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Estreno

Crítica de "Los osos no existen": Pahani, autoficción herida de muerte ★★★★★

Dirección y guion: Jafar Panahi. Intérpretes: Jafar Panahi, Mina Kavani, Naser Hashemi, Sinan Yusufoglu, Reza Heydari, Bakhtiyar Panjeei. Fotografía: Amin Jaferi. Irán, 2022. Duración: 107 minutos. Drama.

Un fotograma de "Los osos no existen"
Un fotograma de "Los osos no existen"Imdb

Una de las muchas cosas admirables de “Los osos no existen” es que Jafar Panahi nunca siente la tentación de victimizarse. Es escalofriante pensar que rodara esta extraordinaria película poco antes de dar con sus huesos en la cárcel, porque en ella no hay ni un asomo de autocomplacencia con su condición de cineasta forzado a trabajar desde la clandestinidad. En el centro del filme se produce un severo cuestionamiento sobre la responsabilidad moral que implica crear imágenes en un contexto en el que el artista quiere que la realidad cuadre en su sistema de valores y, al mismo tiempo, siente que le desborda, que no puede con ella, y que cualquier acto creativo, por inocente o bienintencionado que parezca, puede abrir heridas o provocar la persecución pública.

Si Panahi ha sabido hacer cine político desde espacios cerrados, ahora construye un complejo laberinto de espejos con él como protagonista, reflexionando, claro, sobre qué significan las distancias: o lo que es lo mismo, sobre cómo ser fiel a la cruda realidad de los que quieren huir de Irán mientras él filma sus vidas a lo lejos, en remoto, mientras, en su retiro, la cercanía con el pueblo llano despierta las sospechas de los que le habían dado refugio. Y en un punto medio, él y su propia película, que no desechan el sentido del humor -ese wifi huidizo, que hay que cazar al vuelo- y que se preguntan en qué sentido el cine puede forjar una ética individual, un punto de vista, que le haga justicia a la compleja textura de la vida sin traicionar sus afectos y sus debilidades.

Lo mejor:

Que la disidencia de Panahi le sirva para hacer examen de conciencia sobre su condición de cineasta político.

Lo peor:

Que algún día se canse de luchar contra los elementos para seguir haciendo cine.