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Emblemas de la españolidad

Las Costus: De la flamenca en el televisor a la pintura kitsch

Esta disruptiva e icónica dupla de artistas amalgamó como nadie la tradición y el elemento subversivo

"Caudillo", de Las Costus Archivo

Dos de los descubrimientos de Robert Venturi en «Aprendiendo en Las Vegas» (1978), «lo trivial y la belleza de lo ordinario», abrieron los ojos a numerosos artistas en ciernes que partían del ideal anarquista del punk: ¡Hazlo tú mismo! Una máxima tan simplona como la de Mies Van der Rohe Menos es más, contestada por Venturi por Menos es un aburrimiento. El arte como divertimento. Elogio del arte pop como referente central y la mezcla de todos los estilos realizada con desfachatez e ironía. Entre los jóvenes que llegaron a Barcelona dispuestos a fundar comunas jipis, los más creativos copiaron el underground norteamericano hasta conseguir un estilo propio. Algunos de ellos, confluyeron brevemente en la revista «Disco Expres» (1978): FJ Losantos, A Cardín, Lluís F. Calpena, Pepichek, Mariscal, Ceesepe, Nazario y Gallardo, y colaboraron gente de la Movida. Justo cuando el nacionalismo mostraba ya su zarpa totalitaria y deshacía lo conseguido.

Chochonismo ilustrado

Madrid fue otro foco de atención donde recalaron los dos componentes de las Costus. Su casa fue centro de reunión de una fauna urbana, friquis y punkis de clase bien, que pululaban por su estudio: Alaska, Fabio de Miguel, Almodóvar, Carlos Berlanga, y Tino Casal. El fracaso de Barcelona, que dejó de ser para ser la ciudad que fue, decantó el triunfo al Madrid de las Costus y el grupúsculo que participó en la Exposición del «Chochonismo ilustrado» (1981) en la galería Vijande. Un cambio de paradigma, parafraseando a Kuhn, que iría más allá de la Movida. Y las Costus lo harían mezclando en sus cuadros los desechos de la modernidad, combinando las Bellas Artes con el arte vulgar. Una serie de elementos destacaban en la exposición de las Costus: la tribu de las chochoni –el grupo seminal–, el «Hola» como referente pictórico pop y las muñecas andaluzas de Marín. La pintura de las Costus ignoraban al Equipo Crónica.

Utilizaban una técnica menos elaborada, muy similar a los cartelones de las fachadas de los cines. En sus cuadros también destacaban elementos de la cultura pop, pero sin adictivos ideológicos progres. Para las Costus eran chochonis el Sha de Persia y Farah Diba, copiada de la portada del Hola de enero de 1979. La duquesa de Alba con ricitos, Carmen Polo de Franco, «la collares», saludando, Franco a caballo y muchas muñecas de Marín. La serie «Las Marinas», pintadas en gran formato, homenajeaba a las muñecas andaluzas de las tiendas de souvenirs fabricadas por Marín en Chiclana. Celebración de la menospreciada España Cañí y de la pintura kitsch. Enrique pintaban de forma realista y Juan, los fondos punkis y los faralaes psicodélicos y fosforescentes. Su obra tenía dos ejes centrales: los retratos de folclóricas –Lola Flores, Paquita Rico, Amina y Carmen Sevilla–, y «El Valle de los Caídos» (1980-1989), serie con la que homenajearían al escultor Luis Sanguino, tío de Juan, que realizó las esculturas de los cuatro ejércitos de El Valle de los Caídos. Para esos cuadros de gran formato, posaron sus amigos: unos con atuendos punk, otros vestidos con túnicas recamadas y travestis y gais con ropas posmodernas.

Representaban las esculturas que decoraban la Basílica de El Valle de los Caídos: Vírgenes, Virtudes y Evangelistas, en las que, de forma alegórica, combinaban el estilo barroco con el actual. Un cuadro esencial, que acabó formando parte de la serie del Valle es «Aparición de Franco ante el Sagrado Corazón», con un fondo acrílico fosforescente, que visto con la luz negra de una disco resplandece. La influencia ocultada de Fabio de Miguel parece tan evidente en el cuadro como esencial en el grupo. Pablo Sycet, testigo presencial, escribió: «Fabio McNamara es el verdadero icono de aquellos años, renovador de las costumbres sociales, modas y maneras de entender la vida». Sobre todo en el primer Almodóvar, Fabio fue el motor del dúo cómico-musical friqui Almodóvar & McNamara, tanto como las Costus: en su piso, rodó Almodóvar su peli-fotonovela «Pepi, Luci y Bom y otras chicas del montón» (1980), con cameos de los personajes que acudían al estudio de Enrique Naya y José Carrero. Lo que hoy puede parecer una simpleza, la unión de dos tradiciones: la aceptación divertida de los emblemas de la españolidad más despreciados mediante la subversión gay y el distanciamiento irónico posmoderno fue esencial en la transformación radical de la cultura española de la Transición. Y así comenzó, entre risas y coloconeos en la casa de las Costus.