Crítica de “Mass”: la cumbre del duelo ★★★
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Dirección y guion: Mass. Intérpretes: Jason Isaacs, Martha Plimpton, Ann Dowd, Reed Birney. USA, 2021, Duración: 111 minutos. Drama.
El misterioso, largo preámbulo con que se abre “Mass” es la preparación de una puesta en escena. Parece que en una de las habitaciones que flanquean el claustro de una iglesia se va a celebrar una reunión del más alto nivel. Cada detalle cuenta: cómo están dispuestas las cuatro sillas, la centralidad de la mesa en la sala, la pertinencia del catering. Se configura un escenario. Se anuncia, a través de la distribución del espacio, que lo que vamos a ver es una representación. Es una solución astuta para crear tensión y alimentar expectativas, pero, sobre todo, es una estrategia para subrayar la dimensión teatral de la película y, por extensión, para avisarnos de que lo que se diga va a ser importante, significativo, relevante.
A su muy enmascarada manera, “Mass” no cesa de llamar la atención sobre sí misma. La sencillez del planteamiento -cuatro personajes encerrados con un solo juguete roto, el duelo- casa con la austeridad espartana del espacio. Al principio de la conversación, un tanteo que quiere romper el hielo, no sabemos qué lugar ético ocupan esas dos parejas en el dispositivo, ni siquiera sabemos por qué están enfrentadas. La emergencia de un suceso inimaginable aparece a través de los rostros y el lenguaje, y es una buena idea que el debutante Fran Kranz, antes actor, decida no recrear con imágenes ese suceso -una masacre en un instituto, esa lacra tan norteamericana- para relegarla al terreno de lo irrepresentable.
En todo caso, como buena película de tesis, “Mass” no puede evitar la visita a todos los clichés que rodean ese inexplicable acto de violencia, porque la puesta en escena está concebida como la de una terapia de grupo en busca de una reconciliación. La entrega de los cuatro actores está fuera de toda duda, pero da la impresión de que esa búsqueda del perdón, esa epifanía catártica, es una construcción completamente artificiosa, que echa por tierra los puntuales momentos de honestidad emocional que surgen en este encuentro en la cumbre un tanto episcopaliano.
Lo mejor
Los cuatro actores y el arranque, que justifica de manera inteligente el carácter teatral del filme y crea expectación.
Lo peor
La apología del perdón y la reconciliación huelen a manual de autoayuda.