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David Lynch: de "Mulholland Drive" a triunfar con "Twin Peaks", la consagración del arte
El maestro que se atrevió a mirar a los ojos al cine convencional y desafiarlo a un duelo en cada una de sus películas

Y dice adiós uno de los grandes, de los más grandes. Uno de esos pocos que consideraban al espectador como un rival digno para la gran pantalla. Aquel capaz de hacernos soñar incluso en sus propias pesadillas. Dueño de la libertad, del destino y de la oscuridad guardada bajo una llave azul. Esta vez el día más triste del año se ha adelantado y ha caído en jueves. Pero siendo sinceros, el bueno de Lynch jamás hubiera querido afrontar este día con lagrimas, tal vez con una sonrisa, aunque esta adquiera la siniestra silueta de los ancianos que despiden a Betty cuando esta se dispone a cumplir su sueño. No hay que olvidar lo que fue, es y será este cineasta: el creador que puso en jaque los fundamentos convencionales de lo que antes de su presencia se conocía como cine.
Hoy, cuando vuelva a abrir sus puertas el Club Silencio, una butaca será ocupada en el fondo de la sala por una persona con un rostro incierto, un peinado extravagante y una sonrisa de oreja a oreja. Y tal vez entonces, cuando vuelva a salir Rebekah del Rio a interpretar "Llorando", para que mentirnos, volveremos a llorar una y otra vez. La sombra de David Lynch es el legado de un sueño cumplido. La esencia de cómo el cine nos hace vivir. El motivo primero del fin que nos acecha en la realidad revestido de un impetuoso velo ficticio. Porque cuando uno vuelve a ver "Mulholland Drive", "Terciopelo azul" o "El hombre elefante" nada es igual que en el primer visionado. Nosotros hemos cambiado, las películas no. Estas solo son el recuerdo de lo que un día nos contradijo y emocionó a partes iguales.
El dolor de Dorothy Vallens, la ilusión de Betty Elms y la caída de Diane Selwyn, el amor verdadero e incondicional de los hermanos Straight, todo en el cine de Lynch es sentimiento puro y duro. Hasta detrás de la tormentosa mirada de Frank Booth hay un corazón que ansía sentir. Porque su obra nos enseñó algo que para algunos era desconocido, el derecho inherente a la contradicción que poseemos en nuestro escabroso viaje vital. Quién mejor que el propio cine para mostrarnos los desechos del pasado, las imperfecciones del presente y el surrealismo que nos presenta el futuro. El destino de sus personajes es tan incierto como el nuestro, errático pero siempre deslumbrante.
Un legado eterno: la razón de ser del cine
Claro, el genio de la cresta no se podía ir sin dejar una huella imborrable por la televisión. Aunque siempre nos surge la misma pregunta, ¿qué hubiera sido del cine sin "Twin Peaks"? Sí, del cine, porque Lynch era tan grande que rompió esta barrera entre las distintas formas de reflejar el arte. Se opuso a todo lo antes visto para narrar su historia desde la verdad. Un universo con un mapa y una hoja de ruta. Es probable que la cortacésped del protagonista de "Una historia verdadera" pasara primero por Twin Peaks para coger la carretera de Mulholland Drive y poner punto final a su recorrido.
La comprensión del arte desde los ojos de Lynch
En "Esculpir el tiempo", Tarkovsky sostenía el entendimiento del cine como espectador desde un vínculo sentimental que el autor creaba entre él y la película alejándose del raciocinio científico. No tengo la certeza de que Lynch conociera estas palabras escritas desde las manos del otro maestro, pero sin duda las entendía como nadie. El arte es un impulso, un instante, y como tal se refleja en los distintos modos de pensamiento que este nos hace intuir.
La complejidad solo es el anzuelo mentiroso que algunos emplearon en su vida para invalidar la grandeza de uno de los grandes artistas contemporáneos. Sin embargo, estos solo se centraron en ver la película, pobres insensatos. Pobre aquel que no disfrute siempre que empieza a sonar el punteo de la crujiente guitarra de Angelo Badalamenti y se emocione con la entrada de las dulces cuerdas en un nuevo capítulo de Twin Peaks.Aunque, como ya nos repitió Lynch una y otra vez: "Silencio".
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