciudades con mayor concentración de patrimonio artístico en el mundo y un centro histórico que es una joya delicada asediada por las inclemencias metereológicas, el paso del tiempo y el asedio de los turistas y las formas de vida modernas. Por eso, cada cierto tiempo resurge el debate sobre cómo se debe conservar todo este patrimonio. Ahora, al hilo de los terribles terremotos del centro de Italia el pasado mes de agosto, la Opera de Santa Maria del Fiore, la entidad encargada desde hace siete siglos del mantenimiento de la catedral y los edificios adyacentes, ha puesto en marcha todo un plan para chequear la salud del campanile de Giotto y su resistencia ante eventuales movimientos de tierra. Los trabajos se desarrollarán a lo largo de los 85 metros de la torre, supervisados por el arquitecto Francesco Gurrieri, que participó en los planes de preservación de la Torre de Pisa. El proyecto espera contar con financiación de la Unión Europea y las conclusiones se sabrán en noviembre de este año. ¿Habrá que actuar más profundamente sobre el campanile? En cualquier caso, varios expertos de la ciudad han levantado la voz en los últimos años por la amenaza que supone para el centro histórico y los edificios medievales las obras de la estación de alta velocidad, que han obligado a abrir una profunda y gran zanja a escasos metros de la catedral. Los trabajos, diseñados por Norman Forster, se han encontrado con la oposición de numerosos sectores vecinales en una ciudad que vive en medio de la tensión entre tradición y modernidad, obligada a preservar su patrimonio y, al mismo tiempo, a abrir las puertas a millones de turistas al año.
De Asís a Amatrice: el patrimonio italiano, en el alambre
Italia es un país especialmente castigado por los movimientos sísmicos debido a su situación geográfica. Pero, además, la gran cantidad de patrimonio artístico que acumula la hace aún más vulnerable. Un claro ejemplo es el de los daños incalculables en Amatrice (en la imagen) tras el terremoto del pasado mes de agosto. Se calcula que más del 20% de los destrozos son irreparables. Especialmente dolorosos fueron los daños provocados por el terremoto de 1997 en Asís. Los frescos del Giotto de la basílica, así como la bóveda pintada por Cimabue quedaron sumamente dañados. Se hizo necesaria una costosa y larga restauración. Otras delicadas obras de Giotto, como los frescos de la capilla Scrovegni en Pádova, vienen reforzándose con medidas antisísmicas.