Adrenalina sobre ruedas

«El fiel», dirigida por Michael R. Roskam, muestra la relación entre un gángster y una piloto de carreras.

legan a la terraza del Excelsior como si fueran dos tortolitos. Adèle Exarchopoulos quiere fumar y ha pedido que las entrevistas se hagan al aire libre. No se despega del brazo de Matthias Schoenaerts. En modo koala se sientan en un sofá para defender «El fiel», que se ha proyectado fuera de concurso en la Mostra veneciana, y que su director, el belga Michaël R. Roskam, define como un «amour noir». Está claro quién va a llevar la voz cantante, porque a Adèle se la ve con la mirada perdida, cambiando del inglés al francés en mitad de un monosílabo, apoyando su cabeza en el brazo de macho alfa de Schoenaerts como un pajarillo escondiendo el pico debajo del ala. Es una estrategia para no abrirlo. El pico, decíamos.

Los fans se les acercan para pedir autógrafos. Mientras tanto, él derrocha energía y entusiasmo. «Si eres Justin Bieber o Michael Jackson supongo que la fama debe de ser un coñazo. Pero esto... Tenemos que estar agradecidos porque nos pase». Es su tercera película con Roskam, que lo descubrió en «Bullhead», y ahora ya se codea con los grandes de Hollywood (Robert Redford y Jane Fonda en «Nosotros en la noche» y Jennifer Lawrence en la aún por estrenar «Gorrión rojo»). «Amo la vida. Me la bebería entera», sostiene. Comparte modestia y franqueza con Gigi, el ladrón de bancos y furgones blindados que se enamora perdidamente de Bibi, una campeona de Fórmula 1 de buenísima familia. «La lealtad lo es todo. Está basada en la confianza, que es un regalo. Si alguien la traiciona revela su auténtica naturaleza. Sabes que puede volver a hacerlo. Y ese es el tipo de gente que no quiero en mi vida. La lealtad es una elección, aunque a veces sea la vida la que decida por ti».

Basta escucharle: se enciende cuando habla de los temas que toca «El fiel». «El amor es compromiso, coraje, amistad, es protección, es muchas otras cosas», confiesa. «El amor incondicional se basa en ser fiel a tus promesas». Pero Gigi miente, aunque sufra por ello. «Todos cometemos errores, y nos odiamos por cometerlos, pero siempre te sirven para mejorar como persona, y para construir un código moral, una ética», admite. «Mira lo que le pasa al mundo que nos rodea. No quiero dramatizar, pero lo que ha perdido es una ética ante las cosas. Y también ocurre en el amor. ¿Cuántas parejas felices conoces? La gente está confusa, ya no tiene valores. No creo en el cinismo, no es una fuerza creativa, no le hace bien a la gente. Es en este sentido que “El fiel”, además de ser una película de género, es también una película política. Porque cree en el amor como motor del mundo».