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Ida Panahande: «En Irán existen muchos retos por los que seguir luchando»

La joven iraní presenta en España su primer filme internacional, «Nahid», que dejó buen sabor de boca en Cannes y retrata los problemas de una madre separada para conciliar la custodia de su hijo con un nuevo amor
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La joven iraní presenta en España su primer filme internacional, «Nahid», que dejó buen sabor de boca en Cannes y retrata los problemas de una madre separada para conciliar la custodia de su hijo con un nuevo amor
Nahid no quiere renunciar a nada: ni a su hijo tras separarse de un padre sumido en las drogas ni a un nuevo amor. Pero en la cinta de la Ida Panahandeh, la suya será una lucha contra las convenciones sociales y los tabúes de un Irán que, pese a todo (según dice la realizadora en esta entrevista vía e-mail Madrid-Teherán), está abriendo poco a poco la mano.
–En la Seminci afirmó que la situación de la mujer es complicada en cualquier lugar, pero su película refleja que en Irán esas dificultades se duplican.
–Ahora mismo los iraníes tienen una visión más esperanzadora. Aun así, la situación económica del país no ha pasado por sus mejores momentos, el nivel de vida ha subido junto con el paro. Es natural que tanto las mujeres como los hombres salgan perjudicados, aunque a veces la situación se complica más para ellas. Sobre todo para quienes tienen que sacar a su familia adelante solas. Actualmente, hay más casos de este tipo.
–¿Cómo es ser directora de cine en Irán?
–El porcentaje de mujeres universitarias es muy elevado. Las jóvenes conocen perfectamente sus derechos y suelen ser bastante activas en la sociedad, aunque existan muchos retos por las que haya que seguir luchando. Hacer cine es algo muy gratificante, pero difícil y complicado. No porque yo sea una mujer; hacer cine requiere de unos nervios de acero. Los iraníes respetan a sus mujeres, sobre todo a aquéllas que trabajan duro y consiguen sus objetivos a pesar de las dificultades. En la última década, el número de mujeres directoras de cine se ha duplicado. Existen medios para que podamos avanzar. Pero aun así son muy pocas las mujeres directoras de cine en todo el mundo.
–Esa tensión entre la pujanza de las mujeres por su «liberación» choca con las convenciones sociales. De hecho, en su película, Nahid tendrá que transigir.
–Ella acepta provisionalmente su situación, como si viviera encarcelada. Pero no es ese tipo de mujer al que se pueda mantener encerrada mucho tiempo. Es muy inquieta y demasiado libre. Es posible que de manera provisional se quede quieta, pero tarde o temprano dejaría de conformarse y actuaría. No obstante, Nahid no representa a la mayoría de la gente de Irán. Es ilógico pensar que la mayoría de los iraníes están enfrentados con problemas judiciales, la cárcel o los juzgados. Nuestras leyes no son tan duras, pero hay mucha discusión sobre el tema de la custodia y la manutención de los hijos. Hay muchos que piensan que dichas leyes deben cambiar en algunos puntos.
–Su película plantea temas espinosos como lo hiciera la reconocida «Nader y Simin. Una separación». ¿Ha abierto la cinta de Farhadi una ventana en Irán?
–Fue una película muy importante y valiosa porque hablaba del nuevo Irán y sobre la clase media de Teherán. Se hicieron muchos comentarios sobre la película y salieron muchos artículos en los periódicos y en las revistas. Por otro lado, lo más destacado es la forma en que Farhadi narra la historia. Es un drama que supo conmover a todo el mundo.
La causa contra el cineasta Jafar Panahi por parte de las autoridades iraníes y los consecuentes encarcelamientos y arrestos domiciliarios a los que se ha visto sometido desde hace siete años han puesto el foco en los límites a la libertad creativa en un país que ha dado autores de la talla de Abbas Kiarostami y el propio Panahi. El realizador ha triunfado en varias ocasiones en el mismo Festival de Cannes que, en su pasada edición, premio a Ida Panahandeh como talento emergente por «Nahid». Preguntamos a la directora por el «caso Panahi», la cara visible y polémica del cine iraní: «Naturalmente me entristeció mucho esa noticia, como a todos mis compañeros de profesión. Los artistas de un país son como los espejos radiantes que reflejan el espíritu de la época en la que trabajan. Nadie debe impedir que dicho espejo no pueda ser reflejado». A pesar de las mil piedras en su camino, que le impiden viajar al extranjero y dirigir cine, Panahi tiró de ingenio en su última cinta, «Taxi Teherán», para hacer lo único que sabe: filmar su Irán. Panahandeh se congratula de que el director esté cada vez más presente en la vida cultural del país: «Afortunadamente, Jafar Panahi ha asistido en estos últimos meses a muchas reuniones culturales y cinematográficas, y creo que está de muy buen ánimo. Espero que se solucione muy pronto su situación y pueda volver a salir del país y viajar al extranjero».

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