Arte

¿Es mejor artista Basquiat que Rembrandt?

Acaba de conocerse la aparición de dos retratos de Rembrandt, que serán subastados por una cantidad que no se acerca a las ventas de obras de otros autores

Imagen de los dos retratos de Rembrandt hallados tras casi 200 años que salen a subasta en Christie’s
Imagen de los dos retratos de Rembrandt hallados tras casi 200 años que salen a subasta en Christie’sChristie's

Tobias Meyer, otrora director del departamento de arte contemporáneo de Sotheby’s, afirmó sin ningún tipo de rubor que las obras más caras eran las mejores. Esta íntima creencia –que podría ser compartida a priori por gran parte del público– resulta cuanto menos problemática cuando se analizan los valores de las subastas durante los últimos tiempos y cuando, más específicamente, se comparan las cotizaciones del arte clásico y del contemporáneo. Para muestra, un botón: acaba de conocerse la aparición de dos retratos de Rembrandt, fechados en 1635, y que representan a dos parientes del artista: Jan Willemsz van der Pluym y Jaapgen Carels. Se trata de las dos únicas piezas del pintor neerlandés que permanecen en manos privadas, y, por tanto, de preciados objetivos para los coleccionistas. Ambos cuadros serán subastados el próximo 6 de julio por Christie’s con un precio estimado de entre 5,7 y 9,2 millones de euros. ¿Hablamos de unas cantidades elevadas para los que deberían ser los dos únicos Rembrandts en circulación? Para contextualizar mejor este dato, introduzcamos otro factor que puede ayudar a clarificar la cuestión: la misma Christie’s acaba de subastar la obra «El gran espectáculo (El Nilo)» (1983), de Jean Michel Basquiat, por 61,7 millones de euros, en lo que ha supuesto un remate inesperadamente alto.

¿Quiere esto decir que Basquiat es mucho mejor artista que Rembrandt? Si nos atenemos al axioma propuesto por Tobias Meyer, sí. Sin embargo, cuando se examina a ambos en el marco global de la historia del arte, tal aseveración aparece cuanto menos problemática. Rembrandt parece haber influido más en el arte universal que Basquiat; las obras del pintor neerlandés merecen más atención por parte de las universidades de todo el mundo y sus cuadros cuelgan destacados en los museos de mayor prestigio. ¿Por qué, entonces, un Rembrandt es más «barato» que un Basquiat? Cualquier posible respuesta nos conduce a factores externos a la propia calidad artística. Así, por ejemplo, y desde la década de 1970, las casas de subastas apostaron más por el arte moderno y contemporáneo por la escasez de obras clásicas en circulación. Esto ha hecho que el «boom» del coleccionismo artístico coincida con un crecimiento exponencial del precio del arte del periodo que abarca desde el Impresionismo hasta la actualidad. El gusto de los nuevos coleccionistas se ha formado en plena fiebre del arte más reciente, y esto conlleva que, para un inversor de hoy en día, el estatus social que supone adquirir objetos de lujo se lo proporcione el arte del último siglo. Podríase pensar, empero, que el hecho de que solo existan dos Rembrandts en el mercado –y que no se espere ninguno más por mucho tiempo– tendría que repercutir en una puja a la desesperada que elevara sus precios hasta niveles estratosféricos. Pero el mercado no funciona así. Rembrandt es un artista de museos, no de coleccionistas. Y los coleccionistas compran para medirse con otros coleccionistas. El coleccionismo apuesta fuerte por Basquiat porque persigue tener el mejor de ellos frente al resto de colecciones que incluyen obra suya. Pero, ¿contra quién compite un coleccionista que compra un Remdrandt? ¿Contra un museo? Eso no aporta glamour ni estatus social. El coleccionismo se convierte en una práctica agonística porque consiste en una competición entre iguales. Y ahí el arte clásico –en su mayor parte, propiedad de instituciones– tiene todas las de perder.