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Crítica de "En el Adamant": desde la distancia justa ★★★★

Dirección: Nicolas Philibert. Guion: Nicolas Philibert y Linda de Zitter. Francia, 2023. Duración: 109 minutos. Documental.
Un fotograma de "En el Adamant"
Un fotograma de "En el Adamant"Imdb
La Razón
  • Sergi Sánchez

    Sergi Sánchez

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Al contrario que Frederick Wiseman, que parte de un espacio o una institución para observar lo que ocurre en su interior, Nicolas Philibert utiliza ese espacio y esa institución como un marco que define la condición de sus habitantes, pero siempre teniendo en cuenta que lo más importante es su interés genuino en el individuo, en lo que este tiene que contarnos sobre su percepción del mundo. No es casual que los testimonios de los protagonistas de “En el Adamant”, Oso de Oro en la última Berlinale, quieran desafiar precisamente los prejuicios implícitos en ese marco, que no es otro que un centro de día dedicado al cuidado de la salud mental, instalado en una estructura flotante en el río Sena.
Con un estilo alérgico al intervencionismo, la cámara de Philibert se sitúa en el lugar de la escucha y la observación. In media res, nos costará encontrar nuestra silla, porque no se nos explica cuál es la dinámica de trabajo del lugar, quién es enfermo y quién no, si hay alguna misión que cumplir. El espectador parece un nuevo cuidador o un nuevo enfermo, inmerso de pronto en un taller de arte o en el debate para organizar un cinefórum.
Y los pacientes hablan: como ya ocurría en “El país de los sordos” o en “La moindre des choses”, situada en la clínica psiquiátrica de La Borde, lo que dicen forja su singularidad, la construcción de una subjetividad que, más allá del sufrimiento o la extrañeza, ha encontrado un espacio para expresarse libremente, al margen de lo que el sistema social o sanitario piense de ellos. Si en el documental es básico filmar desde la distancia justa, Philibert lo consigue desplegando una mirada democrática, respetuosa, nunca sensacionalista, sobre su objeto de estudio, haciéndonos pensar que todas estas voces podrían ser las nuestras.
Lo mejor:
Su mirada respetuosa y empática, siempre atenta a no invadir el espacio emocional de sus entrevistados.
Lo peor:
Que, al principio, parezca que Philibert está explotando las desgracias de los pacientes del centro de día.