Eduard Fernández, un soberbio caradura
Continúa el Festival de Cine de Málaga, que ha vuelto a la normalidad de dos películas diarias. La primera de ellas, de Jorge Algora, totalmente prescindible: es fea, hablan sin parar y carece de una imagen válida que cuente o pueda transmitir algo. A pesar de ser argentina y estar rodada en Buenos Aires, en algunos planos divisamos Santiago de Compostela. Una lástima que no compita Marino Barroso, que presentó una excelente película «Todas las mujeres». Deberían dar un premio colectivo a todas las intérpretes femeninas y otro a Eduard Fernández, soberbio. Posee un guión hábil que entreteje una mínima acción para describir el entramado que realiza un embaucador y manipulador egoísta interpretado por Fernández. Por no tapar un problema, origina otro, y después uno más y, con un don embaucador, va tejiendo su tela con todas las mujeres, desde una becaria a su madre. Con un ritmo ágil y secuencias francamente divertidas, no se le puede poner un pero. Si el festival terminara hoy, esta película debería llevarse la Biznaga de oro. Lástima que no vaya a concurso. Prémienla ustedes yendo a verla cuando se estrena. Merece la pena.