Al loro con Robinson Crusoe

Una adaptación animada reinterpreta la novela de Defoe y le da el protagonismo a un guacamayo que vive en una pequeña isla del Pacífico.

Dos siglos después de que el inglés Daniel Defoe escribiera las aventuras del joven náufrago Robinson Crusoe, la historia continúa siendo objeto de adaptaciones para niños. Es el caso de la nueva cinta de animación que se estrena hoy: «Robinson. Una aventura tropical». Sin embargo, en esta ocasión la historia es contada por Mak, un joven guacamayo al que pone voz el imitador Carlos Latre, quien también estrena nuevo programa, completando «ese ‘‘target’’ del mundo infantil que aún no había trabajado». De esta manera «una voz pizpireta» fue lo que le inspiró el alma de un personaje definido por Latre como «soñador y divertido» pero, ante todo, un ser muy positivo con el que imitador se se identifica «no deja de luchar por sus sueños». Mak, que será rebautizado rápidamente como Tuesday (recordando al personaje de la historia original, Viernes), convive con un curioso grupo de animales sin interés por el mundo exterior y entre los que se encuentra la anciana y despistada cabra Scrubbuy. «Un personaje que no se entera de nada pero que tiene mucha voluntad», según lo define Joaquín Reyes, quien con su voz traerá a la memoria a un Onofre «sopas», el personaje que el cómico interpretaba en el programa televisivo «Museo coconut». Experiencia que, a pesar de ser solitaria, le ha hecho una enorme ilusión. «Me lo tomo como un aprendizaje, como pequeños másteres pagados. La gente me puede odiar con toda la razón», (comenta entre risas).

Juego de voz

Dentro del grupo que habita la isla tampoco falta esa voz de la conciencia, algo desconfiada ante el nuevo ser. La actriz Alexandra Jiménez, a quien le encanta el mundo del doblaje, declara que haber puesto voz al pájaro Kiki le ha permitido «encontrar nuevos registros» en un juego de voz donde ha tenido que elaborar «una tesitura más aguda para martillear a Mak constantemente».

El nuevo punto de vista convierte a Crusoe en el auténtico invasor, una situación que irá cambiando según pasen los minutos, pues entre el humano y los animales se creará un vínculo de amistad con recíprocos beneficios. Mientras, según Latre, «éstos otorgan una visón de pureza y de trabajo en equipo», el joven Robinson trae una vida de confort. Aunque la versión se centre en la parte más positiva y optimista de la historia, cuando el náufrago se acomoda a la isla tampoco falta el punto de tensión y el guiño a los caníbales originales a través de una inmortal pareja de felinos con malas intenciones que ampliará la camada y, además de complicar la estancia del náufrago e intentar poner a los seres de la isla en su contra, pretenderán dominarla.