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Un maxi robo deja Verona en cuadro

larazon

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Tres delincuentes profesionales con el rostro cubierto, en Verona (Norte de Italia), inmovilizaron en la noche del jueves el guarda jurado y la taquillera presentes en el Museo de Castelvecchio, una de las pinacotecas más ilustres del país itálico. Obligando al agente con las armas, fueron acompañados por el mismo hacia las salas donde terminarían robando, tal como se conoció ayer en los medios de comunicación italianos, un total de 17 obras de arte. Entre ellas, seis tintorettos, un Mantegna y un Rubens: una pérdida que va de los 10 a los 15 millones de euros.
Entre las obras cumbres sustraídas, se encuentran el Retrato de joven con diseño infantil de Giovanni Francesco Caroto, la Virgen de la codorniz de Pisanello, la Sagrada Familia con una santa de Mantegna y el San Girolamo penitente de Bellini.
Según el alcalde de Verona, Flavio Tosi, “eran unos profesionales que sabían exactamente qué debían coger, ya que conocían perfectamente el museo”, explica. Para él, “alguien los ha mandado allí, no acaso han ido a por las obras de más alto valor: trabajos de Mantegna, Rubens y Pisanello”.
Para el historiador del arte Tommaso Montanari se trata del “robo más grave de la historia del arte en Italia”. Y añade: “No creo que se trate de un robo ordenado por un coleccionista refinado. Parece más bien como si el mandante se hubiera basado en una guía del museo, queriendo llevarse unas obras tan importantes, que serían invendibles en el mercado. Es como robar la Primavera de Botticelli”.
El Museo de Castelvecchio es uno de los más importantes de Verona, y de los más interesantes del panorama artístico italiano y europeo. El edificio, construido en el siglo XIV, fue restaurado entre 1958 y 1974; y consta de 29 salas distribuidas en varias plantas. En ellas se encuentran obras de Pisanello, Pieter Paul Rubens, Andrea Mantegna, Jacopo Bellini, Giovanni Caroto, Paolo Caliari, Jacopo Tintoretto, Girolamo dai Libri, Francesco Morone, Paolo Farinati y Alessandro Turchi, entre otros. Un total de 300 obras de arte que van del siglo XIV al XVIII.
Se trata pues de un golpe moral – “clamoroso” para los medios itálicos, ya que además se ha producido en el centro de la ciudad nórdica – que va más allá del tópico que denuncia una desprotección [política] de la cultura. Tal como afirma la periodista Camilla Bertoni en la edición véneta del Corriere della Sera: “Salvando las distancias, el Museo de Castelvecchio sin la Virgen de la codorniz, es como el Louvre sin la Gioconda de Leonardo”. Sea lo que fuere, el Arte no es más que el testigo físico y atemporal de nuestra Historia. El que pretenda quedarse con ella – para más indecencia – por la fuerza, no está haciendo otra cosa más que robarse a sí mismo.