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Cientos de miles de muertos para nada

La sangrienta batalla de Verdún no es más que una muestra de la torpeza táctica en la que se manejaron desproporcionadamente las tropas y la artillería
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La sangrienta batalla de Verdún no es más que una muestra de la torpeza táctica en la que se manejaron desproporcionadamente las tropas y la artillería
El general alemán Falkenhayn fue el artífice del plan para romper, en el invierno de 1915-1916, el Frente Occidental en Francia. La guerra se prologaba desde el verano de 1914, sin que en año y medio de durísimos combates se hubiese avanzado un solo paso por parte de ambos bandos camino de la victoria. Los combates del Frente Ruso habían dado un éxito parcial a los alemanes. El saliente de Verdún fue elegido como campo de batalla por el Estado Mayor germano para cambiar el rumbo de la guerra.
A finales del 1915 el Frente Occidental estaba estancado. La ciudad fortificada de Verdún era, desde la guerra Franco-Prusiana de 1870, una de las claves defensivas francesas frente a una futura agresión alemana. Un sistema basado en 18 grandes fortalezas que databan de 1880, reforzadas veinte años después con gruesas planchas de acero, hormigón y enormes merlones de arena. En la zona norte y este estaban las mejores construcciones defensivas, Fort Douaumon, Fort Vaux y Fort Moulainville, siendo los peores construidos y mantenidos los de la zona oeste y sur. El ataque alemán, dada la situación del frente, se produjo contra Fort Douaumont. A comienzos de 1916 esta línea defensiva estaba abandonada, sin mantenimiento, mal guarnecida y con muchas de sus piezas de artillería trasladadas a otros frentes de combate. Joffre creía que estas fortalezas del siglo pasado no podrían soportar el bombardeo de la artillería alemana por lo que no resultarían determinantes en la contención de una ofensiva enemiga.
Falkenhayn pensaba romper la resistencia francesa mediante un bombardeo demoledor artillero para luego lanzar a la infantería, cuyo avance provocaría un contraataque francés que se convertiría en una carnicería. El general alemán sabía que no podría lograr una victoria definitiva, pero esperaba que una derrota en Verdún lograría quebrar la moral de los franceses. Esperaba causar 2,5 bajas enemigas por cada 1 de los alemanes. Concentró más de 1.200 piezas de artillería, seis cuerpos de ejército frente a cuatro franceses, con 150.000 hombres cada bando, para intentar romper un frente de doce kilómetros.

Vías insuficientes

El plan de guerra alemán confiaba en los enormes problemas que tendría el Ejército francés al sólo contar con dos insignificantes vías para suministrar el frente de combate, La Voie Sacrée por medio de vehículos de motor y la vía estrecha de ferrocarril de Le Chemin de Fer de Meusien. En este cuello de botella logístico Falkenhayn ponía muchas de sus esperanzas.
Antes del comienzo del ataque el general francés Joffre recibió informes de que los alemanes preparaban un gran ataque en la zona de Verdún. Trece regimientos alemanes, 32.000 hombres, se lanzaron al ataque tras la caída de más de un millón de proyectiles de artillería y tomaron sin resistencia el enorme fuerte Douaumont. El 24 de febrero la infantería alemana del Regimiento Brandenburgo entraba sin casi resistencia. Esta fortaleza emblemática fue tomada por menos de cien hombres sin prácticamente bajas. En mayo los franceses intentaron recuperar Fort Douaumont sin éxito. Sí lo harían el 24 de octubre de 1916 al precio de muchos miles de bajas.
La situación era desesperada, los alemanes habían logrado avanzar sus líneas entre tres y cuatro kilómetros y la ciudad de Verdún estaba ya a tiro de su artillería de campaña, aunque el 26 su infantería estaba agotada tras cinco días de combates. Ante la grave situación el general Joffre encomendó frenar a los soldados de Falkenhayn al general Pétain. Las tropas francesas se pusieron a la defensiva logrando en marzo frenar el avance enemigo, convirtiéndose el campo de batalla en una trituradora de hombres. Los alemanes habían logrado empujar las líneas galas al precio de 80.000 bajas, pero Falkenhayn no había roto todavía el frente.
El éxito parcial alemán en su avance hizo que su artillería no fuese capaz de moverse a la misma velocidad que su infantería, siéndole cada vez más difícil continuar machacando la primera línea y la retaguardia enemiga. Joffre exigió, tras su éxito defensivo inicial, a Pétain a lanzarse al ataque. Ante su negativa le ascendió a comandante del Grupo de Ejércitos del Centro encargando al general Nivelle que se lanzase al contraataque con el 2º Ejército galo. Una nueva carnicería. El 2 de marzo los alemanes ocuparon el pueblo de Douaumont al precio de cuatro regimientos aniquilados. El 1 de junio 10.000 soldados de las tropas de choque entraron en Fort Vaux. Los franceses resistieron en la red de túneles y casamatas hasta el día 7 en el que, finalmente, se rindieron. Estos combates costaron miles de bajas a ambos bandos.

Ofensiva agotada

Tras cuatro meses de combates, la ofensiva alemana se había agotado. El 24 de octubre la Infantería de Marina francesas entraba en Fort Douaumont y el 2 de noviembre recuperaba Fort Vaux. El 15 de diciembre los alemanes habían regresado a sus posiciones iniciales. Francia había pagado su victoria con 60.000 muertos, 100.000 desaparecidos y 210.00 heridos.
La ofensiva de Brusilov en el Frente Ruso, que causo 400.000 bajas a los austriacos, obligó a poner fin a los sueños alemanes en Verdún. El 1 de julio las fuerzas inglesas se habían lanzado al combate en el Somme. El 29 de agosto Falkenhayn fue destinado al Frente Rumano siendo sustituido por Hindendburg y su jefe de estado mayor Luddendorf.
Las sangrientas batallas de Verdún y el Somme son muestras evidentes de la falta de inteligencia militar, de capacidad táctica y de conocimientos de las reglas que imponen a los combatientes y a sus jefes los campos de batalla. En Verdún quedó demostrado que el manejo masivo y brutal de la artillería y el lanzar compañía, tras compañía, batallón tras batallón, regimiento tras regimiento contra las líneas enemigas, sin un verdadero plan de batalla sólo servía para convertir la tierra de nadie en un gigantesco cementerio. Verdún fue una victoria logística francesa en la que los camiones que circulaban por La Vie Sacrée se convirtieron en la clave de la victoria.

La guerra de los gases asfixiantes

Tras la victoria en For Vaux, el mando alemán puso sus ojos en Fort Souville, último escollo para poder llegar a la población de Verdún. El fuerte fue bombardeado por más de 60.000 proyectiles, muchos de ellos portadores de gases asfixiantes que los defensores lograron evitar gracias a haber sido pertrechados unos días antes con máscaras antigás –como la de la foto de la imagen–.