Historia

Berlín

Berlín, la ciudad del eterno retorno

Miguel Aguiló publica una monografía en la que repasa todas las virtudes arquitectónicas de la capital alemana y su continua reconstrucción

Estadio Olímpico de Berlín
Estadio Olímpico de Berlínlarazon

Miguel Aguiló publica una monografía en la que repasa todas las virtudes arquitectónicas de la capital alemana y su continua reconstrucción

Durante la Segunda Guerra Mundial Hitler planeaba junto al arquitecto Albert Speer una reconstrucción monumental de Berlín. El deseo del führer era convertir la capital alemana en la gran urbe mundial, repleta de «skylines» que demostraran el poderío del Tercer Reich. Finalmente, la derrota del régimen nazi acabó con los planes de Hitler y, posteriormente, en 1949, la capital alemana se separó en dos en sentido geográfico, político y también arquitectónico, rompiendo totalmente con la idea de imagen imperial que Hitler quería imponer en la ciudad. Y la verdad es que, a día de hoy, se parece más a la Berlín dividida, manteniendo un aspecto ciertamente añejo que, según el ingeniero de Caminos, catedrático de Arte y Estética de la Ingenieria Civil de la Universidad Politécnica de Madrid y director de Política Estratégica de ACS, Miguel Aguiló, es simplemente una apariencia, ya que «en Berlín todo parece antiguo y, sin embargo, está recién hecho, es decir, se realiza una arquitectura de la memoria».De esta manera, lo que se practica en la ciudad es una especie de eterno retorno en el que «los monumentos destruidos se reconstruyen con la intención original», asegura.

- Metro de referencia

Esta es una de las características de la capital alemana que destaca Aguiló en su libro «La repetida construcción de Berlín», un título muy apropiado, pues si algo fascina de la ciudad es su constante reinvención, a veces debido a las circunstacias –la caída del muro en 1989–, otras, por motivos creativos, al ser una de las urbes donde más arraigada está la profesión arquitectónica. La consecuencia de esto, asegura Aguiló, es que en Berlín «hay una buena cantidad de soluciones ingenieriles, el metro y el ferrocarril son espléndidos, y los edificios se incrustan en lugares concretos para dar coherencia a la ciudad». Sin embargo, al contrario de la idea de construir grandes «skylines» que tenía Hitler, las ordenanzas actuales de la metrópoli no permiten que los inmuebles superen una altura determinada, lo que provoca que sea «una urbe plana», como afirma Aguiló, quien añade que la capital alemana «posee un callejero complejo, con muchos vértices picudos, donde es fácil perderse, todo lo contrario a Nueva York», explica.

Pero, además, la limitación de la altura de los edificios también se debe, afirma Aguiló, «a la omnipresencia del agua en ríos, lagos o marismas, lo que provoca que cimentar las construcciones cueste bastante dinero y trabajo». Por otra parte, el cruce de los ríos por la ciudad también obliga a levantar puentes, de gran belleza estética, y que han acabado por convertirse en emblema de Berlín, como el Glienikerbrüke, el Bösebrücke o el Jungfernbrücke. Otra de las ciudades en las que ocurre esto es Amsterdam, aunque para Aguiló en la capital holandesa «se hace una cierta ostentación de su agua y sus canales, mientras que en Berlín eso es más sutil y se convive con ella». Evidentemente, una ciudad con tantos recursos acuíferos cuenta con amplias zonas verdes, y en la ciudad alemana encontramos «desde bosques medios salvajes a jardines perfectamente cuidados, parques suburbanos o plazas arboladas que los ciudadanos usan frecuentemente», señala el catedrático. Quizá uno de los parques más famosos sea el Treptow, mientras que la plaza más popular sería la Belle Allianca Platz, espacios públicos que representan el ocio de la ciudad y, también, la creatividad tan particular de la urbe germana, dominada por el «street art» o arte callejero que realmente es «efímero» comenta Aguiló, «que genera que sea un verdadero foco de concentración de talento artístico». Por ello, si uno busca «Berlín» en Google imágenes, podrá verabundantes fotografías de muros pintados. No obstante, Aguiló no recomienda conformarse con esta visita virtual, ya que «si se quiere comprender la ciudad, se tiene que visitar varias veces y leer bastante sobre ella».

Ochenta años de historia

Una de las construcciones más impresionantes de Berlín es el Estadio Olímpico (en la imagen), levantado con motivo de los Juegos de 1936 y donde aún hoy disputa sus partidos el equipo de fútbol más representativo de la urbe, el Hertha de Berlín. Para Aguiló «se trata de una de las mejores obras de la ciudad que, además, ha sido modernizado con una delicadeza increíble y una cubierta espléndida». Este año se cumple el 80 aniversario de su inauguración y en todo ese tiempo el recinto ha sido remodelado en varias ocasiones, la última para la Copa del Mundo de Fútbol de 2006. No obstante, según Aguiló, «en cada reconstrucción se ha mantenido el espíritu del estadio original».