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Sebastião Salgado, el fotógrafo que intenta preservar la Tierra y el hombre

El fotógrafo, que alerta de que nuestro país "ya es un desierto", inaugura este martes su nueva exposición, "Amazonia", una defensa de este ecosistema que reúne 200 imágenes de gran formato y siete películas
Sebastiao Salgado, fotógrafo.© Jesús G. Feria.
Sebastiao Salgado, fotógrafo.© Jesús G. Feria.Jesús G. FeriaPHOTOGRAPHERS

Madrid Creada:

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Sebastião Salgado todavía recuerda el Citroën 2 caballos que condujo en los años setenta. Con ese «cochecito» recorrió España y gran parte de los países de Europa. El fotógrafo, que luce una camisa oscura, pantalones con bolsillos laterales y botas de montaña bien anudadas, relata con voz pausada un detalle que aún permanece vivo en su memoria: lo finas que eran las puertas de aquel modelo. Apenas una delgada lámina de metal. Una anécdota que en principio se antoja irrelevante y que no debería retener nuestra atención, pero que en su discurso toma mayores dimensiones al introducir una inesperada comparación: «Las puertas de cualquier modelo actual posee un grosor mayor. Al hacerlo, la cantidad de carbono que se mete hoy en un vehículo es tres veces más. ¿De dónde se extrae esa cantidad? Del planeta. Ahora todo se lleva al consumo y esto está generando, aparte de un distanciamiento de las personas con la naturaleza, que estamos agotando los recursos del planeta».
Salgado inaugura el próximo martes su nueva exposición. El Teatro Fernán Gómez acogerá un amplio catálogo de doscientas imágenes y siete películas que dan fe de la belleza del Amazonas y que suponen a la vez un testimonio directo de las tribus que continúan habitando en su interior y que comprenden las culturas de los yanomamis, los asháninkas, los yawanawás, los suruwahás, los zo’és, los kuikuros, los waurás, los kamayurás, los korubos, los marubos, los awás y los macuxis. Una amplia comunidad conformada por 370.000 indígenas de 188 grupos distintos que hablan hasta 150 lenguas diferentes. «Esa tierra es el paraíso», confiesa en un aparte. «Allí no existían enfermedades. La malaria proviene de África y cuando te adentras en la selva, puedes beber el agua de los arroyos», confiesa al evocar los parajes que ha visitado y que ha recorrido durante sus estancias.
"Lo que destruye el Amazonas es nuestra sociedad de consumo"S. Salgado
Esta muestra, patrocinada por Zurich, Telefónica y Redeia, refleja no solo una preocupación artística, sino también el amplio espectro de inquietudes del artista. «La mayor parte de nuestra sociedad es urbana y depende de un sistema productivo para proporcionar recursos a esa población metida en ciudades. Pero la forma de explotación de las materias y esta organización de la sociedad a lo que está conduciendo es la destrucción del planeta. Lo que destruye el Amazonas es la sociedad de consumo».
El fotógrafo alude, como ejemplo, al cercano acuerdo entre la Unión Europea y Mercosur para resaltar la realidad: «Lo que se quiere de América Latina es que exporte productos agrícolas baratos que permita a los europeos comer más y más barato. La cuestión es dónde vamos a buscar esas fronteras nuevas para hacer eso. La respuesta es en el interior del Amazonas. Vamos a destruir esta floresta para que los europeos estén más gordos». Subraya que esto no proviene de su invención y que, de hecho, ya ha sucedido con anterioridad: «Ya arrasamos las selvas de Sumatra y Borneo. Cuando sobrevolé esos territorios por primera vez estaban ocupados por extensas junglas; ahora son enormes plantaciones para extraer aceite de palma. Una materia destinada a fortalecer los productos de consumo de los países ricos. El modelo que preconiza esta sociedad agotará los recursos de nuestro planeta y su vida».
Salgado detecta «un punto de fatiga y de cansancio» de esta clase de sociedad, pero atrae la atención sobre un hecho innegable: «Cuando tomas un avión y ves España desde el cielo, te das cuenta de que ya es un desierto. Dentro de muy poco, los españoles vais a tener un problema de escasez de agua muy serio. La única manera de tener agua en el suelo es plantar árboles, que retienen la humedad. Deben ser conscientes de que tenemos una amenaza de calentamiento global y que este calentamiento se va a incrementar en los siguientes años. Los chinos están llegando al mercado de consumo y van a comportarse como los europeos. Y después está la India. Hemos creado una manera de vida que destrozará la Tierra».
[[H2:«Un momento dramático»]]
Salgado reconoce que todo lo citado traerá consigo claras «consecuencias para los humanos», pero que todavía «la gente no se ha dado cuenta». Por eso alerta sobre el problema que supone el paulatino aumento de las temperaturas: «El proceso va a liberar el carbono que hay sumergido en el océano, que se va a calentar. Un país como España va a perder cientos de kilómetros de litoral, porque quedará inundado. Parte del Amazonas, también quedará inundado por el deshielo de los polos. En el Himalaya, dentro de 60 años, no habrá hielo. ¿Qué beberán las poblaciones de la India que dependan de esos ríos? Va a haber problemas inmensos y no se puede asegurar nuestra supervivencia. Si el 90 por ciento de la población es humana y sobreviene una escasez de agua y alimentos, habrá una crisis social y habrá muertos, porque la gente no sabe hoy en día producir nada. Hace tiempo que ha salido de la tierra. Estamos viviendo un momento dramático».
"Existen especies en peligro. La nuestra también. No se puede asegurar nuestra supervivencia"S. Salgado
Su denodada lucha contra la deforestación del Amazonas, causada por la búsqueda de oro, la ganadería y la agricultura, tiene un fundamento sólido: «Los incendios representan un peligro en el Amazonas. Esta foresta tiene la capacidad de atrapar el carbono a través de la fotosíntesis. El carbono es lo que hace que los árboles crezcan. Ellos lo transforman en madera y a cambio libera moléculas de oxígeno. Estos árboles suponen la mayor acumulación de carbono que existe en la Tierra. Si los talas y los prendes fuego para producir soja o extender el ganado, restituyes al aire el carbono acumulado en ellos durante millones de años. Estamos creando bombas de carbono. Los municipios de Brasil que más polucionan no son Río de Janeiro o São Paulo, sino las poblaciones limítrofes del Amazonas que se dedican a estas actividades. Tenemos que proteger esta floresta para que pueda acumular carbono y genere oxígeno y humedad para todo el planeta».
Para Sebastião Salgado, «los políticos representan un sistema económico que quiere un lucro inmediato y que no se preocupa por las generaciones futuras. Por eso existen muchas especies amenazadas, entre ellas la nuestra». Esta es la causa de que el fotógrafo, desde hace años, sea la cabeza visible de un proyecto que tiene como objetivo repoblar de árboles las zonas desforestadas. Lo hace en un valle que tiene una extensión semejante a Portugal. Ha logrado que inmensas zonas desertizadas vuelvan a formar parte de la jungla. «Hemos plantado tres millones de árboles y recuperado fuentes de agua muertas. Para conseguir esto último, tienes que plantar una media de quinientos árboles, y en unos dos años más o menos has recuperado la antigua fuente de agua. Además, creas un espacio protegido, donde se acumula humedad y regenera la biodiversidad perdida». El fotógrafo comenta esto como reto a España: «Esto lo hemos hecho con 25 millones de euros. Cualquier avión militar que se envía a Ucrania cuesta 250 millones. España es un país rico y tendría que copiar el modelo brasileño. Posee recursos económicos. En veinte o treinta años tendría árboles y habría regenerado sus fuentes de agua. El asunto es elegir árboles autóctonos, no foráneas, y ayudar a reconstruir al mismo tiempo la diversidad animal. No es una cuestión económica, sino de voluntad política y de convencer a una comunidad de los beneficios que supone extender los bosques». Salgado, quizá por esto, no pierde del todo la fe en el hombre y afirma que «todavía podemos reconstruir el planeta y podemos vivir en paz con el medio ambiente».