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La jota de Saura se baila sin cachirulo

Carlos Saura graba en Los Ángeles de San Rafael su nuevo documental musical, ‘La Jota’
Carlos Saura graba en Los Ángeles de San Rafael su nuevo documental musical, ‘La Jota’larazon

En 1981, Carlos Saura rodó su primer musical: "Bodas de sangre". Pocos años después, vendrían "Carmen"y "El amor brujo". Hasta ahí todo normal, es decir, la música al servicio del guión. Es a partir de "Sevillanas"(1991) cuando Saura decide quedarse con la pulpa, con lo esencial. Ya no hay nada que contar, sólo cantar y danzar frente a grandes paneles iluminados, sin excusa argumental alguna. Este tipo de musical "a lo Saura"le ha rendido a las mil maravillas. El cineasta ha dado testimonio del flamenco, el fado, el tango, la zonda argentina... Y ahora la jota. A la vejez (83 años gasta Saura, aunque su vitalidad haga pensar en muchos menos) el director oscense regresa a su tierra para dejar memoria visual y sonora de su música folclórica. Estos días rueda en Los Ángeles de San Rafael "La jota".

"Los aragoneses siempre me dicen que ya está bien de tanto tango y tanto flamenco, que dónde está la jota", explica el cineasta. Para Saura, la jota anda "postergada, no sé por qué, ya que es un arte mayor"; aspira a que su trabajo "estimule a la gente a cantarla y bailarla". Y, ante todo, pretende mostrar la riqueza y variedad de este género. De hecho, esta misma semana está rodando junto a Sara Baras y Miguel Ángel Bernal una fusión entre alegrías de Cádiz y jota. No, no se ha vuelto loco: "En cuanto rascas te das cuenta de que un ritmo más amplio de lo que parece"y, desde su profunda erudición en materia folclórica explica cómo la jota en los años de "La Pepa"se imbricó con el flamenco que se cantaba en la capital constitucional. En "La jota"habrá varias combinaciones y homenajes: a Imperio Argentina, a Paclo Rabal, a Labordeta... Eso sí, no verán ustedes traje regional: "Me gusta que se baile de manera más natural y contemporánea. Prefiero la jota sin cachirulo".

El ritmo de rodaje es frenético. Doce horas al día. Lo sabe bien Sara Baras que, a pesar de tener que repetir una y otra vez las tomas, no pierde la sonrisa: "Es un gusto como bailarina compartir y colaborar con Saura en una película así". Ambos se conocen bien, han trabajado en varios de los musicales del aragonés. Y con Miguel Ángel Bernal, todo va sobre ruedas: "Es un regalo bailar con él; aunque él sea jotero y yo flamenca, nos entendemos a las mil maravillas. Cada vez estoy más enamorada de la jota y de la tierra".