HISTORIA
Caraca: la ciudad perdida y reencontrada
Una prospección de 2016 sacó a la luz la trama completa de esta ciudad romana que pronto se identificó, siguiendo una antigua intuición, con la citada por autores como Plutarco o Ptolomeo
Cuentan que, en tiempos antiguos, quizá medievales, un buen pastor que vivía en Estremera encontró una hermosa talla de una mujer encima de una rueda de molino abandonada en un cerro de resonancias míticas. Se la llevó a su hija creyendo que era un juguete, pero la talla desapareció por la noche misteriosamente de casa del pastor y al día siguiente fue encontrada de nuevo en el mismo lugar. Enseguida, cuando se supo el suceso, se contó por la comarca que aquella imagen era de una Virgen milagrosa que con sus traslados espontáneo quería expresar su deseo de permanecer justamente sobre aquella colina, donde afirmaban las tradiciones que había bajo tierra algo antiguo y sagrado. A la cuarta vez que se vio la talla se leyó debajo de ella una inscripción que decía «soy María de la Muela, patrona de la villa de Driebes». La tradición popular siempre había sostenido que debajo de aquellas tierras existía un tesoro escondido de insondable antigüedad: en 1945, durante la construcción del canal de Estremera, se encontró a los pies de este cerro un tesorillo del siglo III a.C., con piezas de plata muy diversas, torques, sortijas, fíbulas, monedas y otros artefactos, de una época en la que los «oppida» prerromanos iban ya a experimentar poco a poco la simbiosis y luego la conquista del mundo romano.
Roma en la comarca de la Alcarria baja
Luego de algunos trabajos precursores en los años 80 llevados a cabo por arqueólogos como Jorge Sánchez Lafuente y Juan Manuel Abascal, hubo que esperar hasta que una prospección del año 2016 sacó a la luz la trama completa de una ciudad romana; esta pronto se identificó, siguiendo una antigua intuición, con la Caraca de las Fuentes, citada por autores como Plutarco o Ptolomeo, y situada en la vía que unía Cartago Nova y Complutum, en concreto, entre esta y Segóbriga. Como tantas veces en la historia, la ciudad perdida y evocada, cuyos restos estaban no solo en las fuentes literarias o en los vestigios sueltos de la arqueología sino también en la memoria colectiva de la tradición popular, volvía a brotar y salía a la luz de forma sorprendente. Este periódico dio en 2017 la exclusiva del redescubrimiento de dicha ciudad romana de la comarca de la Alcarria baja gracias a un equipo interdisciplinario formado, entre otros, por Emilio Gamo Pazos, Javier Fernández Ortea, David Álvarez, Jerónimo Sánchez o Saúl Martín y con el apoyo decisivo de la Junta de Castilla-La Mancha, la Diputación de Guadalajara, el Ayuntamiento de Driebes, el Museo de Guadalajara y otras instituciones.
Desde entonces se ha excavado intensamente en esta ciudad clave para conocer la historia de esta zona, de la que sabíamos por las fuentes, pero no tanto por la arqueología, y se han justipreciado los restos de una ciudad romana completa. Caraca fue bastante extensa, de unas ocho hectáreas en la época de su mayor esplendor, entre los siglos I-II d.C., con sus avenidas principales, su mercado, sus termas, etc. Lo que la tecnología de geolocalización permitió intuir en 2017 que había en torno al cerro se ha ido confirmando en estos años: una antigua y espléndida ciudad, perdida y luego rescatada, núcleo de comunicaciones fundamental a la que se había perdido la pista durante siglos.
El lugar donde estaría la ciudadela carpetana y la ciudad romana de Caraca atestigua poblamiento desde el paleolítico y luego se prolongaría, pese a su progresivo abandono tardoantiguo, con la transformación del espacio sacro con el cristianismo. De hecho, el lugar de la aparición de la mencionada Virgen, con los vestigios de su culto antiguo, podría ser justamente heredero del templo de una deidad pagana en un fenómeno de ocupación del espacio sacro por lo demás muchas veces atestiguado. Hay restos que se extienden hasta la época visigótica. Pero, para el interés de esta sección de «España mítica», comprobamos una vez más de qué forma tan estupenda coinciden a veces la tradición popular, las leyendas urbanas, las fuentes literarias y la antigua mitología, y cómo se superponen con la historia y la arqueología, permitiendo desvelar las realidades ocultas tras las brumas del mito. En este caso, para terminar, quiero destacar que mañana martes, a las cinco de la tarde, se inaugura una importante exposición que permitirá comprobar los avances de estos últimos ocho años de trabajo: la exposición temporal titulada «Caraca. La ciudad perdida», una muestra llevada a cabo gracias a la colaboración entre la Junta de Castilla-La Mancha, la Diputación de Guadalajara, el Museo Arqueológico Nacional, el Ayuntamiento de Driebes y la Asociación de Amigos del Museo de Guadalajara, en el Salón de Linajes de este último Museo (Palacio del Infantado, Plaza de España, s/n). En la misma, con un estupendo catálogo, podrá conocerse la antigua ciudad de Caraca y contemplar algunas de las piezas únicas halladas allí, como el citado Tesoro de Driebes, en préstamo por el Museo Arqueológico Nacional. No se la pierdan.