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La asombrosa historia de la maleta: de Nerón a las ruedas

Desde los antiguos romanos al moderno personal de cabina, los humanos nos hemos trasladado con los enseres en carruajes, baúles y en vanguardistas maletas con ruedas patentadas
Una composición de maletas realizada por el pintor Cristóbal Toral
Una composición de maletas realizada por el pintor Cristóbal ToralMuseo del Prado
La Razón

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Cuando nos vamos de viaje son imprescindibles, introducimos en las maletas nuestras pertenencias ordenadas y dependiendo de su peso y tamaño las compañías áreas cobran un mayor o menor precio. Durante muchos siglos antes de su existencia se utilizaron baúles y arcones como los existentes en la tumbas de Amenhotep III del siglo XV a.C, aunque para un viaje bien distinto, el del Más Allá. Arcones y baúles también utilizaban los romanos en sus viajes de corta o larga distancia. Muchos viajeros romanos lo hacían con todo lujo de detalles levado muchas de sus pertenencias como describe Suetonio en la Vida de Nerón, ya que este «nunca salía de viaje sin su séquito de mil carruajes como mínimo tirados por mulas con herraduras de plata», llevando en los carros baúles con sus pertenencias.
Entre el equipaje solían llevar baúles con herrajes de bronce y hierro, introduciéndose en Roma los baúles con llave. Los destinos de los romanos eran múltiples y variados, si bien existieron viajes de corta distancia uno de los lugares favoritos de los romanos eran los territorios de la antigua cultura egipcia, y el exotismo la Alejandría helenística eran reclamos para los adinerados patricios romanos.
Una imagen del Mosaico del Nilo en Palestrina (Italia)
Una imagen del Mosaico del Nilo en Palestrina (Italia)Archivo
En algunos mosaicos, como el Mosaico del Nilo en Palestrina, a 45 km de Roma, queda constancia de las imágenes del Nilo y de animales exóticos. En la Edad Media salvo el caso de peregrinos con espíritu penitencial el viajero que se encuentra en los caminos medievales podían llevar consigo cargamentos importantes, las mudanzas con el ajuar eran frecuentes, de hecho en muchas ciudades se cobraban aranceles aduaneros, como en la frontera de Tuy donde había un impuesto denominado «casa mudada». Los enseres se organizaban en baúles cargados en carros y en las alforjas de los animales de tiro. Un viaje ben organizado implicaba llevar la ropa adecuada, las armas y el material de acampada lo que hacía que a los viajeros les acompañasen grandes comitivas.
En el caso de nobles y reyes se aposentaban en castillos de su propiedad llevado su impedimenta en carros y acémilas, en cofres y arcones se llevaba también la documentación de la cancillería regia que se iba generando con la corte itinerante. La condesa Blanca de Artois recibió como regalo de bodas de futuro marido, el rey Enrique I de Navarra, una docena de maletas de tela sarracena hechas en España en 1298, eran grandes cajas de madera espaciosas capaces de alojar los trajes y ropajes de su dueña para su viaje a Pamplona. La gente común solía viajar con zurrones y alforjas hechas de pieles de animales cosidas que colgaban a ambos lados de la cabalgadura.
A partir del Renacimiento aparecen cofres con la cubierta curvada y decorados con metales nobles, siendo especialmente famosos entre las aristocracias los cofres venecianos y florentinos que solían ir adornados con figuras en relieve e incrustaciones. Fue sobre todo partir el siglo XIX con el incremento de los desplazamientos cuando la maleta se popularizó, solían ser de madera forradas de cuero en el exterior y por dentro forradas de tela con múltiples compartimentos.
Cando empiezan los viajes transoceánicos este tipo de maletas junto con baúles con cajones solían ser los más frecuentes, como los rescatados del naufragio del Titanic, hundido en abril de 1912.Las maletas de madera forradas de piel con un asa en la parte superior solían ser las más frecuentes, tanto en grandes como en cortos desplazamientos. Habrá que esperar a los años 70 del siglo XX para que las maletas tuviesen ruedas, gracias a Bernard Sadow, un empresario de Massachuset que en los años 70 trabajaba como vicepresidente de US luggages. Por entonces en los aeropuertos había personal que se ocupaba del equipaje a cambio de dinero.
Volviendo de vacaciones de Costa Rica portaba maletas de más de veinte kilogramos de peso y observó un hombre desplazando equipajes con una plataforma con ruedas, lo que le animó a experimentar y patentar la maleta con ruedas en 1972. A pesar de presentar el nuevo invento en todos los almacenes de New York no tuvo mucha suerte al principio. El invento era bueno pero no perfecto, eran maletas inestables y difíciles de manejar, era habitual ver maletas horizontales tiradas por una correa con ruedas en una de sus partes que solían volcar.
En 1987 se inventa la maleta vertical con ruedas y asa extensible, idea del piloto Robert Plath quien promociona su invento en sus desplazamientos profesionales, y pronto empezó a comercializarse para uso del tripulación. Plath dejaría la empresa aérea para trabajar en la compañía Travelpro Internacional que comercializaría originalmente el invento, siendo imitado rápidamente por todas las marcas. Cada vez son más ligeras, hay maletas blandas de nailon, maletas rígidas de ABS, policarbonato o polipropileno, de todos los colores y tamaños. Todos tenemos maletas de mano de pequeñas dimensiones que cumplen con las restricciones de cabina y que no llegan a los tres kilos en las que con un poco de pericia metemos parte de nuestra vida.

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