Crítica de cine

Tim Burton: «Me identifico siempre con historias de inadaptados»

Unos niños fuera de lo común protagonizan la nueva película del cineasta, un hombre caótico en el set de rodaje que dice que de pequeño era como Benjamin Button.

Tim Burton: «Me identifico siempre con historias de inadaptados»
Tim Burton: «Me identifico siempre con historias de inadaptados»larazon

Unos niños fuera de lo común protagonizan la nueva película del cineasta, un hombre caótico en el set de rodaje que dice que de pequeño era como Benjamin Button

Ransom Riggs es un tipo peculiar. Quede claro que no a simple vista, como le sucede a Tim Burton, sino a la hora de contar sus historias, repletas de toques bizarros y que acompaña de fotografías antiguas con un regusto macabro. Desde niño supo qué quería contar. Nació en una pequeña granja de la costa de Maryland, aunque sus veranos los pasaba en Englewood, Florida, un paraje ideal para practicar uno de sus deportes favoritos, la natación. Su afición por la escritura le llegó muy pronto y tecleaba sus historias en una vieja máquina de escribir que se atascaba con más frecuencia de lo deseado. Unas Navidades le regalaron una cámara de fotos y ahí comenzó su verdadera obsesión por las imágenes que gusta de entremezclar en sus historias. A los diez años ya se sentía fascinado por las fotografías antiguas de tono salmón. Un día compró y enmarcó el retrato de una chica que le recordaba a alguien. Meses después descubrió en su reverso que se trataba de una joven que había muerto por leucemia. «Tim (Burton) y yo hablamos de que las fotografías tienen vida más allá de ellas mismas, y eso nos parece fascinante».

Al poco tiempo de comenzar a dar forma a la novela «El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares» (publicada en 2011 y convertida en el número uno de los libros más vendidos durante semanas de «The New York Times», está inspirada en su colección de imágenes «vintage») se topó con un coleccionista de fotos antiguas, Leonard Lightfoot, en el famoso mercado de antigüedades Rose Bowl de Pasadena. Él le puso en contacto con otros para poder crear así el estrambótico universo que destila cada página de su libro. Tim Burton conectó rápidamente con él. Como eterno fan suyo, a Riggs le resultó surrealista hablar con él y observar cómo trabajaba, pues «se pasea por el set como un científico loco en su laboratorio, rebosante de energía y entusiasmo, algo que resulta realmente contagioso», asegura. ¿Qué tienen de peculiar esos niños? La cinta relata cómo un muchacho introvertido de Florida, a raíz de la extraña muerte de su abuelo, con el que tenía una relación muy estrecha, viaja a Gales para investigar más sobre su antecesor. Allí descubre que todas las historias que este anciano le contaba de niño antes de ir a dormir, en las que dejó de creer cuando empezó a crecer, eran verdad. Y que realmente existe una casa en la que viven Emma (Ella Purnell), una joven que al controlar el aire puede flotar y respirar bajo el agua; Enoch (Finlay MacMillan), un pequeño doctor Frankenstein capaz de animar objetos; Hugh (Milo Parker), un muchacho que tiene una colmena de abejas en el interior de su boca.. y muchos más.

El director de «Beetlejuice» (1988) y «Eduardo Manostijeras» (1990) conectó rápidamente con el manuscrito de Riggs, pues la temática de la obra está en línea de las películas de Tim Burton. «Me gustaron enormemente las fotografías que Ransom incluye en sus novelas, ya que es una forma muy interesante de construir una historia, como si se tratara de una fábula extraña que va poco a poco cobrando vida», afirmaba el director en una entrevista reciente a «The New York Times». Al cineasta no le hizo falta leer el libro para saber que esta historia sería la materia de su nueva película tras «Big Eyes», pues poseía un fuerte componente visual que se prestaba a ser llevado a la pantalla. Las fotografías, con esa mezcla perfecta de magia aderezada con toques góticos y tenebrosos, llamó su atención de inmediato. Cuando Burton leyó el libro se identificó totalmente con los temas que tocaba. «Las vi y me di cuenta de la extraña mezcla de poesía, miedo y belleza que albergaban. Las encuentro irresistibles, como las viejas películas de miedo que siempre me han encantado. Y como todas las cosas peculiares, no resultan fáciles de clasificar. Además, siempre me he sentido identificado con las historias de inadaptados, quizá porque yo de niño lo fui», señala. Sobre si la cinta se puede enmarcar en el género de superhéroes, Burton explica que jamás vio la película de esa manera: «Siempre sentí que era una versión más humana y las habilidades de cada chico me parecieron menos como un superpoder y más como una aflicción. Y fue este nivel, más mundano y humano, el que realmente atrajo mi atención».

Cables y atrezzo gigante

Confiesa Burton que efectivamente se siente un «bicho raro», que en este mundo invadido por las nuevas tecnologías a él le cuesta asomarse a internet, a esa ventana que hoy te conecta con el mundo «porque lo que verdaderamente me interesa es la película como obra artística. Yo no pienso en la taquilla ni en el dinero que me pueda reportar. Ésa no es mi batalla. Quizá por eso se me puede considerar también un tanto peculiar», asegura. Una de las particularidades de la película es que Burton intentó prescindir lo más posible de los efectos digitales para facilitar la interpretación de los jóvenes actores, pues para muchos de ellos éste era su primer papel, de ahí que levitaran de verdad mediante cables, y que se creara un atrezzo gigante para que Pixie Davies, la intérprete más joven, pudiese parecer tan fuerte como lo es su personaje.

Asa Butterfield, principal actor junto a Eva Green y cuyo objetivo en el filme es proteger a los niños, se siente satisfecho del resultado de su trabajo: «He puesto todo mi esfuerzo en dar vida a mi personaje y además he hecho amigos. Tim Burton es un director sencillamente extraordinario», explica el joven actor británico, que comenzó su carrera junto a Martin Scorsese en la estupenda «La invención de Hugo». «Todos los profesionales que trabajaron en aquella película eran la ‘‘creme de la creme’’ de la industria. Hablando con ellos y escuchando sus historias aprendí una lección diaria», recuerda.