Medeiros: «Siempre hay que pedir perdón a los hijos»

No es ni tan cursi como Fabienne, la novia de Butch, su papel en «Pulp Fiction» (1994), ni tan despiadada como Fátima do Espíritu Santo, la mala de «Airbag» (1997), más bien parece una chica lista, pero prudente, a pesar de que se expresa con total propiedad en los muchos idiomas que habla y ha vivido más experiencias en sus 48 años que algunos países en todo un siglo. Ahora la multidisciplinar y multiétnica María de Medeiros presenta su nueva película como directora, «Los ojos de Bacuri», en Novo Cine, la VIII Muestra de Cine Brasileño en España, que ha obtenido un buen puñado de premios en diversos festivales. Recibió del propio Ministerio de Justicia el encargo de retratar a estas tres mujeres de generaciones distintas, pero de la misma familia, relatan una historia de supervivencia frente a la dictadura y de huidas. «Quizá pensaron en mí porque es un tema que une mucho los continentes: las protagonistas son brasileñas, pero también muy europea, porque la madre, Encarnación, tiene origen español, de Murcia; sus padres se fueron muertos de hambre a Brasil en el arranque del siglo XX y nunca se hicieron ricos. Después, el exilio a Chile, más tarde a Italia... Un vaivén entre Latinoamérica y el Viejo Continente que es un poco también mi vida», comenta la directora. Efectivamente, nació en Lisboa, se crió en Austria, posteriormente volvió a Portugal antes de irse a estudiar a Francia y ha desarrollado su carrera entre Estados Unidos, Brasil, España, Francia... Además de la necesidad de la memoria, que también era evidente en su filme «Capitanes de abril» (2000), la artista se sintió atraída por el personaje ausente, el guerrillero que murió (amante de la protagonista y padre de su hija), que además de valiente e idealista, «tenía unos ojos tan bellos que debía esconderlos, porque ¿quién va a lograr pasar desapercibido con una mirada así?».

Nuevas familias

La artista acaba de llegar de Brasil, donde ha protagonizado la obra teatral «A nuestros hijos», de Laura Castro, que, según nos explica, «trata de las nuevas relaciones familiares, los hijos de parejas homosexuales...». Y que ahora está adaptando con la autora para convertirla en un guión de cine que dirigirá. Ha aprendido de la experiencia que «siempre tenemos buenas razones para pedirles disculpas a nuestros hijos. Tengo dos niñas y les pido disculpas cada día porque no hay manera de evitar los errores». Llega fascinada por el empuje de Brasil frente a la decadencia de la Península Ibérica: Estoy trabajando mucho allí porque me estimula que estén valorando tanto la producción cultural, que se haya fraguado una enorme clase media, que es, en el fondo, la que hace progresar la expresión artística. Admiro también que se haya sacado a 30 millones de personas de la miseria. Hay allí un dinamismo que me atrae mucho».

Actriz, directora, cantante... Medeiros dará un concierto el día 18 en Santiago de Compostela y el 4 de diciembre en el Fernán Gómez de Madrid. Sin embargo, ella no cree que esto la disperse: «Muchas las experiencias que adquiero en el cine y en el teatro luego las puedo desarrollar en la música y luego vuelven al cine». Hay un diálogo entre mis actividades.