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Cine

"Golpes": revitalizando el cine quinqui con Rafael Cobos

El guionista sevillano y dupla creativa indisoluble de Alberto Rodríguez debuta en el largo como director buceando en la delincuencia de los 80 con una primera película protagonizada por Jesús Carroza y Luis Tosar

Luis Tosar, Rafael Cobos y Jesús Carroza durante el rodaje de "Golpes" Academia de Cine/ © Julio Vergne

No se escucha la mariposa blanca de "Un cuento para mi niño" de Lole y Manuel con el sonido martilleante de las tragaperras y los vasos de cerveza chocando en el fondo de la barra de un bar pero suena el arrullo melódico y eléctrico de Triana con "Tu frialdad". "Cada noche mi vida es para ti/ como un juego cualquiera/ y nada más./ Porque a mí me atormenta en el alma,/ tu frialdad" mientras un hombre observa a una mujer que está a punto de dejarle. Y él lo sabe. Tampoco el empaque ni el tono de voz de Teresa Garzón es el mismo que aquel desestructurado de Berta Socuéllamos Zarco aunque recuerde tanto su determinación inconsciente, su desafío corporal marcado hacia delante, su enamoramiento desbocado y su juventud inundada de salvaje insensatez a la Ángela de "Deprisa, deprisa".

"Me gustan los bandoleros o los piratas, las comunidades secretadas que se organizan para encontrar su espacio"

Rafael Cobos

Que las bases formales de "Golpes", el conseguido y sólido debut en el largo de Rafael Cobos que hoy aterriza en las salas no pretendan parecerse a otras, no impide que las referencias –a Saura, a Eloy de la Iglesia, a José Antonio de la Loma– resuenen de manera inevitable por más de una esquina. "La intención desde luego era parecerme lo máximo posible a mí mismo pero inconscientemente claro que emulas, robas alguna que otra referencia o te apropias de determinadas miradas o determinados estilos. Siento que de alguna forma igual que a la hora de escribir o a la hora de dirigir al final uno tiene que intentar ser lo más honesto posible con uno mismo y ahí es donde está probablemente la mirada diferencial de cada uno. Yo tengo referencias inevitables que están ahí de una manera pavorosa, inconsciente, ambigua y por otra parte la necesidad de ser fiel a mis gustos y a mis intuiciones", comparte en entrevista con este periódico el talentoso guionista sevillano que, si bien ya se había puesto detrás de la cámara codirigiendo junto a Paco Baños la extraordinaria serie de "El hijo zurdo", con esta historia protagonizada por Jesús Carroza –un habitual en la mayoría de sus trabajos como guionista en la filmografía de Alberto Rodríguez, cineasta con el que forma una de las duplas creativas más indisolubles de la industria audiovisual– y Luis Tosar, esta es la primera vez que se pone a los mandos de una película como director de manera individual.

Caballo de cartón

Con esa "vaga prudencia de caballo de cartón en el baño, sabiendo que jamás me he equivocado en nada, excepto en las cosas que yo más quería" que invade el bellísimo poema de Luis Rosales con el que da comienzo la película de Cobos, parece vivir Migueli (a quien interpreta Carroza), un delincuente de hurtos menores con mano para el dibujo y veladamente antifascista más proclive al menudeo que al desfalco y como asegura el director "más cercano a la figura de Curro Jiménez que a cualquiera de ‘‘El Padrino’’" que nada más salir de la cárcel en esa Sevilla periférica de principios de la década de los ochenta, se ve empujado a cometer una serie de golpes finales (que intentará impedir su hermano policía encarnado por Tosar) para conseguir el dinero suficiente con el que saldar una deuda moral contraída con la memoria de su padre.

"Es interesante mirar qué había en ese espacio menos contado de los ochenta, en ese intersticio social al margen del sistema"

Rafael Cobos

Con acierto y mirada, los ochenta de Cobos, no son exactamente los ochenta de la eclosión creativa de La Movida. "Veníamos de un fuerte movimiento contracultural que estalla y se desarrolla en la década de los 70 que terminó eclosionando en esa especie de fiesta creativa colectiva que se llamó la Movida. Pero esta película se detiene emocionalmente en los personajes de la periferia, en observar lo que estaba ocurriendo en los suburbios, en lo que estaba un poco excluido. En ese sentido el personaje de Migueli representa el corazón de una zona concreta, pero creo que también de todo un país. Como dice el poeta Pablo García Casado, “quedarán siempre las afueras”. Es interesante mirar qué había en ese espacio menos contado de los ochenta, en ese intersticio social al margen del sistema", señala.

Un fotograma de "Golpes"Imdb

Preguntado por esa suerte de revitalización del cine quinqui que parece estar ocurriendo desde hace unos cuatro años y que permea la estética visual de "Golpes", el director asegura: "Creo que el cine quinqui sí tuvo su importancia, fue un género tremendamente comercial y cuando una obra encuentra tanto público es por algo. Sin ser películas reflexivas, sí que propiciaban reflexión al poner en el centro de las historias del desencanto a personajes que no estaban invitados a formar parte del sistema y a jóvenes que no encontraron otras herramientas que la delincuencia para sobrevivir. Por aquel entonces tenían una carga política mucho más fuerte de la que podemos encontrar ahora y creo que eso es precisamente lo que me interesaba como género sin duda del cine quinqui a la hora de tomarlo como inspiración, igual que me interesa el bandolerismo o las películas de piratas, es decir, comunidades secretadas que no forman parte del sistema y que se organizan para encontrar su propio espacio. Lo quinqui no es exactamente lo que vemos en “Golpes” pero sí que está empapado de algunos de sus elementos traídos al presente. La intención era encontrar un cine quinqui de corazón y en cierta manera emularlo, pero con todo mucho más depurado, más trasteado y más actualizado porque este género inicialmente era un poco tosco, un poco feísta y más grueso", se despide cálido el director arrojando casi la misma ternura con la que barniza la configuración del destino de sus personajes.